❝ Luego de tanto tiempo, de tanto sufrimiento y decepciones. Te has detenido a preguntarle a la tormenta, ¿quiere destruir o quiere destruirse?❞
Destiny miró la foto de Javier en sus manos, acostada en la cama, sonrió con tristeza y añoranza mientras veía la sonrisa hermosa de ese niño que tanto amaba, su muerte fue algo que le dolió en lo más hondo de su alma, aquello había destruido una parte de ella. Javier no mereció eso que le pasó, pero así era la vida de injusta todo el tiempo y así eran las personas a cada momento, causaban sufrimiento en personas que jamás hicieron algo para merecerlo. Era un avance que ya no llorara al ver la foto, solía quedarse horas entre su llanto cuando de Javier se trataba. Pero había aprendido a aceptarlo, su niño había dejado un mundo que nunca fue digno de él.
Tocaron a su puerta y sol habló para que la dejaran entrar. Desde su cama, Destiny tocó el botón del control y abrió la puerta para su prima. Traía en sus manos comida, tomó asiento en la cama y dejó los platos entre medio de ambas mientras se encogía de hombros.
—No puedo dejarte morir aunque quieras, si vas a morir que sea luchando. No por un jodido imbécil que no supo valorarte. Pero tienes que aceptarlo; siempre estuvieron destinados a decir adios.
Destiny sopesó aquello mientras tomó uno de los platos y comenzó a comer. Sentía que a ambas se les había olvidado algo pero no recordaba el que, no con tanto en su cabeza.
—¿No piensas salir de este lugar nunca? —preguntó su prima luego de masticar.
La gobernadora se encogió de hombros.
—Un día de estos tal vez.
—Dicen que Arnold regresa hoy de donde sea que estaba —informó Sol entonces, cambiando de tema.
—Siempre me da curiosidad a dónde va, nunca lo dice —musitó Destiny despacio. Sol fue a responder cuando su teléfono comenzó a sonar y le hizo señas para que le diera un momento.
—¿Si? —dijo Sol al teléfono.
Destiny la miró intrigada y siguió comiendo.
—¿Mamá? ¿Mamá? Debes calmarte no te ando entendiendo.
El silencio se extendió y Sol dejó caer el teléfono cuando sus ojos se llenaron de lágrimas. Destiny tomó el teléfono sin entender.
—¿Tía?
Aquella noticia la desconcertó.
—Nos vamos, Sol. Tenemos que irnos de aquí.
—Mi...Mi papá acaba de morir —susurró y el llanto no tardó en salir.
Destiny la abrazó. Necesitaba fuerzas, ¿pero de donde? Ni ella misma tenía.
—Vamonos.
Salió de forma rápida de la cama y se calzó sus botas, arregló la camisa que tenía y procedió a mirar a todos lados sin saber por dónde iniciar. Solo tenía algo en claro, debían de regresar a la isla, pero ya.
—Ilianol...No, —Sol no hablaba correctamente. Destiny la levantó y la tomó de la mano.
—Iremos por él, tenemos que salir de aquí cuanto antes.
Salió con una Sol llorosa arrastras. Fueron hasta la oficina de Ilianol pero no lo encontraron ahí, al ser de noche pensaron que estaría en su habitación y tan poco. Fue entonces que lo vieron en la sala de inteligencia, solo, frente a una de las pantallas. Sol corrió hasta él y Ilianol abrió sus brazos recibiendola confundido.
—Mi papá, mi papá ha muerto —dijo entre sollozos demasiado fuertes —. Tengo que irme, tengo que ir a la isla.
El la apretó entre sus brazos.
—No te voy a abandonar, yo iré contigo mi cielo.
—Tenemos que irnos de una vez, Ilianol —apuntó Destiny —. Tienes que tener algo en cuenta, estoy harta ya, una vez salgamos de este lugar no hay vuelta atrás, no regresaremos más que para acabar con ellos. Mi papá nos está esperando en la isla, ya es hora de que abandonemos este lugar. ¿Estás seguro de que quieres irte con nosotras?
—Estoy segura de que quiero estar a su lado siempre —concluyó él.
Algo cayó contra el piso rompiéndose y todos se voltearon rápidamente. Masha se encontraba frente a ellos con la boca entre abierta. Ella había descubierto lo de la isla, pero nunca imaginó que ellos fuesen Aliados. Entonces eran traicioneros. A ojos de todos, ellos eran traicioneros.
Destiny le había fallado al Círculo.
—Tú —dijo la rusa incrédula —. Como no lo imaginé antes.
A Destiny se le aceleró el corazón, miró a sus compañeros cuestionando qué harían entonces. Ilianol fue quien más rápido reaccionó, le dio un golpe para sacarla de combate mas no para matarla.
—No tenemos mucho tiempo hasta que despierte, vámonos antes de que todo explote —Ordenó y agarró a sol de la mano, salieron los tres corriendo.
Habían intentado salir del palacio sin que nadie los viera, habían ido en auto hasta el aeropuerto privado, Arnold tenía que hacer algo por ellos, tenía que salvarlos antes de que todo estallara y ellos no pudiesen hacer nada.
Destiny marcó repetidas veces el número de Arnold y este no respondió.
—¡Maldito Arnold! Contesta.
Luego de una hora Arnold aun no contestaba y ellos intentaban esconderse hasta que alguien fuese por ellos. Solo que no fueron muy inteligentes, el carro de los gobernadores no tardó en aparecer, y el primero en salir fue el mismo Joshua cargando un arma.
—No puedo creer eso de ti, Destiny. Mucho menos de ti, Sory. ¿Traicionar al Círculo? ¿Es que en verdad no saben quienes somos? ¿Acaso no pudieron ver que pasó con los Protestantes?
Destiny se puso delante de ellos en forma de protección.
—Tú cállate, Joshua. Tú no sabes nada.
—¿Cómo lograron mantenerse invisibles por tanto tiempo? Tengo que admitir que son bastante inteligentes. Tú papá es un puto genio.
Ella no respondió a eso.
Anthony se puso al lado de Joshua y Kay del otro lado, Luna miró desde la puerta del auto y Masha disfrutó aquello. Con la muerte de esos tres todos sus problemas estaban resueltos.
—Quién lo diría. Ilianol Godfrey traicionó a quienes le tendieron la mano cuando no tenía nada. Por amor. —Anthony se carcajeó con eso —. Te la haces de la víctima, Destiny. Cuando tú eres igual que yo. ¿No te da vergüenza haberme engañado por tanto tiempo? Yo fui el único sincero aquí.