Re:start In Zero: El Llamado a Otro Mundo

Capítulo 1: Secuestro

07 de octubre a las 12:00am, Arata yacía durmiendo en su cama después de tanto leer mientras estaba deprimido. Era una noche fría y más silenciosa de lo normal; normalmente el perro de uno de los vecinos cada noche ladraba a lo que era la nada. Pero al final las personas se acostumbran, y eso fue lo que ocurrió con todos en el vecindario.

Sin embargo, ésta vez por alguna razón, el perro estaba muy callado como si estuviera durmiendo o hubiera sido silenciado. Con eso en cuenta, el ambiente se había puesto tétrico, como si una película de terror se tratase.

Arata como todas las noches, soñaba con tener aventuras en otros mundos, formar un harem y ser feliz, pues eso era lo que más deseaba. De pronto, por alguna razón él había despertado pero sus ojos aún estaban cerrados.

Extrañado por ello, el se preguntaba que había pasado, así como el porque el lugar estaba tan silencioso. No obstante, un hambre voraz lo dominó, haciendo que olvidara el tema. Se levantó de la cama y bajo a la cocina por leche y galletas, con el objetivo de poder volver a conciliar el sueño.  En cuanto terminó de comer, regresó a su cuarto solo para encontrar la ventana abierta, la cual él había jurado haber cerrado antes de dormir.

El hecho de que la ventana estuviera abierta ya era algo que lo intrigaba, pero como Arata solo quería volver a dormir, decidió ignorarlo por completo. Cerró los ojos e intentó conciliar el sueño. 

Pasado un rato, Arata había comenzado a sufrir insomnio, por lo cual la noche se le hacía eterna. Aunque sus ojos seguían cerrados, el no podía ir al tan anhelado mundo de los sueños, en el cual vivía sus aventuras. Por alguna razón, dentro de él existía un extraño deseo de volver a abrir los ojos, así como una pequeña presión que oprimía su cuerpo. Finalmente abrió los ojos, solo para encontrar a "alguien" flotando encima de él.

Instintivamente quiso gritar, pero su voz se encontraba sellada. Rápidamente el miedo se apoderó de él y quiso levantarse de la cama, pero su cuerpo no respondía a las órdenes que su cerebro demandaba.

–¡Oye, oye, tranquilo! No te haré daño.

Una voz infantil resonó en la habitación. Al principio, Arata pensó que se trataba de un fantasma, lo cual era muy común pensar debido a que su casa estaba a la vuelta de la esquina de un cementerio. Afortunadamente para él, el ser que estaba frente a él ni era nada parecido.

Su apariencia era infantil, era como un chico de primaria de aproximadamente 12 años. Portaba una ropa casual, que constaba de una chaqueta morada, con una camisa interior blanca que tenía escrito el kanji espacio en el pecho; unos shorts de mezclilla; unos tenis deportivos; diversas pulseras en ambas muñecas y un extravagante sombrero en su cabeza. La piel de ese niño se veía suave, tersa y brillante, junto a su cabello rubio podría considerarse como una belleza masculina en ascenso. Algo que resaltaba mucho de él, eran sus ojos rosas que poseían ambas pupilas en forma de estrella.

Aquel chico que había pedido calma a un Arata en pánico, se encontraba flotando sobre él  mientras mantenía las piernas cruzadas en pose de meditación. Finalmente pasados unos minutos, Arata logró recuperar los estribos.

–Ahora que te has calmado, ya puedo deshacer esto.

Acto siguiente, chasqueó los dedos y la presión extraña se esfumó del lugar. Arata al sentir eso, sintió un enorme alivio y daba grandes bocanadas de aire mientras agarraba su pecho.

–Buenas noches señor desconocido, o como dirían en tu tierra natal, ¡Konbanwa desconocido!–decía aquel chico de forma juguetona.

–...¿Quién eres? ¿acaso eres una alucinación?–preguntó Arata con desconcierto, frotándose los ojos.

–Oh, ¿acaso una alucinación podría hacer esto?

El cuerpo del infante comenzó a moverse de un lado a otro sin dejar de flotar, podría decirse que estaba volando alrededor de la habitación.

–En realidad, una alucinación podría hacer cosas mejores...–respondió Arata con sus expectativas por el suelo.

El niño al ver esa floja reacción, hinchó sus mejillas en señal de disgusto. Un gesto propio de su apariencia.

–Los humanos nunca están contentos con nada.

–Aún no me has dicho tu nombre...

–¿Ah? ¡oh es cierto! lo siento, lo siento, me emocioné un poco–se disculpa el niño juntando ambas manos–Me llamo Dreil, y soy lo que llamarían un ser divino, ¿o un dios para ser exactos? Es un placer conocerte, Arata.

–Ah...

El chico autoproclamado un "dios", se presentó con el nombre de Dreil. Él esperaba una reacción de asombro por parte de Arata; sin embargo, se desánimo un poco al ver la apática reacción que había obtenido su presentación que tanto había preparado.

–Oye, ¿acaso eres humano? Es la peor reacción de asombro que he visto en toda mi infinita vida.

–Lo siento, es sólo que en realidad no te creo nada. 

–¡¿Ah?! 

–Porque los dioses no existen.

–¡Un momento! Crees en los dioses de los animes, ¿pero no crees en un dios que se presentó ante ti en carne y hueso? ¡¿Se puede ser más hipócrita?!

–De cualquier forma, ¿cómo sabes mi nombre?

–¡¿Acaso no estabas escuchando?! ¡soy un dios, obviamente lo voy a saber!–exclamó Dreil de forma alterada.

–Oh, lo siento una vez más, estoy seguro que por la falta de sueño estoy teniendo alucinaciones–respondió a un Dreil alterado entrecerrando sus ojos.

–¡¿Eh~?! Cielos...bueno, ya es un comienzo que no hayas intentado nada contra mí. La mayoría de los humanos me han tachado de pervertido, incluso otros trataron de lincharme.

–No los culpo.

–¡Para con tus ataques! ¡le hacen daño a mi corazón! Cielos...de todas formas, no estoy aquí para hablar de mi. He venido a hablar contigo personalmente.

–¿? ¿Yo?–preguntó señalándose asimismo.

–Si. He estado vigilándote un buen tiempo, y veo que tus gustos aún no cambian–decía mientras caminaba alrededor de la habitación.–También he visto que te va muy bien en el colegio, destacando con tus notas. Tú habilidad con los videojuegos ha mejorado demasiado, y tú obsesión por el anime no ha cambiado.



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En el texto hay: tragedia, magia, fantasia oscura y gore

Editado: 31.10.2020

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