"Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios".
Eclesiastés 11:9
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Ya era hora de dormir y solo las chicas y los chicos grandes tenían permiso de estar despiertos hasta tarde en la parte de arriba y podían tener las luces encendidas, sin embargo, los pequeños y el papá habitaban la parte de abajo; Gilberto que se dejaba invadir por la curiosidad siempre estaba atento a lo que pasaba a su alrededor, la nena siendo femenina quería estar con las muchachas, no quería acostarse a dormir aún cuándo su papá le dijo que ella era una chica pero pequeña y debía descansar para poder crecer.
Comenzó a llorar hasta que Gil le hizo señas con el dedo puesto en su boca y ella entendió que había algún plan gestándose, una vez que se percataron de que el padre se durmió subieron en medias las escaleras y se sentaron en el quicio de la puerta de la habitación de las mujercitas; primero no podían identificar las voces porque hablaban bajito, luego comenzaron a diferenciarlas unas de otras.
Aquila les estaba contando a Ani y a Luzi que estaba enamorada de Elías, que cada vez que lo veía le temblaban las piernas, que parecía que el corazón se le iba a salir del pecho, que en las noches no dejaba de pensar en él y que sabía que él también sentía lo mismo por ella; que se habían tomado de las manos y que detrás de una puerta se habían besado, el le enviaba notas románticas "cuando nos graduemos nos casaremos" Lucy se reía mientras Ani la señalaba:
- Tú sí eres tonta ¡tú sí eres tonta vale! qué enamorada ni qué nada, lo que estás es encaprichada.
La nena alzó la vista cargada de inocencia y le preguntó a Gilberto:
- ¿Qué es estar enamorado, cómo sabe la gente que está enamorada?
Gil le tapó la boca rápidamente con sus manos y en un susurro al oído respondió:
- Mañana le preguntas a papá. Mejor sigamos escuchando.
Lucy le comentaba a las compañeras que tenía hambre, quería bajar a la cocina a asaltar la nevera.
- ¡NO, NO, NO SE TE OCURRA! Si se despierta el jefe nos metemos en problemas, recuerda que podemos estar despiertas pero sin hacer mucho ruido -explicaron las otras dos-
Los varones en su habitación tocaron una suave melodía con una armónica, de esa manera avisaban a las chicas que iban para allá. Gil y la nena al escuchar el sonido se escondieron detrás de un viejo baúl mientras los chicos salían del cuarto; una vez todos reunidos los pequeños salieron de su escondite y siguieron husmeando. El grupo seguía sus charlas de amor.
- Yo tengo una enamorada en el colegio que me pone escritos de que me ama, se llama Lorena, dice que me va a esperar todos los días a la salida para darme una fruta de regalo como muestra del gran sentimiento que hay en su pecho -narraba Anthony- mientras se reía.
Las muchachas enojadas lo regañaban diciéndole que era un atrevido, que se estaba aprovechando de Lorena porque esta le llenaba la barriga de comida todo el tiempo.
- ¡Ah! ella solo lo dice pero no lo hace, allí me quedo yo con hambre esperando que ella aparezca.
Darío manifestó que él no iba a tener novia hasta que estuviera graduado en la Universidad.
- Eso lo dices ahorita porque estás flaco y sin carne ni para una empanada, pero en unos años cuando te pongas fuerte la historia será otra -Soltó entre risas Aquila-
-Si ustedes solo van a hablar de amor, me lo avisan para acostarme a dormir, quiero hablar de cosas interesantes como por ejemplo ¿qué vamos a hacer mañana? -Replicaba Ani-
Ani se mostraba arisca con los sentimientos de ese estilo, aunque en secreto escribía cartas de amor, ella era tan dura como la gelatina.
- ¡Conquistaremos al mundo como cada día! - Gritó Luzi levantando el puño derecho-
- ¡Fos! alguien tiene las alas heridas, los enanos los tiene más que muertos -arrugando la nariz y frunciendo los labios, mientras movía las manos sacudiendo el hedor decía Anthony -
- ¡Si es verdad, huele a cebollas! Y se olía sus propias axilas Aquila.
- Alguno aquí tiene violín y yo no soy - Se escuchó por un lado-
- Yo me bañé y me puse desodorante -molesto entre líneas explicó Darío -
- ¡Bueno yo tampoco! -replicó Anthony-
- ¡A OLERSE LAS AXILAS! -Ordenó Aquila-
Y la del violín era Luzi.
- ¡Mi hermana querida el desodorante es para usarlo bajo el brazo! Y más atrás soltó la carcajada la mayor de las chicas; los niños en la puerta no paraban de reír tapándose las bocas y ellos también se olieron uno con el otro las axilas a ver si también olían mal.
Cada uno soltó una frase para burlarse de aquel momento.
- ¡Con hambre, con cebollas y sin perro caliente!
Luzi se enojó un poco, se rió después
- Aquí hace calor, mis cosas están en otra parte que aún no encuentro.
- Siempre despistada -criticó Aniuska- ahora no tenemos que calar tu olor a sobaco.
- ¡la hediondez querrás decir! Espetó Darío.
- Sea como sea tú sabes a qué me refiero le explico Ani que no paraba de reír.
Una vez pasada la euforia y luego de que la señorita del violín se aseara con las toallas húmedas de una de las compañeras conversaron de otros temas como sus comidas favoritas, sus colores predilectos, tocaron el tema de las madres a lo que Luzi muy seria opinó que eso era un tema delicado porque su mamá ya no estaba en este mundo.
- Las madres nunca están lejos, siempre están en nuestros corazones mientras las recordemos. -Rodeandola con sus brazos y con ternura profirió Aquila.
- Es lo único cierto que han dicho en toda esta noche, ese es el amor que importa, el que vive dentro de nosotros -Corriendo los ojos y bajando la voz soltó Ani.
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Editado: 23.11.2024