Eduard sintió un fuerte temblor en todo su cuerpo. Rápidamente abrió sus ojos y levanto su mirada. Inmediatamente descubrió que Lucas había lanzado el disparo al aire... y así muerto de susto escucho sus palabras entre burla...
—Tampoco soy tan malo como creen querido cuñado. Para ser sincero hay otras personas mas importantes que deben morir, por ahora tu turno no ha llegado... —Dijo Lucas, y dirigiéndose a sus dos cómplices les dijo.
—Ya saben que hacer.
Inmediatamente guardo el arma y se marcho...
Gustavo y Erick, se acercaron a Eduard e intimidándolo de nuevo lo empezaron a golpear de una manera brusca y desalmada hasta dejarlo inconsciente y luego lo dejaron abandonaron en medio de aquel lugar desconocido.
…
La tarde de aquel día había llegado, después de clase Esteban tomo su camino de vuelta a casa y a pocas cuadras de llegar su amigo Camilo corrió hacia el y con notaria preocupación le dijo...
—Amigo, no entres a casa debemos ir a donde esta tu hermano.
Esteban arrugo la frente y luego sonrío mientras dijo.
—¿Donde mi hermano?... no lo creo, no me quiere ver ni en pintura.
—¡Esteban!. —Camilo lo tomo del brazo, con la mirada le hizo entender que nada bueno había sucedido.
—No estoy jugando hazme caso, le sucedió algo malo a tu hermano.
—¿Que le sucedió?. —Pregunto Esteban con preocupación.
—No preguntes y vamos. —Respondió Camilo.
Varias horas después, ambos muchachos se dirigieron hacia aquel desconocido lugar apartado de la ciudad, donde según Camilo, Eduard se encontraba... ¿por qué Camilo sabía acerca de lo ocurrido con Eduard?. Se preguntó Esteban pero no dijo nada. A pocos pasos para llegar Esteban pregunto.
—¿A dónde carajos vamos, no creo que mi hermano esté en este lugar?.
Camilo no respondió.
El camino se hacia difícil por la maleza y los árboles caídos. Cuando finalmente llegaron al lugar, Esteban miro a su alrededor, en ese instante noto la presencia de un hombre tirado en el suelo lleno de sangre... inmediatamente reconoció que era su hermano.
—Maldición. —Susurro Camilo.
Esteban giro su mirada cargada de tristeza hacia su amigo y le pregunto.
—Te pido que me digas, que ese hombre que esta tirado allá cubierto de sangre no es mi hermano. Por favor dime, que no es.
Camilo no supo que responder y dio un paso hacia atrás, mientras tanto Esteban volvió su mirada lentamente al frente y empezó a caminar acercándose hacia Eduard el cual se encontraba en el piso boca abajo.
Al estar tan cerca, cayó de rodillas con las lagrimas al borde de los ojos y susurró en voz en baja.
—Hermano.
Lo tomo en sus manos y lo giró para verle la cara, cuando sus ojos lo vieron lo invadió una terrible desesperación. El rostro de Eduard estaba cubierto de sangre. Desesperado y lleno de impotencia Esteban lo abrazo con fuerza, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, creyó en ese momento que había perdido a su hermano. Le suplico con la voz entre cortada que no lo dejara solo, pero cada segundo que pasaba aquella creencia ganaba poder.
—Hermano, Responde por favor... no me dejes así. Por favor dime algo, te lo suplico.
Una y otra vez más, intento que su hermano respondiera a sus llamados. Camilo se acerco a Esteban y con el corazón hundido de tristeza le toco el hombro para que no insistirá mas. En ese instante Eduard empezó a toser dándoles una señal de vida.
Esteban de inmediato se alegro y limpio las lágrimas de sus ojos al ver que su hermano seguía con vida.
—Esta vivo, Camilo. Mi hermano esta vivo. debemos llevarlo a casa.
Juntos colocaron los brazos de Eduard sobre sus hombros y ayudándole a sostenerse se marcharon de aquel desolado lugar, se dirigieron hacia la parada de autobuses mas cercana y tomaron un automóvil para llegar rápidamente a casa.
Al llegar tocaron a la puerta fuertemente y con impaciencia, inmediatamente Anna María corrió a abrirla y cuando vio a su hermano Eduard quedo destrozada de tristeza.
La Sra. Maribel se acerco a la puerta y cuando vio a su hijo quedo petrificada de tristeza, su corazón se desmoronó en mil pedazos y sintió que todo su ser se iba al piso, tratando de contenerse se acercó a Eduard y ayudándole a levantar su mirada el le dijo.
—Mamá.
Mientras ella lo tomo en sus brazos sus lagrimas se deslizaron por sus mejillas, al abrazarlo se dejaron caer lentamente de rodillas al piso.
