Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 144. Base Secreta

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 144.
Base Secreta

Similar a como había sido su rutina en el Nido hasta entonces, esa mañana Lisa Mathews se despertó y acudió al gimnasio para correr un poco en la caminadora. Le sorprendió encontrarse con el equipo de mantenimiento limpiando los vidrios rotos de un par de espejos, y reemplazando estos con unos nuevos. Tuvo curiosidad de preguntar qué había pasado, pero una parte de ella le dijo que en verdad no quería saberlo, así que se enfocó únicamente en su ejercicio.

Luego de ejercitarse, ducharse y desayunar, se dirigió sin mucho ánimo a la sala de investigación que había estado ocupando desde su llegada a la base. En el comedor escuchó decir a algunos otros miembros del equipo científico que los transportes para aquellos que habían solicitado días libres esa semana comenzarían a partir esa misma tarde. A Lisa no le habían informado aún nada al respecto, pero esperaba en serio que en la lista de personas que dejarían la base ese día, estuviera el suyo.

Hasta que eso ocurriera, ocuparía la mañana en un par de pruebas más que había dejado pendiente del día anterior, se encargaría de poner totalmente en orden sus notas para que no hubiera ningún problema para que la persona que la reemplazara lograra entenderlas, y más tarde se encargaría de empacar todo lo que había llevado consigo, que en realidad no era mucho. Suponía que no le dejarían llevarse nada de lo que le habían dado ahí (incluida la vestimenta), pero esperaba que le regresaran su computadora y teléfono intactos como habían prometido.

Cuando bajó del elevador en el nivel —5 y comenzó a caminar por el pasillo en dirección a la sala 5016, iba muy concentrada listando en su cabeza todo lo que haría. Tanto así que no reparó en la persona sentada en el suelo del pasillo, justo delante de la puerta a la que se dirigía, hasta que estuvo a unos cuántos centímetros de chocar con ella. Aquella persona tenía sus brazos rodeando sus piernas, pegadas estás contra su cuerpo. Su rostro se ocultaba contra sus rodillas, y en los largos cabellos rubios que le caían a su alrededor. Y aunque no veía su rostro directamente, su complexión delgada, su cabello rubio lacio y que le llegaba a los hombros, o incluso su propia presencia, le resultaron bastante familiares… para su pesar.

—¡Ah! —exclamó en alto sin proponérselo inspirada por la impresión. Su voz retumbó en el eco del pasillo.

Gorrión Blanco se sobresaltó al escuchar su gritito, y alzó lentamente su mirada adormilada en su dirección. Parpadeó un par de veces, intentando enfocar mejor su mirada, y soltó entonces un agudo bostezo.

—Hola, Dra. Mathews —murmuró con voz aletargada, mientras se tallaba un ojo—. Lo siento, ¿acaso la asusté?

—¿A mí? —musitó Lisa, nerviosa—. No, no… claro que no… Pero, ¿qué haces aquí?

—Quería hablar con usted —se explicó Gorrión Blanco, al tiempo que se ponía de pie—. Creí que estaría en su oficina, pero… creo que esta tarjeta no abre esa puerta —susurró apenada, alzando su tarjeta de acceso y señalando con ella justo a la puerta delante de ella—. Así que sólo esperé a ver si salía o llegaba, y creo que me quedé dormida unos minutos. ¿Estuvo mal?

Había angustia en su voz al pronunciar aquella pregunta, como si en verdad le preocupara el hecho de haber hecho algo incorrecto.

—No, supongo que no —le respondió Lisa, encogiéndose de hombros—. Pero, ¿de qué querías hablar? —le preguntó con voz cauta, mientras se aproximaba lentamente hacia la puerta de la sala, con su espalda casi pegada a la pared para no acercarse de más a la joven de cabellos rubios—. Creí que había quedado claro el otro día que yo no podía ayudarte con… tus problemas de memoria.

—Lo sé —asintió Gorrión Blanco—. Pero sólo deseo hablar un poco con usted. Después del Sgto. Schur, usted es la única persona en esta base con la que me siento en completa confianza. Y bueno —susurró apenada, girándose hacia otro lado, y acomodando discretamente un mechón de cabello detrás de su oreja—. Con él… ocurrió algo hace rato y no puedo hablarle en estos momentos.

Había algo sospechoso en la forma en la que se había referido al Sgto. Schur, mas Lisa no se fijó demasiado en ello, pues su atención se había quedado en el comentario que había hecho con respecto a ella.

—Espera… ¿conmigo? —masculló Lisa, señalándose con un dedo—. ¿Te sientes en confianza conmigo…?

—Sí —asintió Gorrión Blanco, efusiva—. Usted fue la que me logró despertar, y además… no lo sé, siento que siempre ha sido sincera conmigo.

Su rostro se ensombreció de pronto, y agachó su cabeza, como si se sintiera de alguna forma avergonzada.

—Aunque sé bien que mi presencia le incomoda. O incluso puede que me odie un poco, ¿verdad?

La miró de reojo, como si sinceramente esperara expectante escuchar su respuesta a aquella pregunta. Lisa, sin embargo, permaneció en silencio. No sabía qué le sorprendía más, enterarse de que aquella muchacha en verdad era consciente de la inquietud que la invadía cuando estaba en su presencia, o que aun así le dijera que sentía “confianza” estando con ella. Para Lisa una cosa debería contradecir a otra, pero al parecer en la mente de esta muchacha las cosas funcionaban distinto.




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