Era una mañana tranquila para todos, aunque algunos tenían resaca. Derek y Stiles hablaban con Eli. Al principio, el chico pensó que era una broma eso de que ambos fueran sus padres, pero después trató de tomarlo de la mejor manera y habló durante una hora completa con Stiles. Por fin, todo lo que era extraño en su vida se convirtió en algo que tenía en común con su otro papá.
Derek estaba feliz de que al fin hablara sobre eso con él… y sobre todo, con Stiles. Podía respirar tranquilo.
Ahora solo quedaba regresar con los demás. Stiles no quería, al igual que Jennifer. Ambos sabían lo que les esperaba. Lo sentían en el corazón; además, su energía estaba inquieta.
Lo que Stiles no esperaba era que Derek también lo sintiera.
—¿Stiles, estás bien? —Todos bajaban a desayunar antes de ir con los demás. La mayoría de las miradas se dirigieron a Stiles con la misma pregunta escrita en sus rostros.
—Sí… bueno, no. Es que siento que algo va a pasar, y no estoy muy seguro de qué será. Obviamente no es bueno, porque si no, no estaría tan afligido —los miró con inquietud, tratando de identificar cuál era el peligro, para no arriesgar a nadie.
—Tranquilo, estaremos alerta —Derek tomó sus manos entre las suyas—. ¡Todos alerta! ¡Cualquier cosa, solo digan la palabra secreta! —Erica, Boyd, Lydia, Jackson, Alec y Jennifer lo miraron confundidos.
—Amm... Isaac, Chris, díganles —los miró.
—¿Qué palabra secreta? —preguntó Stiles, acercándose más a él.
—Dices el nombre de alguien y después le llamas petulante —explicó Derek—. Por ejemplo: “Peter es un petulante”.
Peter recibe el mensaje y luego dice algo parecido si el mensaje no ha sido escuchado por todos. Él diría: “Yo creí que Jackson era petulante”. La clave es la palabra petulante.
—Genial. ¿Entonces cuando la amenaza de peligro sea más que un “quizá”, tengo que decir la palabra petulante en cualquier oración? —Derek asintió y Stiles le sonrió—. Entendido. ¿Por qué esa palabra?
—Fue idea de Eli. No sé por qué la eligió —miró a su hijo, que hablaba con Parrish.
Podía oler la culpa a kilómetros de distancia. Tendría que hablar con él más tarde.
—¿Sabes qué le pasa a Parrish? —caminó al lado de Stiles, mientras todos salían del hotel rumbo a la casa de Derek para encontrarse con los demás.
—Matarte le generó mucha culpa. Robó tus libros para buscar cómo revivirte —contó, sin quitarle la vista de encima—. Creo que le hace bien estar con Eli. Parecen hermanos.
—Mmm... o como su tío. Mira —ambos se empujaban jugando. Sí, era como ver a él y a Peter de antes.
Todos caminaban por la carretera como un grupo de excursionistas. Era absurdo caminar, considerando que tenían autos, pero intentaron subir todos en el de Lydia y el de Jennifer… y no fue posible. Hikari y Liam habían llegado en motocicleta. Chris le había dejado su camioneta más grande a Allison, y las demás estaban en su casa. Todo un desastre, como la noche en que trajeron a los chicos.
Yo no lo conté, pero también se fueron caminando de la veterinaria al hotel. Afortunadamente estaba cerca.
—Estoy muy cansado —se quejó Stiles, jadeando.
—Sí, yo también. Creo que me voy a desmayar —Lydia se apoyó en el hombro de Jackson. Ambos estaban empapados en sudor y miraban con envidia la resistencia de los sobrenaturales, que caminaban sin problemas.
—¿Cuánto más falta? ¡Siento que voy a morir!
—Veinte minutos más —Derek sonrió al ver la mueca de disgusto en Stiles.
—Ven aquí —se acercó y lo abrazó un poco—. Sube a mi espalda, te cargaré el resto del camino.
Stiles habría gritado de emoción, pero estaba tan cansado que su garganta estaba seca como el desierto.
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Casi veinte minutos después, Stiles dormía profundamente en la espalda de Derek. A Eli se le hizo tierno. Recordó cuando hacía lo mismo: dormirse en la espalda o el pecho de su papá cuando tenía ocho años.
Afortunadamente, no había nadie en la casa cuando llegaron. Ni Scott ni el Sheriff habían pensado buscar en la casa Hale, que era uno de los lugares más obvios.
—Dejaré a Stiles en mi habitación y luego regreso —Derek subió las escaleras con Stiles aún sobre su espalda.
Todos se acomodaron a ver una película mientras esperaban. Isaac intentó oler o escuchar algo para saber si Derek ya bajaba, pero se llevó una sorpresa: no escuchaba nada del segundo piso.
—¿Por qué no escucho nada? —preguntó, señalando hacia arriba—. No estaba espiando, solo quería saber si Derek ya venía.
—La casa está repleta de ceniza de serbal en las paredes. Además, hay una barrera que impide que cualquier sobrenatural escuche —explicó Parrish mientras servía agua—. Lo hizo Theo antes de irse con Kira y los caminantes.
—¿Theo? ¿Nuestro Theo hizo eso por Derek? —Lydia sonaba impresionada. Algunos, como Aiden, Erica y Boyd, ni sabían quién era Theo.
—Theo cambió mucho —dijo Chris—. Estuvo ayudando a Liam e intentó ser mejor persona.
Pero había cosas que no podía cambiar.
—¿Cómo qué cosas? —preguntó Eli, muy concentrado. Le encantaban las historias de la manada. Ya ni recordaba mucho a Theo; era muy pequeño la última vez que lo vio.
—Era un sociópata. A pesar de haber cambiado, de aprender a ser empático, había cosas que no podía controlar. Hizo cosas malas.
Y cuando volvía en sí, decía que no quería hacer daño, pero que aún así lo hacía. Sentía remordimiento. Un día no aguantó más y se fue con los caminantes.
Algunos asintieron, sin saber qué decir. Sentían pena por Theo.
—No era como Peter. Ese maldito sí sabe cómo controlarse… la mayoría del tiempo —añadió Chris, con rencor en la voz.
—Al menos no volvió a intentar matar a Scott —suspiró Lydia—. Aunque si lo hiciera ahora… creo que no lo detendría. Lo tomaría como el curso natural de la vida.
—Yo ayudaría a Peter. Pero me prometí no volver a usar mis poderes para hacer daño… a menos que sea verdaderamente necesario —dijo Parrish con sinceridad. La razón de su coraje era simple: siempre creyó en Scott, y lo único que lo hizo regresar a Beacon Hills después de diez años fue Allison.
Allison… que le dio poder al Nogitsune que lo llevó a matar a quien más lo había apoyado.
Editado: 10.07.2025