Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 29. Cosas Malas

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 29.
Cosas Malas

Damien y Abra no fueron muy lejos. En realidad, sólo subieron al segundo nivel, en dónde se encontraba una pequeña área de comidas para los asistentes. Había de todo un poco, desde ensaladas y rollos para los más exigentes, hasta hamburguesas y pizzas para los más convencionales. El joven Thorn pidió una ensalada con pollo, y en contraposición su invitada pidió una hamburguesa mediana y papas. Ambos se sentaron frente a frente en una de las mesas pequeñas, cerca del barandal que rodeaba la zona de comidas, que en realidad era como una pequeña terraza en la que se podía ver desde lo alto al resto del centro de convenciones, los puestos de las empresas, y la gente que iba y venía. Desde esa posición, era como una de esas imágenes sobrecargadas de elementos de los libros de Where's Wally?, aunque con movimiento.

Desde el inicio Abra se vio bastante curiosa por la cámara que colgaba del cuello del chico. Le preguntó si le dejaba verla, y él le indicó que sólo si se limpiaba sus dedos manchados de cátsup y aceite de papas fritas.

—Huy, está bien, princesita —exclamó con un tono irónico, y de inmediato se talló las manos fuertemente con una servilleta. Luego sacó de su mochila un gel antibacterial, vertió  un poco en sus palmas y se volvió a tallar. Le enseñó ambas manos por ambos lados con actitud satírica, que a Damien en realidad le parecía bastante divertida—. ¿Satisfecho?

—Bastante.

Se quitó la cámara y se le extendió por encima de la mesa para que la tomara. Cuando Abra la tuvo entre sus manos, pareció sorprenderle el peso de ésta. La estuvo rotando, mirando su lente, todos los botones y opciones que tenía, la pantalla de la parte trasera… Más que interesada, parecía quizás asustada.

—Sí que se ve costosa —comentó algo aprehensiva—. ¿Cómo de cuánto estamos hablando?

—No recuerdo —masculló Damien, recargándose por completo contra su silla—. Incluyendo todos sus aditamentos, creo que unos cuatro mil.

—¿Dólares? —Exclamó la muchacha rubia, casi horrorizada—. Vaya, para un Thorn supongo que eso es como comprarse un chocolate en la tienda.

Abra alzó entonces el costoso aparato y lo colocó frente a su rostro. Acercó su ojo a la mirilla e hizo que enfocara directamente al chico sentado delante de ella. Éste sonreía muy sutilmente, con un plato de ensalada a medio comer delante de él.

—¿Sólo presionó aquí y ya? —Preguntó Abra mientras tocaba a tientas con un dedo el botón del obturador ubicado a un lado.

—Básicamente.

Abra pareció dudar unos momentos entre tomarla o no, para al final optar por bajar la cámara y mirar a su acompañante con incertidumbre.

—No, espera…

Colocó la cámara en la mesa unos momentos, y entonces se inclinó al frente, extendiendo su mano hacia él. Antes de que pudiera reaccionar, la joven colocó su mano sobre su cabeza, y sacudió violentamente su peinado cabello, haciendo que éste se desacomodara.

—Oye —exclamó Damien como reproche, pero de inmediato la misma mano tomó su corbata de su nudo y la jaló para retirársela.

—Desabróchate los primeros dos botones —le indicó la joven justo después con tono juguetón. Damien la miró de mala gana unos segundos, pero luego se vio más relajado y cumplió su petición abriendo su camisa hasta mostrar un poco de su pectoral mayor—. Ahora sí; ya no pareces tanto un yuppie.

—¿Sabes al menos qué significa esa palabra?

Abra no hizo caso a su pregunta. Volvió a tomar la cámara y lo enfocó con ella una vez más.

—Mira hacia acá, baby.

Damien no dibujó ninguna sonrisa u optó por alguna mirada fuera de lo común. Sólo miró hacia la lente de forma natural, y unos segundos después escuchó claramente el sonido característico de una fotografía tomada. Abra echó un vistazo a la foto en la pantalla digital trasera, y casi de inmediato se la pasó a Damien para que él mismo la viera.

—¿Qué dices? ¿Tengo talento?

El chico de traje, aunque ahora sin corbata, tomó de regreso su cámara e inspeccionó la última fotografía tomada. La inspeccionó en un intrigante silencio por un rato, y entonces volteó a ver lentamente a la jovencita ante él con un poco de seriedad en su mirada.




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