Sus pasos hacían eco cuando los tacones chocaban con el mármol al caminar. Era un tintineo constante más no le molestaba, ya se había acostumbrado a ellos. Podía decir que se había acostumbrado a todo, al andar constantemente arreglada, maquillada y elegante. Al estar escoltada siempre, a los grandes lujos y detalles de esa nueva ciudad. A estar con los gobernadores, había aprendido a ser como ellos. A protegerse con corazas así como las cebollas, mostrando lo que ellos querían ver, más no lo que ella tenía por dentro. Abrió la puerta de su oficina viendo la rayos del sol chocar con el cristal mas no traspasar la barrera, alumbraban el lugar dejando todo mas colorido, con mas vida. Después de dos semanas el lugar se parecía mas a ella, a su manera de ser y de ver las cosas.
Acomodó un mechón de su ahora muy lacio cabello negro detrás de su oreja, caminó hasta el sillón de su escritorio y antes de sentarse acomodó su vestido gris. La pantalla delante de ella se iluminó, el sistema subió en un pestañeo, en segundos ya tenía el escudo del gobierno ocupando su gran pantalla. Introdujo su contraseña personal, y se dispuso a revisar los correos electrónicos que tenía. Mientras sus ojos vagaban por las letras de los correos, su mente se transportaba a todo eso que tenía antes. A esa añoranza que comenzaba a sentir, extrañaba a su familia, extrañaba la Destiny de antes, la cual era Angie. Ya tenía dos semanas siendo la gobernadora, y tenía un mes y medio lejos de su familia. Lejos de la isla en donde comenzó toda la misión. Pero no era tiempo de rendirse, ni de mirar atrás. Era tiempo de seguir adelante.
En los catorce días que habían pasado, las cosas marchaban iguales en el palacio. Anthony no había dado el primer paso para hablarle, y a ella no le importaba, o eso quería creer. El había iniciado todo, él junto a Masha la habían humillado, pero no se atreverían hacerlo de nuevo, ella no lo permitiría. Allí solo confiaba en dos personas; Sol y Joshua; y no sabía hasta qué punto con Joshua, trataba de entenderlo, pero muchas veces pensaba que Joshua estaba más comido por los gusanos que un cadáver. La relación entre los demás gobernadores y ella no avanzaba ni un milímetro, ella cumplía con su trabajo, con sus horarios, y sus obligaciones. Hablaba con algunos lo necesario y volvía a su burbuja. No es como si le interesase tener una amistad con ellos, pero había algo que los unían. Recuerdos; Historias que habían dejado huellas sobre todos que nunca se borraría.
El recuerdo que mas le pesaba era el de Anne Marie. El como ella la había arrojado hacía la piscina, aun no lograba comprender como pudo tirarla siendo ella mas pequeña, hasta que recordaba lo distraída que se encontraba Anne, sentada en la orilla como acostumbraba aunque nunca se sumergía, no sabía nadar y tampoco le gustaba mucho el agua. ¿Por qué Arnold la había obligado hacer aquello? ¿Por qué era tan bipolar? Arnold la confundía de sobremanera, un día la trataba bien, al otro la mandaba a matar a uno de sus compañeros ¿Era su misión crear un monstruo? Habían cosas que aun no podía comprender ¿Qué pasaría cuando lo volviera a ver? ¿Tendría la misma fuerza sobre ella? Ya no era una chiquilla, pero aquello hacia estremecer su cuerpo ¿Aun pensaría en crear un monstruo de ella? Sería algo imposible. Ella no se lo permitiría.
Despegó su vista de la pantalla al escuchar el clip de la puerta. Sory Williams entró por ella, y tomó asiento en uno de los sillones frente a ella. Su cabello rubio se encontraba recogido en un moño dándole un toque mas duro a su rostro, aunque la hacia ver elegante, vestía de manera formal, en su mando descansaba la tablet que llevaba siempre. Cada vez que se encontraban ella sonreía, era como ese sol que ella necesitaba. De verdad que el nombre le quedaba a la perfección.
—Tienes reunión con los gobernadores dentro de media hora —informó como siempre. Era la que llevaba su vida, la que le decía a donde ir y qué hacer. No podía creer como su vida había dejado de ser de ella, a pesar de que era Sol que la manejaba. Ella y ese aparato electrónico que siempre andaba con ella —. Después de la reunión es hora de comer, por lo tanto debes de ir a asearte. Anara la asistente de Anne Marie ha enviado un correo diciendo que su gobernadora quiere salir contigo después de la hora de la merienda.
Asintió.
—¿Anne quiere salir conmigo? —preguntó.
—Eso decía el mensaje. Un paseo amistoso nada más ¿Aceptas?
—Esta bien —Aceptó —. ¿Algo más?
—Espera —comentó dirigiendo su atención a la table. Pasó sus dedos con rapidez, y miró al frente en segundos —. Se me olvidaba decirte, hay una cena con los comandantes, algo muy serio. Todos los gobernadores asistirán, y es fuera del palacio.
Echó su pelo hacia atrás suspirando. Su vida se había reducido a eso, a constante reuniones, y cenas. A tener la vida programada, es como si ella misma fuera esclava, ni siquiera siendo una gobernadora se salvaba. Pero ella había aceptado ese reto, ella misma decidió estar ahí.
—Bien —Apuntó —. Muchas cosas que hacer, iniciemos.
Ambas salieron de la oficina, camino a la habitación de Destiny.
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Se sentó en la butaca frente al tocador, las manos ágiles de Sory empezaron hacer una trenza ladeada con su cabello. Este estaba extremadamente largo, por lo que al terminar la trenza casi le tocaba la cintura. Quedaba perfecta con su falda blanca, y la camisa morada que llevaba puesta. Sory maquilló levemente su rostro, al terminar le regaló una sonrisa.
—Listo, estas perfecta —Agregó —. Ya puedes comerte el mundo prima.
—No pienso comérmelo Sol —dijo —; solo pienso eliminar a todos esos que se interpongan en nuestros caminos.
Sol la despidió para que no llegara tarde. Se encaminó a la sala de reuniones, la cual estaba en el lado norte. Tomó todos los atajos posibles para no llegar tarde pero si con unos minutos de ventaja. Su habitación estaba al lado de la de Kay, frente a la de Joshua. Pero no se había encontrado con ninguno, mas adelante también estaba la de Luna, y tampoco la encontró por el camino. Dentro del palacio no era escoltada, pero si habían agentes por doquier.