¿Será él? De lejos alcanzo ver una figura confusa con sus mismos rasgos. Es alto, pelo castaño, piel tersa, no es Hércules, pero está en forma. Camina hacia mí, lo veo sonreír. El bullicio de la gente en la plaza no me permite escuchar las palabras que salen de su boca. Es él. Su misma dulce voz, su rostro bondadoso, sus labios perfectos. Él me abraza efusivamente y me remonto a los años en que esos abrazos eran tan familiares, tan cálidos y tan excitantes.
—Eres la misma, no has cambiado —me dice al oído—. Me da mucha alegría volverte a ver.
—Han pasado muchos años. A mí también me alegra verte —respondo y las piernas me tiemblan.
Recuerdo con precisión su olor, la suavidad de su piel, la calidez de su cuerpo. Recuerdo cada una de nuestras conversaciones y encuentros. Recuerdo las risas, las lágrimas. Recuerdo todo sobre nosotros.
Verlo de nuevo me hace sentir que nada ha cambiado. Sigo amándolo y mi corazón acelerado me lo repite con desesperación. Quiero gritárselo en la cara y sus ojos me dicen que también desean hacerlo, y besarnos como nunca lo hicimos. Deseamos huir y ser felices juntos, como nunca lo hemos hecho.
Sin embargo, ella aparece y se cuelga en su brazo derecho besando su mejilla. Lo mira y luego me ve a mí. Él la recibe con una sonrisa y me dice:
—Ella es mi esposa.
¿Su esposa? Mi corazón se detiene y se rompe como un pedazo de cristal. No sé qué paso y pienso que ella pude haber sido yo, la dueña de su corazón, la que todos los días se despierte a su lado, la merecedora de su sonrisa y la pasión de sus besos. Pero no. Estoy de pie frente a ellos tratando de desatar mi corazón del suyo y salvar mi corazón de las balas perdidas de esta guerra de amor que no gané.
Entonces aparece mi esposo y se los presento. Él no necesita decirlo, sus ojos me hablan de sus sentimientos, pero trata de fingir que se alegra por mí y yo hago lo mismo.
Una vez pensamos que nos teníamos pero nos dejamos escapar y lo peor de esto es extrañar aquello que no se ha tenido. Él pudo haber sido él y yo pude haber sido ella, pero no fuimos valientes, no pedimos un consejo de amor.
Editado: 29.12.2019