Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 26. Plan de Acción

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 26.
Plan de Acción

—No sirvo para ser psiquiatra —masculló Matilda como un lamento al teléfono, mientras pasaba sus dedos por su cabello de forma nerviosa; Eleven la escuchaba atenta en la línea—. Podre tener la inteligencia, la memoria y los conocimientos… pero no tengo esa frialdad emocional que se necesita para no tomarse de manera personal cada caso. Me digo a mí misma que no debo hacerlo, pero simplemente…

Matilda respiró lento, intentando tranquilizarse. No era el tipo de personas que perdía la compostura con frecuencia, y ese acto violento en la cafetería ya se había sido suficiente hacia ese terreno.

Luego de un pequeño tramo de silencio, escuchó de nuevo la voz de Eleven resonar por la bocina de su teléfono. Ella sonaba mucho más calmada y serena; siempre era tan inalterable, al menos desde su punto de vista.

—Cuando me dijiste por primera vez que querías ayudar activamente en la Fundación, yo no deseaba una psiquiatra, sino a ti, Matilda. Esa falta de frialdad emocional que describes, es justo por lo que siempre serás la mejor para tenderles la mano a estos niños. No has hecho nada incorrecto, ni con Carrie, ni con Samara, ni con ningún otro. Las cosas a veces simplemente no pasan como deseamos, y no es nuestra culpa.

Matilda suspiró pesadamente. Se sentó derecha en la banca, y pasó los dedos de su mano libre por la comisura de sus ojos. No había rastros tangibles de lágrimas, a pesar de que las había sentido en un determinado momento.

—Gracias por eso —musitó despacio—. Y gracias también por salvarme la vida en ese hospital. Fuiste tú, ¿cierto?

La pregunta era una simple formalidad, pues estaba segura de que había sido ella; aún en medio de toda esa confusión y miedo, lo pudo sentir.

—No quiero que pienses que te estaba espiando —respondió Jane con tono relajado.

—Aunque lo hubieras estado haciendo… gracias —susurró Matilda despacio, sintiéndose realmente honesta, sobre todo en ese pequeño “gracias” al final.

A kilómetros de ahí, Eleven igualmente hacía su propio esfuerzo por mantenerse calmada ante el recordatorio de su exitoso “rescate”, que sólo ella y Mike sabían de momento no había sido de hecho tan exitoso.

—No me gusta que estemos peleadas, Matilda Linda —susurró, procurando sonar lo más casual posible—. Especialmente por un simple malentendido.

—No estoy peleada contigo, sólo… —Matilda caviló unos instantes qué responder, pero no fue capaz de hilar las frases de manera coherente. Se tomó un momento para contemplar el cielo sobre ella, que ya era más oscuro que rojizo para esos momentos; incluso ya se podían apreciar las estrellas más brillantes—. Dicen que la genialidad inevitablemente siempre vendrá acompañada de su dosis de egocentrismo y orgullo propio. Yo siempre pensé que era la excepción a ello, hasta que lentamente se hizo una realidad sin que me diera cuenta siquiera. —Una pequeña risilla irónica se escapó de sus labios—. Empezando por el hecho de que me acabo de llamar “genio” a mí misma, ¿cierto?

Eleven igualmente rio un poco, aunque recuperó rápidamente su postura más seria.

—Nunca fue mi intención atacar tu orgullo, si a eso te refieres —le indicó con solemnidad—. Cómo dije hace un momento, a veces las cosas no pasan como deseamos, o sencillamente nos sobrepasan. Y cuando esos momentos llegan, no hay nada de malo en recibir ayuda de alguien más.

—Sí, mi madre me dijo algo parecido en una ocasión —señaló pensativa, haciendo memoria de aquello de lo que estaban hablando aquella tarde, justo antes de que viera por primera vez a Carrie White…

No, no podía seguir permitiendo que su mente divagara en esa dirección y se perdiera de nuevo en ello. Carrie White era parte del pasado, lo importante era el lugar y situación en el que se encontraba en ese preciso momento.

—Lo entiendo, y me disculpo por mi actitud infantil, Eleven —declaró con firmeza—. Entiendo que quieras asegurarte en hacer lo mejor para Samara al igual que yo. Pero… ¿enserio? —El escepticismo en la voz de Matilda se volvió bastante marcado por unos instantes—. ¿Demonios y fantasmas? ¿En verdad crees en todo eso? ¿O crees que algo de eso realmente tiene que ver con lo que le ocurre a Samara?

Matilda la pudo escuchar suspirar profundamente al otro lado de la línea. En su primera video llamada, le había dicho que no era un tema apropiado para hablar por ese tipo de medios; sin embargo, evidentemente ya no le quedaba de otra, dadas las circunstancias.




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