Resurgimiento.

Capítulo 14.

Fragmento del «Manual de control y supervivencia» Creado por los gobernadores, cita:

El círculo ofrece estabilidad, paz y seguridad. Una vida normal y con todo lo necesario.

A cambio de que trabajen para nosotros, y cumplan con nosotros. Pagando los impuestos debidos y trabajando las horas correspondientes.

Queda prohibido no pagar al círculo, deuda es deuda. Y Nosotros la cobraremos de una forma u otra.

 

Retrospección.

Su mente invocaba todos los recuerdos pasados como si alguien los estuviera obligando a aparecer, parecía una película antigua de esas a blanco y negro, parecía una comedia de la vida como si estuviera riéndose de ella. Parecía una mentira, como si cada recuerdo fuera de alguien más, pero no de ella. En las últimas horas su mente solo hacia eso, retroceder, devolverse a todos esos recuerdos que quebraban y aniquilaban su mente. Aquello le dolía, había vivido tantos años en la ignorancia ¿Porque no se había quedado ahí? En ese lugar seguro y estable que su mente le había brindado, pero su misma mente le estaba haciendo una mala jugada, su propia mente la golpeaba con fuerza.

Un detonante, eso era su vida. Un valle de secretos en donde vivió todo el tiempo, sin lograr al ver la verdadera apariencia, sin lograr a ver todas esas cosas que se camuflaban y escondían. Estaban a simple vista, en detalles mínimos, en toques pequeño, pero sus ojos solo veían lo que querían ver.

Porque no quería salir de su zona de confort. Ese lugar en donde no había dolor, en donde no era un monstruo, en donde había paz y ella era simplemente Angie.

Pero no era Angie. Era Destiny Svetlana. Era malvada. Era un monstruo. Era una gobernadora, ella era como ellos. Era miembro del círculo.

Su cuerpo yacía sobre lo que sea que estuviera acostada, cada músculo le dolía horrores, sus párpados parecían imposibles de abrir, tan solo sentía su piel erizarse por el frío, y pequeñas voces que se escuchaban demasiado lejanas, su mente solo era consciente de una cosa, de la pequeña película privada que se reproducía en su cabeza a gran velocidad.

 

Las paredes grises resultaban asfixiantes, estaba cansada y agotada, culpa de la última prueba que había tenido en el día, el pequeño trozo de metal se encontraba debajo de su lengua alejando el horrible dolor de cabeza, ella amaba el metal, era uno de las pocas cosas que la salvaban del dolor.

Cada uno de ellos tenían un entrenador, pero el de ella era malo, más que el de los demás pensaba. Arnold Homs, era el entrenador más cruel que podría existir, la maltrataba, no le tenía compasión, la hería, era tan malo. Ella lo odiaba.

Por su culpa ella estaba tan agotada, sus pequeños ojos color rojo escocían por toda la fuerza utilizada antes, invocar los rayos era algo más que difícil para ella.

El sol ya no se distinguía, observó el color tan extraño que tenía el cielo. El oso de felpa la miraba desde esa posición como si de verdad le estuviese hablando, como las tantas veces que lo había imaginado, la sabana le tapaba medio cuerpo y a pesar del agotamiento no podía cerrar los ojos, las palabras de su entrenador seguían retumbando en su pequeña cabeza.

"Tú no tienes padre ni madre, ellos murieron por tu culpa. ¿Recuerdas? Eres un monstruo Destiny"

¿Por qué todos sus compañeros tenían padres menos ella? ¿Por qué a todos los visitaban menos a ella? Ella siempre era la apartada, la ignorada, la herida, la culpada, la castigada.

¿Era cierto que era un monstruo? Ella no se sentía como tal, la hacían actuar como tal, ella era astuta e inteligente, ellos eran los monstruos no ella.

¿Dónde estaban sus padres? Destiny no los conocía, ¿Acaso no la querían? ¿O ellos igual pensaban que ella era un monstruo?

¿Porque era siempre ella la afectada en todo? Arnold le dijo una vez que moriría por sus acciones, que era demasiado impulsiva, que no podía mantener la lengua dentro de su cavidad, su entrenador le dijo una vez que ella sería la dinamita que haría explotar todo lo que se ha construido, ese hombre sabio y malvado que la entrenaba, una vez que dijo que caería, pero lo haría de una manera diferente.

Era ese momento en donde no sabía que afecto sentir hacia su entrenador. Era malvado, era cruel, pero era sabio y le decía como tenía que hacer las cosas si quería sobrevivir. Él le decía todo, la peinaba, le enseñó a comportarse como dama. Su frase siempre era:

—Lo ideal es comportarse como una señorita, Destiny. Pensar con la mente fría de un criminal, y actuar como un líder.

Ella tenía que controlar el mundo, todos le enseñaban cientos de historias y leyes que tenía que aprender, cláusulas que memorizar, tan solo tenía cuatro años, casi cinco, pero ella era diferente. ¿Por qué no podía cerrar los ojos? Tan solo quería descansar. Quizás si pensaba en los rostros de sus padres, dormiría. Pero era imposible, porque no los conocía, no sabía cómo eran. Su primo Joshua si tenía padres, y el los veía. La madre de Joshua —que era su tía —, Jocelyn, pero ella tampoco la visitaba, era prohibido. Solo la miraba desde la distancia, y le regalaba esa pequeña sonrisa en forma secreta.

Ruidos empezaron a escucharse, voces, gritos, exclamaciones, pasos muchos pasos. Se sobresaltó, estaba asustada, corrió a la esquina de la habitación, ese lugar en donde se sentía segura, eran ruidos ensordecedores, tenía miedo, mucho miedo, ¿Qué estaba pasando?

La puerta de su habitación se abrió de golpe, se encogió mas en su lugar atemorizada, levantó sus ojos dispuesta a enfrentar lo que fuera, pero era su primo, Joshua. Bronceado, un color que envidiaba de buena forma, rubio y alto para solo tener seis años, su postura se relajó, era su primo.




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