Resplandor entre Tinieblas
Por
WingzemonX
Capítulo 14.
Imagen de Niña Buena
Desde la perspectiva de la mayoría de la gente, pareciera que Lily Sullivan estaba teniendo un terrible día. Después de todo, muy pocas veces empezar la mañana en la sala de urgencias de un hospital, podría considerarse como algo bueno, especialmente cuando apenas se tiene diez años. Sin embargo, aunque las cosas no habían salido exactamente como ella lo esperaba, la verdad era que no podía quejarse. Una vez más había triunfado por encima de todos aquellos que habían querido hacerle daño. Por un momento, cuando el vehículo se dirigía sin freno alguno hacia el agua, realmente pensó que en esa ocasión no la contaría. Pero logró pensar rápido, concentrarse, y hacer que Emily cayera directo en la que había sido quizás su mejor obra. Hubiera sido perfecto si no la hubieran podido sacar del agua, o si los paramédicos no la hubieran logrado revivir. Pero fuera como fuera, ya no importaba. Era prácticamente imposible que volviera a despertar de ese profundo sueño en el que la había sumido; y si acaso existía una remota posibilidad de que eso ocurriese, lo más probable era que despertara como un vegetal andante, incapaz de atarse los zapatos siquiera.
De nuevo, había ganado, y eso era lo único que importaba.
Tenía que usar todo su control propio para que su autocomplacencia no se hiciera visible en su rostro, mientras reposaba en aquella camilla del área de urgencias. Le habían retirado su ropa húmeda mientras dormía, y colocado una holgada bata blanca con estampados de... ¿eran osos?; no importaba realmente. Como si realmente ponerle un estampado bonito a eso hiciera que todo fuera mejor. Las enfermeras la trataban muy bien y ella les sonreía y hablaba de la misma forma, pero moderadamente. Después de todo, dada la situación por la que acababa de pasar, no podía comportarse de manera casual y normal, ¿no? Y al parecer funcionaba, pues podía sentir como todas ellas se lamentaban, diciéndose entre ellas, y a sí mismas, lo afectada y traumatizada que esa pobre e indefensa niña debía de estar.
¿Afectada y traumatizada?, esa no era precisamente la descripción adecuada que ella usaría. Sí resentía un poco lo ocurrido con Emily, en efecto, ya que aquellas últimas palabras que le había dicho eran ciertas; realmente esperaba poder pasar más tiempo a su lado y sentía que juntas podían ser un buen equipo. Pero lo hecho, hecho estaba. Emily había tomado sus decisiones, y ahora ella tenía que ver hacia adelante. Una nueva familia la esperaba a la vuelta a de la esquina; una nueva casa, y una nueva oportunidad para... ¿para qué, exactamente? ¿Qué haría una vez que tuviera un nuevo patio de recreos en el cuál moverse y divertirse? Las posibilidades eran inmensas, pero no se precipitaría esa vez. Se tomaría su tiempo para disfrutarlo todo lentamente, como lo había hecho con sus pobres padres. ¿Quién sabe?, quizás estos nuevos papi y mami puedan mantener su interés por más de sólo diez años; eso dependería mucho de ellos.
Estar recostada en esa camilla la hacía recordar cómo había comenzado todo ello; como la habían llevado al hospital luego del intento de sus padres de quemarla viva. En aquel momento posterior igualmente todos la trataron con suma delicadeza y cuidado en cada acción, como si fuera tan frágil como el papel. En retrospectiva le producía gracia que por un segundo, Margaret y Edward creyeran que tenían la más leve posibilidad de llegar tan lejos, sino fuera porque ella se los permitiera. ¿En qué momento se habrían vuelto conscientes de ello? ¿En qué momento se habrán dado cuenta de que todo era un truco y que sus patéticas esperanzas eran poco más que una cortina de humo? Pobre de su padre ahora muerto, y pobre de su madre que tenía que seguir viviendo con ese peso. Tendría que rezar por ella en cuanto tuviera tiempo; de seguro eso le agradaría.
Alguien corrió la cortina azul que rodeaba su camilla; era una de las enfermeras, que ya había visto por ahí más temprano. Era de hecho la jefa de enfermeras, de nombre Lucy, y escoltaba consigo a Nancy y Robert, que habían ido hasta ahí para hablar con ella. Ambos ingresaron al área que le correspondía, y se pararon a lado de su cama. Lily los miró con mirada apaciguada y algo soñolienta. Lucy por su cuenta, corrió de nuevo la cortina para darles algo de privacidad.
—Hola, Lily —le saludó Nancy, sentándose en una silla a su lado, y compartiéndole una amplia sonrisa amistosa en sus labios rosados—. ¿Te acuerdas de mí?
Lily la miró un segundo, y luego asintió lentamente con su cabeza.
—Eres Nancy. Trabajas con Emily, ¿no?
—Sí, así es.