Retrato De Una Familia.

Capítulo 14.

(Un pasado pendiente). 
Los días habían continuado su curso… Alejandro sentía un miedo inevitable sin razón alguna, las manos le temblaban y sudaba de frío, se sentía sofocado y sin respiración en espacios pequeños al punto de perder la calma y salir a tomar aire libre, lo cual lo tranquilizaba y volvía a su estado normal.  
¿Por qué me siento así?... se preguntaba sin respuesta.  
Era inevitable recordar su pasado, aquella noche cuando aquel asesino le suplicaba por su vida… saldando así una deuda pendiente. En aquel oscuro pasado mato al asesino de su padre, volviéndose así un asesino más… no todo estaba saldado, ahora su pasado volvía por el.  
Se arrepentía, de verdad. Ya había recapacitado y pagado por sus errores… pero todavía faltaba una pieza importante.  
…  
Había olvidado del todo como era el mirar con ternura a su familia. A excepción de su madre e hijos… su esposa, hermano y cuñada sabían su secreto que apuntaba a los mandamientos “no matar" pero el lo cometió, en un descontrolado ataque de ira segado por la venganza. Las tres  personas que guardaban su secreto ya empezaban a sospechar de su aptitud incontrolable, no podía devolver el tiempo y mucho menos cambiar su pasado, así que olvido que aquella caja con el arma homicida con la que mató aquel hombre llegó a su casa… así evadiría las sospechas de sus familiares y continuó los siguientes días en calma.  
…  
Aquel desconocido sabía como tener a Alejandro en sus manos al borde de la locura, una nueva mañana mientras este se encontraba en su oficina… el desconocido le hizo llegar uno de los tantos sobres que le llevaban habitualmente a su escritorio. Alejandro empezó a abrir cada uno de ellos y leer su contenido, el quinto sobre que abriría lo tomó en sus manos y lo sintió pesado, al parecer con un objeto dentro de el… sin darle tanta importancia lo abrió, de este saco una hoja doblada color blanco, al sacarla una vieja navaja oxidada se deslizó y cayó sobre el escritorio… el eco del golpe lo hizo estremecer, se sorprendió y de inmediato la reconoció.  
La respiración era agitada una vez más, dentro del sobre había tierra negra sin explicación. Alejandro trató de tranquilizarse nuevamente, extendió el papel y empezó a leerlo con dificultad ya que la letra era confusa y difícil de leer. 
“Bienvenido a mi venganza mi querido viejo amigo, con anticipación te envió un poco de la tierra con la que tapare tu tumba, ya esta hecha y se encuentra a la espera que llegues a ella… tenemos una deuda pendiente, el papel en la que escribo esta carta no me alcanza para describirte las manera que he pensado con la intención de matarte… una de ellas es lentamente y finalmente con un tiro en medio de las cejas, ¿lo recuerdas?... muy familiar, ¿no?... como lo hiciste con el, hace 22 años. Muy pronto nos veremos, téngalo por seguro”.  
Alejandro se dejó caer sobre la silla y cristalizó los ojos, mientras observaba aquella navaja su mente se trasladó al pasado…  
… 
—Vas a morir lentamente… —Le dijo al hombre que estaba atado a la silla y le deslizó el filo de la navaja por varias partes del cuerpo.  
Río como un sicópata ante el llanto y las súplicas de su víctima… el Alejandro adolescente del pasado había perdido la cordura.  
…  
Sacudió fuertemente la cabeza y trató de borrar aquel recuerdo de su memoria. Aun se preguntaba como tuvo la fuerza de jalar el gatillo y dispararle, culpó a la rabia y a su sed de venganza que le vendo los ojos.  
No podía estar más allí, salió precipitado de la oficina y de la empresa… Ricardo lo vio como se marchó sin explicación y corrió hacia el. Cuando salió de la empresa su hermano no se encontraba por ningún lugar, la multitud de la gente le dificultaba hallarlo.  
… 
Minutos después se dirigió al parqueadero de la empresa en el que se encontraba su automóvil, pensó que una salida a las afueras de la ciudad le vendría bien. Subió al auto y tomo el volante, respiro profundo pero el frío de la punta del arma que le apuntaba en la cien se la hizo cortar por un instante.  
—Te dije que nos veríamos muy pronto. —Dijo el desconocido, que minutos antes se había escondido en los asientos traseros del auto, el cual apuntaba con un arma en la cien derecha de Alejandro.  
—¿Qué quiere de mi?. —Pregunto Alejandro con notable miedo.  
—Matarte, solo eso. —Le susurró el enmascarado en el oído.  
Alejandro quedó pálido y estático ante la respuesta…  
—Te atrape como una mosca, pero noto que no te gusta para nada mi idea… en fin, conduce, vamos a conocer tu tumba.  
A Alejandro le temblaban las manos para tomar el volante del auto, tras un grito impaciente del desconocido prendió el motor del auto y empezó a conducir.  
Al paso de los minutos y durante el camino alejado de la ciudad, el desconocido le recordaba a Alejandro cada segundo del trayecto que iba a morir, de una manera imaginable hasta el punto de describirle iba a desaparecer por completo.  
Alejandro no soportaba tanta presión, por un lado en el oído oyendo la minuciosa descripción de como moriría y por el otro el arma apuntándole hacia la cabeza… que más daba, una terrible decisión le llego a su mente, al final del camino no tenía salida. Recordó a su familia en general, antes de hacer lo pensado… una lágrima cayó de sus ojos al recordar a su hijos, si hubiera tenido una nueva oportunidad haría las cosas mejor, pero se resignó al parecer su destino era morir para saldar su error…  
—Morirás como un perro y tus adorados hijos no sabrán nunca más de ti… incluso eso suena mejor, no se enterarán que su padre es un maldito asesino. —Recalco el desconocido.  
Alejandro guardo silencio y cuando se encontró al lado de un precipicio, giró el volante hacia el vacío.  
A más de 30 metros de altura el carro rodo sin parar durante un minuto, con Alejandro y el desconocido a bordo.  
…  
Sandra esposa de Alejandro se encontró invadida por una terrible sensación de desesperación inexplicable, de igual manera la Sra. Marlene. Ambas mujeres sintieron el dolor de su amado el cual sentía en aquel crucial momento de su vida.  
…  
El automóvil quedó hecho pedazos en el fondo del precipicio, Alejandro estaba tirado diez metros más arriba de donde quedó el auto… al paso de los minutos despertó, pero un fuerte dolor en el pecho le impidió levantarse en el momento, se arrastró y se revolcó de dolor en los siguientes minutos, casi después de la mitad de una media hora con ayuda de algunos arbustos se pudo poner de pie. La incógnita de quien quería matarlo le rondaba la cabeza, No dudo en descubrir su identidad, sin pensar camino hacia los restos de auto… cuando se acerco a ver al  desconocido que amenazaba con matarlo este ya no se encontraba por ningún lado, la incertidumbre lo invadió. ¿Dónde se encontraba ahora?. Se preguntó. 
 




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