El aire se escapó de sus pulmones, creando con este acto una molestia en su costado derecho, le era difícil seguir corriendo en esas condiciones pero no podía detenerse. Las noticias corrían de forma rápida y de la misma forma ellos debían actuar. Destiny no lograba entender como aquello había sucedido pero debían encontrar la solución. Se detuvo de pronto en una esquina del ancho pasillo y se quitó los tacones volviendo a correr con ellos en la mano.
Unos minutos antes, se encontraba en unos de los jardines más alejados del palacio gubernamental, había ido allí buscando un poco de paz y no había durado mucho, su teléfono comenzó a saturarse de llamadas de todo el mundo alegando que la necesitaban urgentemente.
Había corrido tanto como sus tacones le permitieron y había tenido que hacer uso de las escaleras porque por alguna misteriosa razón los ascensores no funcionaban. Los lugares se encontraban abarrotados de militares y tampoco pudo entender porque la tanta presión en aquel lugar. El ambiente era denso y el aire se sentía espeso y duro de aspirar. Cuando llegó a la sala de los gobernadores se topó con rostros llenos de pánico y un Joshua que no tardó en correr hacia ella y abrazarla. Tenía el corazón acelerado y Destiny solo lo sostenía sin comprender.
—¿Que pasa, Joshua?
Este solo la apretó más sintiendo que el alma le volvía al cuerpo, siendo que antes le había abandonado. Joshua se separó de ella y esta aun lo miraba con ojos interrogativos queriendo entender el por qué de aquella presión en todo el lugar.
—No vuelvas a salir sin avisar te lo suplico, Destiny. Hemos estado todos muy nerviosos sin obtener respuestas tuyas y no tomabas las llamadas.
—Lo siento. Me había olvidado de las llamadas, no pensé que fuera algo urgente. ¿Pero qué ha pasado?
Joshua se separó de ella y caminó a uno de los paneles enfrascandose completamente en lo que hacía. Los demás comenzaron a trabajar igual de rápidos en sus lugares y su mente solo pedía a grandes voces que alguien le explicara.
—Alguien debería de llamar a Anthony. Ha salido como un loco en busca de Destiny, no vaya a entrar en pánico —soltó Kay sentándose de forma muy tranquila.
Anne giró su silla quitándose los lentes y lo miró.
—Ya lo he hecho, se encuentra con Ilianol.
Destiny cogió asiento al lado de Kay, pues ya no sabía qué hacer. ¿Era que nadie le iba a decir que pasaba?
—No estés impaciente querida, Tiny. Hemos sufrido un atentado en el palacio y ha puesto a todos de los nervios. Al parecer los protestantes lograron entrar y explotaron algunas salas del ala este, la suerte es que no hay nada de valor en esos lados, pero sabemos que buscaban otra cosa —le informó Anne.
—¿Buscar otra cosa? ¿Como qué? —preguntó.
Anne miró a todos lados como pidiendo permiso, sus compañeros se encogieron de hombros y volvió a poner toda su atención en Destiny.
—A Cadmia —dijo como si fuera obvio, lo cierto era que Destiny se había olvidado de ella por completo. Esa rubia nunca le cayó bien, pero tampoco sabía que había pasado con ella —. A estado encerrada todo este tiempo aquí y es una pieza muy importante para ellos. Intenta buscarla pero no la van a encontrar.
—Dudo que esa gente vuelva a ver a Cadmia en su vida —finalizó Azael.
Al final se dio cuenta que no necesitaba que nadie le informara si ella misma podía hacerlo, después de todo también era gobernadora y a su computador también llegaban todas las informaciones. Descubrió que una bomba había hecho volar el lado este, al parecer los Protestantes buscaban una entrada al palacio más fueron detenidos, sin duda iban en busca de Cadmia, aun así tuvieron varias pérdidas de agentes reales que cuidaban de ese lugar. No fue lo único que hicieron, hubieron pequeños atentados en otras partes del mundo como queriendo hacerles entender que estaban ahí y que si no entregaban a Cadmia todo volaría en pedazos. Destiny tenía claro que había que acabar con esa gente y pronto, se alejó de la pantalla con la cabeza repleta de imágenes que solo hacían a su corazón enloquecer y salió para encontrarse con el grupo de nuevo, cuando llegó a la sala común en ese instante Azael salió disparado y solo pudo notar su reflejo perderse con rapidez. Anne miraba su pantalla con total concentración y Joshua a unos metros la observaba embobado, podía sentir la tensión que había en ambos y Destiny odiaba que aquello en cierta parte fuera su culpa.
Joshua no era mala persona, al contrario. Siempre estaba para ella y la protegía de cualquier cosa, pero también estaba reservado de muchas cosas que pasaban en la realidad y es que Destiny no sabía hasta qué punto podía confiar en él. Ella sabía que todo lo que hacía traía consecuencias y quizás involucrar a Joshua en sus planes sería una de las más grandes.
Es que todo comenzaba a unirse y sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento. Masha aún no había despertado y todos secretamente le echaban la culpa, la pelirroja no le caía bien en lo absoluto, pero tampoco le deseaba el mal. Ella era importante para los gobernadores, y era la líder de las fuerzas militares, lo bueno era que Ilianol se estaba haciendo cargo de todo en su ausencia. Si Masha la odiaba, la odiaría el doble más sabiendo la extraña obsesión que ella tenía con Anthony, ¿que sería de Masha ahora que Destiny y Anthony están juntos?
La gobernadora no dejaba de emocionarse cada vez que veía a Anthony, Destiny estaba completamente hechizada y ya no era tiempo de negarlo. Al despertar en la mañana y ver como primer panorama el rostro de Anthony una felicidad extraño le incendió el pecho, no había borrado aquella sonrisa en toda la bendita mañana hasta ese momento, Sus palabras, sus palabras que le calentaban el corazón. Quizá ya lo había entregado, pero no lo había perdido, se lo prometió a ella misma. Estaba con Anthony, pero nada de eso interferiría en sus planes, no podía ni aunque aquello le partiera el alma.