La cena había terminado, después de haber recogido los platos y restos de comida de la mesa, Maribel se reunido junto a su familia en la sala.
—¿Qué ha pasado con Mariana?. ¿Ya se encuentra mejor?. —Pregunto Ricardo con notable duda.
—Si, no te preocupes. Podrán hablar mañana. —Contesto Maribel.
—Que lastima, entonces mañana le daré su obsequio.
—De acuerdo…
—Hijo trae la maleta, les mostraré lo que les he traído. —Comento el Sr. Dirigiéndose a Eduard.
En ese instante cuando Eduard se dirigió a tomar la maleta, el teléfono de la casa sonó de repente. El aprovechó que estaba cerca al aparato y contesto la llamada.
—Buenas noches. ¿Con quién hablo?.
Del otro extremo de la línea se encontraba Alejandro.
—Que sorpresa tío, ¿cómo se encuentra la tía Sandra y los primos?.
Al paso de un minuto dio respuesta.
—Que bueno, me los saludas. Esta bien ya te comunico con mi padre. —Concluyo Eduard e inmediatamente le aviso a su padre que su hermano Alejandro deseaba hablar por teléfono con el.
Ricardo se levantó del sofá y se dirigió a contestar la llamada.
—¿Qué tal hermano, como están Sandra y los muchachos?.
Alejandro respondió calurosamente a las preguntas de su hermano y reclamó a este por no avisarle sobre su llegada.
—Claro, claro. Discúlpame por no avisarte. —Se excusó Ricardo.
—Al parecer ir a la empresa el día de hoy fue mala idea, deseaba darte la sorpresa hermano, pero supongo que te contaron que había vuelto de la capital. —Afirmo Ricardo.
Así fue, a Alejandro le informo un funcionario de la empresa que había visto al jefe Ricardo sorpresivamente merodear las instalaciones del lugar. Maribel se extrañó, al parecer varias horas antes de espera habían sido en vano, las horas coincidían, si primero decidió ir a la empresa le hubiera evitado a ella y a sus hijos una larga espera, el estaba en su trabajo como siempre y al parecer no le importó lo principal… la familia.
—Iré a primera hora a tu casa mañana, ¿de acuerdo?.
—Esta bien es buena idea. Muchas gracias hermano. Descansa. —Finalizo y colgó la llamada.
Nuevamente Ricardo se dirigió a la sala y mientras tomaba asiento dijo.
—Alejandro nos invita a su casa, organizará una cena familiar con su esposa y pide que estemos presentes.
—Es muy amable, mañana le das mi agradecimiento. —Respondió Maribel.
—¿Fuiste a la empresa hoy?. —Pregunto Maribel de repente.
Eduard, Esteban, Anna María y la abuela giraron su mirada hacia Ricardo. Estaban a la expectativa, mas deseaba saber Maribel, que era lo que realmente seria más importante para el luego de un viaje de casi 3 meses de trabajo.
—Así es, estuve revisando algunos detalles. —Respondió.
Maribel bajo la mirada y apretó los labios, no había duda de su interés a la familia.
…
—Empecemos con el primer regalo. —Comento El Sr. Ricardo.
Deslizó lentamente el cierre de la maleta y levantó la tapa de esta, de allí sacó una caja fina y pequeña de casi 10 centímetros de larga y mirando a Eduard le dijo.
—Este es el tuyo hijo.
Eduard tomo la delicada caja en sus manos, retiro la cinta y levanto la tapa.
—Es un reloj y pulsera a la vez, es un Casio de cuero hecho en España. ¿Pruébalo?.
Eduard lo colocó en su muñeca derecha, luego lo mostró a su padre.
—Perfecto, te quedo muy bien.
—Gracias papá.
Este sonrió y prosiguió a mostrar el segundo obsequió, de igual manera sacó una caja de la misma maleta esta forrada en papel ceda color marrón.
—Para ti Esteban.
Esteban lo tomó en sus manos, mientras miraba a cada uno de sus familiares.
—Me pregunto que será. —Dijo la Sra. Marlene.
—Anda hijo, ábrelo. —Ánimo Maribel.
Esteban bajó la mirada y rompiendo el papel abrió la caja, una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio cada uno de los discos más vendidos de los mejores artistas de los 80. Exactamente un total de 8 discos con un repertorio de 20 canciones cada uno, reservo minuciosamente la alegría que sintió.
—Gracias papá.
—Espero te halla gustado.
—Si señor.
Ricardo observó nuevamente la maleta y se hizo el extraño. Empezó a remover varias de las cosas de allí.
—No puede ser. —Dijo mientras buscaba una y otra vez entre las cosas.
—¿Qué pasa hijo?. —Pregunto Marlene.
—Pasa que, no encuentro el regalo de Anna María. —Respondió.
Todos quedaron a la espera, Ricardo acertó con su rostro al recordarlo, al levantarse del sofá les dijo.
—Vuelvo en un momento.
Ricardo camino hacia la puerta principal, la abrió y salió la casa sin explicación alguna. Maribel junto a sus hijos y la abuela no entendieron su extraña aptitud. Al paso de 5 minutos después el Sr. Ricardo volvió a la sala de la casa, esta vez con las manos detrás de su espalda, al parecer sosteniendo algo detrás de el, la sonrisa lo delató. Anna María empezó a emocionarse y con los ojos casi rebosados de lágrimas espero.
—¿Y?...
Valla sorpresa, todos quedaron encantados al ver un pequeño cachorro en sus manos.
—Es tu regalo hija. El vecino de al lado lo tuvo por un momento para no dártelo antes de tiempo.
Anna María se acercó a el y tomando el cachorrito en sus manos, sonrió.
—Gracias papá. —Dijo y se lanzó a los brazos de su padre.
Después de un rato todos pudieron ver desde cerca el pequeño animal. Un caniche mediano, inteligente, instintivo y blanco.
—Que hermoso, es muy suave. —Dijo Anna María con alegría.
Todos sonrieron, se alegraron por el nuevo integrante que llegó a la familia.
—Dejare aquí el de Mariana, mañana se lo daré. —Concluyo el Sr. Ricardo terminando con los obsequios de sus hijos.
—Ahora son los tuyos Maribel.
Maribel se sorprendió, sonrió y se sonrojo… pues no imagino que también le traería un regalo a ella. Ricardo saco de la maleta una bolsita y se la entrego, ella la abrió y sacó de él una caja la cual al abrirla vio que se trataba de un perfume. Olía a flores, como las azucenas. Aún había algo más, cuando quito el perfume detrás de este había una cadena de oro.
—Es hermosa, muchas gracias Ricardo no te hubieras molestado. Mi mayor regalo es que estés de vuelta.
Ricardo sonrió y bajo la mirada por unos segundos, al levantarla le pidió la cadena a Maribel y se dirigió a colocarla en el cuello de ella.
—Te quedo perfecta Maribel. —Comento la abuelita.
—Te vez muy hermosa mamá. —Dijo seguidamente Anna María.
—Gracias. —Respondió Maribel sonrojada.
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Editado: 06.11.2023