Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 147. El Lucero de la Mañana ha Salido

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 147.
El Lucero de la Mañana ha Salido

La puerta de la sala de interrogatorios se abrió abruptamente, y tanto Cody como Lucy se pusieron en alerta, anticipando el regreso del mismo soldado que los había estado cuestionando hasta ese momento. Y en efecto, aquel soldado venía de regreso, pero no lo hacía solo. Y en cuanto Cody posó sus ojos en la mujer de cabellos negros rizados, anteojos y bata blanca, su reacción inmediata fue pararse de su silla, prácticamente de un brinco.

—¡Lisa! —exclamó entusiasmado, esbozando una amplia sonrisa tan larga que casi hizo que le dolieran las mejillas.

Una gran alegría, aderezada con alivio, se apoderó de su pecho, haciendo a un lado la asfixiante preocupación que se había posado sobre sus hombros. Era ella, en verdad estaba ahí, y parecía estar completamente sana. Quería acercársele y abrazarla lo mejor que sus manos esposadas se le pudieran permitir… pero desistió de la idea casi al instante.

Un vistazo más certero a la expresión de Lisa, y en especial a como sus ojos centellantes de furia lo miraban, lo hizo darse cuenta de que ella no compartía del todo su alegría de verlo.

—¿Lisa…? —susurró despacio, vacilante.

La bioquímica respiró profundo por su nariz, apretó sus puños a cada costado de su cuerpo, y soltó al aire con voz áspera:

—Eres… un… ¡tonto! ¿En qué estabas pensando? Podrían haberte matado.

Cody se hizo hacia atrás por mero reflejo al escuchar tal recriminación, y una reacción similar, aunque más sutil, surgió también tanto en Lucy como en Francis. Éste último miró con curiosidad a ambos, parado a lado de la puerta con sus brazos cruzados frente a su pecho. No era como se había imaginado que sería esa conversación cuando la Dra. Mathews le suplicó de esa forma que la dejara hablar con su novio.

—Sólo quería saber que estabas bien —se defendió Cody, procurando recuperar la compostura—. Te desapareciste de esa forma durante semanas, sin decirme nada…

—Te mandé un mensaje —espetó Lisa, señalándolo de forma acusadora—. Te dije que empezaría mi nuevo proyecto, que estaría fuera un tiempo, y me reportaría contigo en cuanto pudiera.

—¿Y se supone que debía estar tranquilo sólo con eso? —exclamó Cody, sonando en ese punto casi indignado—. No tenía ni idea de a dónde te habías ido, por cuánto tiempo, o a hacer qué.

—¿Y decidiste que lo mejor era lanzarte sin rumbo hasta al otro lado del país para buscarme? ¿Qué clase de persona loca hace eso?

—¡Un novio preocupado por la seguridad de su novia!

—Por favor… —resopló Lisa con ironía, volteándose hacia la pared con tal de no mirarlo.

Lucy miraba a cada uno con expresión incómoda, turnándose entre uno y otro conforme hablaban, como si de un partido de tenis se tratase.

—¿No debería separarlos? —susurró despacio, mirando en dirección a Francis. Éste, al darse cuenta que le hablaba a él, simplemente se encogió de hombros, indiferente.

—Va más allá de mis capacidades.

Su tono era estoico como siempre, pero cualquiera podía notar que la situación le divertía, aunque fuera un poco.

Cody respiró hondo, intentando calmar sus ánimos antes de volver a hablar. Era evidente que Lisa estaba molesta, y el que él se enojase no ayudaría en nada a mitigar la situación.

—Escucha —murmuró con voz más templada, aproximándose un par de pasos hacia ella—, cuando te fuiste, recién acabábamos de pasar por una situación peligrosa allá en Oregón, y una persona muy cercana a mí terminó lastimada. Y tú no me respondías mis llamadas, y luego te fuiste de esa forma. Perdón si acaso me puse paranoico, pero temí que pudiera haberte pasado algo malo a ti también.

—Ya te había dicho que me estaban considerando para otro proyecto del gobierno —alegó Lisa, girándose de nuevo hacia él aún con actitud desafiante.

—Sí, pero no me dijiste que era algo como… esto —señaló Cody, extendiendo sus brazos (aunque no mucho, en realidad, por las esposas) hacia su alrededor—. ¿Trabajar en este sitio es tu proyecto?

—Por el amor de Dios, Cody. ¿Qué parte de esto te parece que hubiera podido compartirte? ¿No es más que obvio que se trataba de un secreto?

Hasta ahí llegaron los intentos de Cody de calmarse, pues al instante comenzó a calentarse de nuevo.

—Pues quizás si no hubieras sido tan evasiva con esto, no me hubiera preocupado tanto.

Lisa soltó de pronto una sonora carcajada sarcástica.

—¿En verdad quiere que hablemos de secretos y de ocultarnos cosas, profesor? Yo tenía un contrato y la seguridad nacional como excusa. ¿Cuál es la tuya para no confiar en mí?

—Lo hice —espetó Cody en alto—. Te lo dije todo, y huiste de mí, ¿recuerdas?

—¡No hui! Sólo necesitaba… tiempo para asimilarlo todo. Fue demasiado.

—Por eso mismo temía decírtelo. Temía también que estuvieras en peligro por mi culpa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.