Mi cuerpo se tensa de inmediato. A mi mente viene la idea de uno de aquellos pandilleros tocando el timbre de la puerta para que salga la chica junto con su guardaespaldas, pedirle que se alisten para ser asesinados, y próximamente vendidos. Absurdo. ¿Qué clase de banda criminal haría ese tipo de cosas?
Hunter parece pensar lo mismo que yo, pero antes de que de un paso para saber quién es coloca una mano en mi hombro.
—No —su tono de voz es fuerte y determinante—. Es un lugar poco recurrido; no hay niñas que vengan a vender galletas o señores gruñones que regañen por la heces del perro —aquello podría resultarme gracioso si no estuviéramos en una situación tan seria.
—¿Y si es Chris y el guardia que fue detrás de él? —Sé que corrieron en dirección contraria, pero eso no quiere decir que después de que las aguas se calmaron no hayan podido tomar la ruta que correspondia.
Los ojos canela de Hunter se encuentran con los míos por unos momentos, no sé si ve la ilusión que hay en ellos pero sorprendentemente asiente.
—Sam -—el tono ronco con el que dice el diminutivo de mi nombre envía escalofríos por mi espina dorsal—, necesito que tomes la maleta y vayas a la puerta de emergencia, yo atenderé —anuncia. Aprieto mis labios en una fina línea mas no discuto, si esto es lo que puedo obtener de él entonces lo aceptaré.
Parece comprender que lo entendí porque ambos salimos de la habitación y nos separamos en el pasillo. Nos dirigimos una última mirada antes de que ambos nos perdamos de vista; sin embargo, cuando él desaparece por el pasillo detengo mis pasos y voy hacia la dirección que tomo Hunter. Si no son Chris y el guardia, no creo que sea algo bueno.
Me escondo detrás de una pared que guía a más cuartos, justo aquí, logro poder escuchar lo que dicen y gracias al espejo de en frente, tener una vista lateral de ellos. En el momento que diviso lo que sucede, una parte de mi se siente decepcionada de que no sean Chris y el guardia que se fue con él, sino Bryton y Colage, éste ultimo uno de los guardias que venía con nosotros.
Lo que me deja helada no son ellos, sino el hecho de que Hunter tiene un arma apuntando hacia ellos, cualquier movimiento y el guardia que me cuida podría exterminar con facilidad a cualquiera de los dos.
—Baja esa arma Brooks —Bryton luce tranquilo, como si le estuvieran apuntando con un arma que expulsara rosas en vez de balas. Colage, por el contrario, a pesar de que trata de lucir tranquilo luce agotado, y no puedo evitar sentir la necesidad de intervenir para decirle a Hunter que baje el arma.
De pronto, la idea de que Hunter me atrajo a una trampa cae como un baldazo de agua fría.
¿Será posible que él forme parte de aquellos criminales? ¿Es, acaso, alguien que se unió con ellos para conseguir dinero? ¿He cometido un error al confiar en él? ¿Por qué razón a punta a los guardias que sobrevivieron a la masacre? Los conozco más a ellos que a Hunter.
Todos esos pensamientos van directo al caño cuando escucho lo que dice.
—La mayoría de los guardias murieron ¿Por qué ustedes dos no? —inquiere él.
—Calma Brooks —esta vez es Colage quien interviene—. Cuando los criminales vieron que Sam corrió en dirección opuesta dejaron de disparar y fueron por ella —una pequeña sonrisa curva mis labios. Colage es un buen guardia, me alegra que no haya muerto; por lo menos una parte de mi se siente aliviada de que alguien haya sobrevivido.
—Tienes todo tu derecho a desconfiar —murmura Bryton, pero hay algo en él que no me convence. Tiene una mirada en los ojos extraña, demasiado extraña—, pero podemos asegurarte que no hay nada de malo en ello. Ya escuchaste la explicación de Colage, ahora baja el arma y obedece a tu superior —frunzo el ceño entre enojada y desconcertada.
Que yo sepa Bryton estaba justo frente a mi; aún así, él no corrió detrás de mi y, en todo caso, Brooks fue quien me salvó de tener una bala en medio de la frente.
Hunter vacila por unos momentos pero finalmente baja el arma. Todo sucede con una rapidez tan grande que me resulta sumamente abrumador: Bryton saca el arma de su cinturilla con agilidad, la bala resuena y el cuerpo de Colage cae al suelo. Ahora, Bryton apunta con su arma a Hunter y trato, realmente trato de pensar con claridad ante las acciones que tendré que realizar.
—Eres inteligente Brooks, solo que no tanto —espeta Bryton en dirección al castaño. El tono de su voz me provoca arcadas, una gran oleada de asco me invade y a su vez, me sorprende, pues la traición me quema—. Deja el arma en el suelo —ordena sin vacilar. Los ojos de Hunter, a pesar de que lo estoy observando por el espejo son voraces, llenos de furia. El guardia, sin opción alguna ante la amenaza, se va agachando hasta dejar el arma en el suelo.