Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 13. Un Poco de Sentido

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 13.
Un Poco de Sentido

Samara no había dormido mucho esa noche, aunque se podría decir que era por buenas razones; más por emoción que por una de sus pesadillas habituales, que de hecho se habían mantenido ausentes desde hace ya unos días. Dicha emoción se debía a que deseaba ya ver a Matilda, no sólo para contarle lo que no pudo el día anterior, sino también para saber qué le había dicho su madre y si acaso creía que había oportunidad de verla pronto.

Pero también le entusiasmaba el sólo hecho de ver a Matilda en sí. Llevaba realmente poco tiempo de conocerla, pero en ese corto lapso se había acostumbrado a su presencia. Le era agradable, y se sentía cómoda y segura a su lado. Le gustaba cómo hablaba, como se comportaba, e incluso como olía. ¿Era raro que el olor de una persona fuera algo importante para ella al momento de juzgarla? Quizás, pero Matilda olía parecido a su madre, o al menos a cómo olía su madre hace ya algún tiempo, antes de que sencillamente comenzara a verla con ojos de odio y nada más; por eso le traía una cierta sensación nostálgica cada vez que la veía. No estaba segura si era por ella que sus pesadillas se habían calmado un poco, pero le gustaba creer que algo tenía que ver con eso.

Y saber que ella también tenía poderes, o habilidades especiales como ella decía, la hacía sentirse más cercana y en confianza con ella, como si pudiera contarle lo que fuera y no la juzgaría; y lo más importante, que le guardaría cualquier secreto. Era por ello que deseaba decirle a ella, y nadie más que a ella, el secreto que se guardaba acerca de sus pesadillas... y sobre lo horrible que siempre aparecía en ellas. Sabía que si se lo contaba, ella encontraría la forma de ayudarla, a librarse de... eso, y así volver a su vida normal. Tenía completa confianza puesta en ella, aunque a veces se preguntaba si acaso dicha confianza no terminaría por decepcionarla de nuevo.

En aquel momento se encontraba sentada sobre su camilla, encerrada en aquel pequeño cuarto de paredes blancas, pero que se había hecho un poco más grande desde que Matilda le dio aquel pequeño rompecabezas que había llevado consigo la noche en que se conocieron. No la dejaban tener a su muñeca Nancy consigo, pero ese pequeño rompecabezas no se lo habían quitado; no aún, al menos.

Se había divertido varias veces desarmando el cubo en sus ocho piezas de diferentes formas y colores, y volviendo a armarlo de nuevo hasta que se memorizó por completo la posición y orden de cada una. Esa mañana volvió a desarmarlo para volverlo a armar una vez más, y se percató de que ya no era tan divertido como en un inicio. Pero eso no le pareció tan raro; resolver varias veces el mismo rompecabezas, para nadie sería divertido. Una vez que lo completó, lo sostuvo sobre sus palmas, y lo contempló con detenimiento.

Recordó la manera tan hermosa en la que Matilda lo había hecho flotar delante de ella, lo había desprendido en sus piezas y vuelto a armar, todo por arte de magia... claro, no era magia, eso se lo había dejado claro en sus sesiones; sin embargo, lo parecía. Ese era un poder, o más bien una habilidad especial, que le hubiera gustado tener. Con una habilidad como esa de seguro se podrían hacer cosas hermosas y buenas, y no plasmar pesadillas y horrores en papel o en la cabeza de las personas. Podría incluso ser una heroína como en las caricaturas, o al menos ayudar a otros como Matilda lo hacía. Si tan sólo pudiera hacer algo como eso...

Y entonces lo pensó: ¿y si sí podía? Quizás podía hacer otras cosas diferentes a las que siempre hacía. Matilda le había dicho que podía plasmar sus pensamientos en los objetos; ¿no podría acaso plasmarlos en ese cubo? ¿O no era así cómo funcionaba? Quizás no, pero si sólo se la pasaba haciendo dibujos en el papel, no podría descubrir hasta dónde era capaz de llegar, o qué más podría hacer.

Se decidió a intentarlo, pero recordó la cámara de seguridad en la esquina que siempre la vigilaba. Si podía hacer algo más que desconocía, lo que menos deseaba era que esos sujetos que la espiaban lo supieran. Se giró sobre la cama de tal forma que le diera la espalda a la cámara, y sujetó el cubo entre sus manos.

¿Cómo lo haría con exactitud? La idea de plasmar una imagen en el papel tenía bastante sentido, incluso a nivel conceptual; ¿cómo aplicaba eso en hacer levitar un cubo de madera? Se esforzó mucho, miró el cubo fijamente, imaginando que flotaba aunque sea un poco de sus palmas, pero no ocurrió nada.

Suspiró con agotamiento. Intentó repasar un poco de lo que sí sabía de su propia habilidad. ¿Normalmente cómo funcionaba? Visualizaba algo en su mente, se concentraba, y la imagen se plasmaba en el papel, en las radiografías, o en la mente de las personas. ¿Y si intentaba visualizar la imagen del cubo flotando? Pero eso era lo que acababa de hacer, ¿o no? Quizás debía de hacerlo con más claridad y con más fuerza.




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