Resurgimiento.

Capítulo 10.

Fragmento del «Manual de control y supervivencia» Creado por los gobernadores, cita:

La mentira tiene patas cortas, la verdad tarde o temprano sale a la luz ¿Entonces porque mentir?

Las mentiras destruyeron en el pasado a nuestro mundo, nosotros no dejaremos que vuelvan a destruirlo, construyendo una sociedad basada en la verdad.

Los gobernadores nunca mentirán, dirán la verdad ante todo. Pésele a quien le pese, duelale a quien le duela.

Queda totalmente prohibido mentir. El círculo lo ve todo.

 

—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntaron a su espalda.

Se liberó de los brazos que la mantenían prisionera, y se dio la vuelta dispuesta a proporcionarle un puñetazo a su secuestrador, dejó el brazo suspendido en el aire.

Era Axel.

—¿A ti que mierda te importa? —rugió Angie mirándolo con los ojos entrecerrados —. ¿Qué haces aquí?

Axel la observó con la cabeza ladeada, su postura se encontraba totalmente relajada, la miraba de forma cálida dando a demostrar que no guardaba ningún rencor.

— ¿Sabías que te ves adorable enojada? —preguntó con una sonrisa.

Angie miró a Axel, dispuesta a estrangularlo.

—Imbécil, idiota, estúpido. ¿En que más te estás convirtiendo Axel? Oh cierto, me faltó agregar mentiroso, jugador de los sentimientos, y rompe confianza —espetó con ironía —. O me dices que haces aquí y él por qué me seguiste, o puedes marcharte por dónde has venido.

— ¡Pero qué carácter! —dijo sin quitar su sonrisa —. ¿Tanto te hirieron mis palabras, que te convirtieron en un monstruo?

«¡Pero será idiota!» Pensó ella para sí misma.

La protesta de Angie fue callada por unos ruidos del exterior, el pomo de la puerta del lugar en donde se encontraban había empezado a moverse, la alarma se encendió en sus rostros.

Angie empujó a Axel debajo de una mesa cubierta por una sábana blanca, después lo hizo ella, el suelo cubierto de polvo, y los dos terminaron pegados por el poco espacio que había debajo de la mesa.

— ¿Qué? —preguntó Axel.

—¡Cállate! —murmulló Angie en tono bajo, y con el corazón desbocado. Si alguien los encontraba, estaban muertos.

Se escuchaban murmullos del otro lado, la respiración de Angie se encontraba atascada, y Axel no entendía nada.

—¿Qué hace afuera militar? —Preguntaron del otro lado de la habitación.

Angie le hacía ademanes a Axel para que no hablara, y este la miraba interrogativo.

Creí escuchar murmullos de aquí general, he venido a revisar que todo esté en orden —respondió la persona.

Regrese, la reunión va a empezar, no tenemos mucho tiempo hay que ser precavidos —Segundo después las voces se apaciguaron, y todo volvió al silencio.

Esperó unos minutos, después salió de su escondite sacudiéndose los vaqueros por el polvo. Necesitaba escuchar la reunión de los protestantes, era lo único que le importaba en ese momento. Axel salió detrás ella, vigilando sus movimientos, y cuestionando sus acciones, no entendía nada, la pequeña Angie le parecía un rompecabezas el cual no sabía cómo armar, pero necesitaba hacer las cosas bien, porque ese día estaba dispuesto a pedirle perdón.

Angie no sabía qué hacer, no había estado antes en esa habitación, y los minutos corrían quitándole información de esa reunión, observó la habitación de forma detenida. Del suelo sobresalían unos pequeños agujeros, cuando estuvo más cerca pudo ver de que estos pequeños orificios daban visión al interior de otra habitación, y las voces se escuchaban aunque en tono bajo. Se sentó en el suelo acercando su rostro viendo de manera dificultosa los cuerpos de personas, pidiendo silencio con la mirada a Axel, las voces empezaron a ser más audibles.

Traman algo grande, y peligroso para todos nosotros. Lamentablemente nuestro infiltrado no ha podido investigar qué es exactamente —La voz hizo pausa, y prosiguió —. No podemos volver a atacar, ellos lo están esperando. Por ahora tenemos otro problema igual de grande.

Axel escuchaba con atención.

Hemos descubierto nuevos enemigos, La Alianza, son la verdadera resistencia contra el gobierno. Están formados desde hace muchos años, ¿El problema? El círculo no sabe que existen, y nadie sabe dónde están o quiénes son, es como si fueran invisibles.

Los murmullos fueron subiendo de tono, parecía que los protestantes se encontraban en un tira y afloja. Las exclamaciones, y protestas eran muchas.

Aun acabemos con el círculo, lo seguiremos teniendo a ellos como enemigos ¡Somos muchos protestantes! Desde ahora debemos de luchar verdaderamente por el mundo que debió ser nuestro, y fue quitado de nuestras manos.

Angie abrió sus ojos desconcertada, procesando esas últimas palabras, mientras las pocas esperanzas de que el mundo pudiera cambiar se desvanecían. Los protestantes no peleaban por un mundo mejor, ellos peleaban por poseer el poder que se les fue arrebatado.

¡Eran igual de malditos que el mismo círculo!

Las cosas empezaban a ser claras, el mundo comenzaba a mostrarse como verdaderamente era, siempre con los mismos problemas que el antiguo, guerras, soberbia, envidia, tomar el poder. Las cosas se reducían a lo que verdaderamente era, y Angie veía todo eso pasar por delante de ella. Lo chistoso era, que los gobernadores eran dictadores por un mundo mejor, y ellos mismos terminarán destruyéndolo después de que fue restaurado.

Se volteó a ver a Axel incorporándose, este permanecía en un trance en donde solo quería descifrar las cosas que había escuchado. Le parecía extraño, nuevo y fascinante. Al pertenecer a la clase plata vivía en una pequeña burbuja en donde para ellos el mundo permanecía normal, regidos por un nuevo gobierno, y siendo la raza humana más normal que haya existido, pero escuchando las cosas de antes se dio cuenta de que no todo marchaba tan bien a cómo su gente pensaba.




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