Resplandor entre Tinieblas
Por
WingzemonX
Capítulo 153.
Las Ruinas del Nido
Charlie se puso de pie, resintiendo un leve dolor en las rodillas al momento de hacerlo, pero lo supo esconder bastante bien. De giró entonces hacia Lucy con actitud firme.
—Terminemos con esto de una buena vez. ¿Dónde está tu amigo que está causando estas ilusiones?
—¿Su amigo? —murmuró Francis, un tanto confundido, antes de que Lucy pudiera responder—. ¿Hablan del profesor? ¿Esas criaturas son ilusiones creadas por él?
—Es un poco más complicado que eso —murmuró Lucy en forma de un escueto susurro—. Pero lo importante es que la única forma de hacer que desaparezcan, es despertándolo. Eso interrumpirá la pesadilla.
—Sencillo —señaló Charlie con ligera ironía—. ¿Y en dónde está?
—Sigue ahí —indicó Francis, señalando con debilidad hacia el pasillo—. Al fondo, cerca del final, en el mismo sitio en el que le dispararon a la Dra. Mathews. Antes de que pudiera jalar a Gorrión Blanco hasta esta habitación, vi claramente como ambos eran rodeados por estos insectos, y envueltos en… no sé ni qué era. Algún tipo de capullo de telarañas.
—¿Telarañas? —exclamaron Charlie y Lucy al mismo tiempo con confusión.
—Asómense y mírenlo ustedes mismas.
Lucy y Charlie se miraron entre ellas, claramente dubitativas entre hacer o no lo que ese hombre les proponía. Al final ambas asomaron apenas un poco su cabeza por el marco de la puerta, echando un vistazo rápido al pasillo. De nuevo lo que más lograron ver fueron los cientos de monstruos cubriendo las paredes. Pero más allá de ellas, más al fondo del pasillo, distinguieron una estructura blanca que, en efecto, parecía creada por telarañas enormes que se extendían del suelo al techo. Y en medio de ellas, una ovalo grande y brillante del mismo material, que en efecto parecía estar envolviendo algo; o a alguien.
—Como el capullo de una mariposa —susurró Lucy con cierta ironía—. O polilla…
Ambas se refugiaron de nuevo en el interior de la habitación, antes de llamar la atención indeseada de alguna de esas criaturas.
—¿Seguro que está ahí dentro? —cuestionó Charlie, un poco escéptica.
—Vi con mis propios ojos cómo era encerrado en esa cosa —explicó Francis con aspereza.
—Grandioso —masculló Lucy, no dejando muy claro si lo decía con sarcasmo o no—. En esencia debe ser otra de sus ilusiones materializadas, así que sólo hay que abrirse paso hasta él. Con sus poderes de calor debería bastar, Sra. McGee.
—¿Debería? —inquirió Charlie, un tanto insegura por tan ambigua declaración.
—Nada más eso puedo decir —le respondió Lucy con voz áspera—. Todo en este punto es mera teoría, ¿de acuerdo?
—Está bien, no pierdas los estribos ahora. Vamos y terminemos con esto rápido.
—Ah, con “vamos” supongo que se refiere a usted y… —susurró Lucy nerviosa, señalándose a sí misma. Charlie la observó con mirada seria, dejando bastante implícita su respuesta—. No, no… Yo no creo que poderle ser de mucha ayuda allá afuera. De seguro sólo le estorbaré. Así que quizás lo mejor sea que yo me quede aquí, y…
—¿Qué no es tu amigo el que está allá afuera? —le reprendió Charlie con dureza.
—Amigo es una palabra muy fuerte. Incluso no sé si podríamos llamarnos compañeros…
Lucy de seguro tenía más argumentos en su lista que deseaba usar como justificación, pero de nuevo la expresión adusta en el rostro de Charlie, y el peculiar brillo de sus ojos, la persuadió de mejor no seguir.
—Está bien —suspiró con desanimo—. Ya estuve al borde de la muerte bastantes veces el día de hoy; ¿qué es una más?
Ambas se dispusieron a salir de una buena vez, aunque por supuesto con Charlie adelante, y Lucy refugiada a sus espaldas.
—Pero escuchen —pronunció Francis en alto antes de que se fueran. Las dos se detuvieron y se giraron a mirarlo una vez más—. No me pareció que estuviera dormido en lo absoluto. Más bien, sólo en shock.
Ambas mujeres analizaron unos momentos aquellas palabras, y entonces Charlie se viró hacia Lucy en busca de alguna explicación, si es que estaba dentro de sus capacidades poder compartirle una. Ella le había dicho que su amigo sólo perdía el control de sus poderes cuando estaba inconsciente; ¿qué ocurría entonces si ese no era el caso?
La rastreadora previó que decir que “no tenía todos los detalles” sería lo peor que pudiera hacer en esos momentos (aunque fuera cierto). Así que en su lugar intentó esforzarse un poco para plantearse algún tipo de teoría, en base a lo que conocía de los poderes de Cody, y cómo funcionaban. Era lo mejor que podía hacer de momento.
—Supongo… que la muerte de su novia debió disparar algún mecanismo de defensa en su interior, y lo sumió en algún tipo de estado catatónico, que para el caso es como si estuviera dormido. Quizás si lo hacemos reaccionar, igual debe poder dejar de hacer esto.
—Si eso no funciona, usen esto —indicó Francis, al tiempo que aproximaba una mano a su cinturón.