Amenaza.
A eso había recurrido Azael cuando se dió cuenta que no tenía otra escapatoria, no previno que alguien fuera a verle, pero tampoco previno enloquecer así ¿De verdad quiso matarla? ¿Porque sentía como si lava pura le pasara por el pecho? Respiraba demasiado agitado, él nunca se había sentido así. ¿Qué estaba mal? ¿Porque de repente veía borroso? ¿Acaso era eso lágrimas que querían salir de sus ojos? Obviamente no, él no sentía, nunca había sentido. Tampoco sabía definir esas sensaciones si nunca las había vivido. Nada de eso podía estar pasándole, no a él. No al mismo demonio hecho hombre ¿Por qué se le estaba estrujando el pecho? Sin duda necesitaba respirar.
La pistola se encontraba alzada, estaba directo al pecho de Destiny, mientras el cuerpo inerte de Anabel se encontraba bañado en sangre en medio de ambos. No sabía qué hacer, en mucho tiempo le estaba dando vueltas a todas las posibles consecuencias que sus actos conllevarían, ¿por qué Destiny aparecía en todos lados? Azael ya se estaba hartando de ella. Era como si la gobernadora fuese un ser invisible capaz de aparecer en lo momentos menos oportunos. ¿Acaso no tenía ella una mejor cosa que hacer? Necesitaba callarla, necesitaba mantenerla asustada para que aquello no saliera de ellos, él podría cubrir esa muerte. Podía inventarse que ella intentó matarlo, pero estaba segura que Destiny no colaboraría con eso. ¿Matarla? Aquello ya sería demasiado sospechoso, pensó. Anthony saldría a buscarlo en menos de un pestañeo.
—Enloqueciste...—se estremeció Destiny. Azael podía jurar que ella estaba temblando, sus labios no parecian poder quedarse quietos —, sin duda te has vuelto loco. ¿Cómo pudiste?
¿Cómo pudiste? De alguna retorcida manera pudo.
—Cállate —ordenó y alzó más la pistola haciéndola temblar en el intento de intimidarla —. Tú no entiendes nada, no sabes nada y no has visto nada.
—¿Qué yo no he visto nada? ¿Acaso crees que voy a olvidar esto? ¿Crees que voy a olvidar que mataste sin remordimiento a la única mujer que se atrevería a amarte aun sabiendo el demonio que eres?
Azael tragó grueso. Algo había comenzado a dolerle mas no lo admitió.
—Yo no necesito que nadie me ame.
Destiny solo quería salir corriendo.
—Estas muy equivocado —manifestó.
La gobernadora dio dos pasos atrás y Azael volvió a apuntarla sin temor.
—No te muevas, Destiny. Tú y yo tenemos que dejar algunas cosas en claro —Puntualizó. Firme, con voz neutra, así como si fuera el Azael de siempre. Como si no sintiera el pecho quemándosele —. Tú no viste nada, tú no estuviste aquí ¿Quedó claro? Yo no me entromezco en tu vida, y tú haces como si yo no existiera. Llevemos esta fiesta en paz, Destiny. No querrás que uno de los que te rodean terminen justo así como está Anabel.
Destiny parpadeó aturdida.
—¿Me estas amenazando?
—Tómalo como quieras. Solo te advierto, el próximo puedo ser Javier, Anthony, Sory o Joshua. Solo no te metas conmigo o te vas a enterar de que mas soy capaz. Ahora largo, tengo cosas de las cuales ocuparme.
La gobernadora respiró profundamente y con el corazón latiendo a mil por ahora lo miró, ella también podía ser amenazante.
—Esto no se va a quedar así, Azael. Recuerda lo que te gritó la difunta Anabel; Nadie se va sin pagar de esta tierra.
La puerta se cerró con fuerza cuando Destiny salió de ella y Azael sólo podía preguntarse una cosa; ¿Que mierda había hecho?
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Destiny se sentía desesperada, cuando estuvo en las paredes de su habitación se dio cuenta que había hecho muchas cosas sin pensar, que había actuado pensando más en ella que en los demás, en muchas cosas había sido egoísta ¿Cómo no se dio cuenta antes? Estaba tan ciega intentando salvar al mundo, que no logró entender que primero tenía que tener a salvo a esos que les importaban. Se había metido en la boca del logo y hasta que no estuvo en el estómago no sé dio cuenta que había actuado mal. Entendió, que Javier no estaba seguro a su lado, que por querer tener algo conocido muy cerca había puesto la vida de un infante en riesgo. Ella quizá no podía hacer nada por Anthony, o por su primo Joshua, quizá no podía hacer nada por la misma Sol, pero ella podía salvar a Javier ¿Verdad? No entendía porque esa necesidad tan rápido de verlo lejos de todo aquello, pero sentía que todo lo malo se avecinaba y no sabía como pararlo.
La amenaza de Azael retumbaba en su cabeza como grandes sirenas que indicaban el inicio de un caos, entonces no tardó de sacar al niño de su habitación y llevarlo con Sol sintiendo que allí estaba más seguro. Se encontró de repente llenando una mochila con las cosas de Javier, parte de su ropa, solo las cosas más importantes y luego de prepararla dejándola sobre la cama. Se sentó, suspiró frustrada sin saber que estaba haciendo, miró la mochila y pensó en las mil maneras en las que podía actuar para regresar a Javier a la isla. Habían consecuencias, muchas...¿Cómo mierda explicaba su ausencia? Quizá, solo quizá ella tenía suerte y nadie lo notaba. O quizá, estaba tan jodida que ya no tenía salida.
Tocó la pantalla de su teléfono necesitando hablar con alguien. ¿Hace cuánto no sabía de su familia? Ella no se recordaba de eso, era tan claro que últimamente solo pensaba en ella ¿En qué monstruo se había convertido? ¿En ese que Arnold intentó crear y ella creyó que había fracasado? Lo más seguro era que siempre estuvo dentro de ella y nunca se dio cuenta. El número de su papá apareció en la pantalla y solo hacía falta un toque para escuchar su voz. Al parecer aquello no estaba predestinado para ese día, la puerta se abrió sin permiso y la presencia tan imponente de Anthony embriagó su habitación.
Se quedó muda, su pulso por alguna extraña razón había enloquecido y no podía ni siquiera entender porque le costaba tanto respirar. Apagó su celular con disimulo y lo desprendió de su muñeca dejándolo sobre la mesa de noche. Era tan tarde ¿Qué hacía él ahí? Estaba segura que pasaba de las 1 de la madrugada, y aunque ella no podía pegar ojo, pensó que todos si estaban durmiendo, se había equivocado de nuevo.