—Hijo mío... por Dios, que te sucedió, no puedo creer que te hallan echo esto. Son unos monstruos.
Luego de varios minutos después, Esteban y Camilo llevaron a Eduard a su habitación. La Sra. Maribel tomo una toalla húmeda y limpio el rostro de su hijo que estaba cubierto de sangre. Se quedo en la habitación junto a él, mientras lo limpiaba recordó 20 años atrás, cuando lo sostuvo por primera vez en sus brazos, cuando sintió por primera vez su piel suave y la tranquilidad que le provocaba. Sonrió con tristeza al recordarlo, cerro sus ojos y dos lagrimas se desprendieron de ellos. En un mundo tan dañado sus hijos se empezaban a enfrentar con las terribles intenciones y maldades de los demás. Era ya inevitable.
…
Esteban estaba confundido, decidió salir por un momento en compañía de su amigo Camilo. La noche se acercaba cada minuto que pasaba, decidieron sentarse en la cera de la calle y mientras Esteban observaba el cielo con sus primeras estrellas pregunto.
—Dime algo, Como sabias lo que le sucedió a mi hermano.
Camilo lo miro y se noto algo nervioso, Esteban lo miro esperando una respuesta, Camilo de inmediato para disimular respondió.
—No importa amigo, es lo de menos.
—Que dices… es lo que ahora importa, si muy bien sabías donde estaba mi hermano, debes saber quien le hizo eso.
—No lo sé.
—Que dices. —Dijo Esteban completamente confundido.
—Oscurecerá pronto, debo irme. Por ahora debes estar con tu hermano. —Dijo Camilo y de inmediato se fue, dejando a Esteban lleno de dudas y claro con una firme desconfianza con su propio amigo de toda la vida.
Luego entro nuevamente a casa.
…
Días después...
Los días seguían transcurriendo de manera extraña, el sol se había ocultado y un silencio terrible envolvía las calles, la situación política entre los partidos liberales y conservadores era desesperante, las crudas mafias se infiltran en las protestas y se armaban terribles golpizas en los centros de la ciudad... Eduard poco a poco se recupero, gracias al cuidado de su madre y su abuela la Sra. Marlene.
La Sra. Maribel no había tenido el tiempo suficiente para hablar con su hijo Esteban, sin dudarlo, se dirigió a su habitación, al entrar lo saludo diciendo.
—Buen día hijo. Necesito hablar contigo.
—Ahora no mamá, debo irme. —Sin dar respuesta alguna, salió de su habitación y se marchó.
...
Luego de no poder hablar con su hijo, Maribel se dirigió a la habitación de su otro hijo Eduard. Al entrar, el sonrió al verla y le dijo.
—Buen día madre. Te veo algo preocupada… ¿paso algo?.
—Te traje el desayuno, debes estar descansando hijo. Puedes hacer los trabajos de la universidad después...
—No cambies mi pregunta mamá, te noto algo preocupada.
—No pasa nada hijo, estoy bien.
—¿Y Esteban? No lo he visto desde hace días.
—Salió de repente, pero si me preguntas lo vi algo extraño... Últimamente a estado muy pensativo. —Dijo la Sra. Maribel, con clara preocupación.
—Es Esteban mamá, sabes como es el. Ya se le pasará. Pero algo que si debo hacer es hablar con el.
—Si hijo, tienes razón.
…
Mientras tanto Esteban inventaba cualquier excusa para salir de casa e ir en busca de alguna explicación a todas las preguntas que le rondaban la cabeza. Lucas había desaparecido de repente y consigo Camilo también. ¿En qué estaban metidos, que se traían cada uno entre manos o acaso trabajaban los dos en algo que aun Esteban desconocía?. <<Fue como si la tierra se lo hubiera tragado.>> pensó.
…
Los días continuaron su curso y Esteban no tuvo éxito en su búsqueda. Siguió con sus clases de colegio y uno de esos días, tomó la decisión de ir a casa de Camilo. Necesitaba aclarar de una buena vez todas sus dudas y descubrir quién era quien y que ocultaban en esta historia.
A pocos pasos de llegar a casa de su amigo, dos desconocidos se acercaron a el. Llevaban puesto una pañoleta la cual cubría gran parte de sus rostros, que los hacia difícil de identificar. Impidieron que siguiera caminando y le dijeron.
—¿Así que tu eres Esteban? o me equivoco... veo que no te encuentras con tu amiguito.
Esteban no respondió y dio dos pasos hacia atrás...
El extraño hombre siguió diciendo.
—Ya que es así, haremos esto mas fácil.
—Fácil, que.
En ese instante sin previo aviso, aquel desconocido saco un arma que llevaba en el bolsillo de la chaqueta y le apunto a Esteban en la frente.
—Te seré honesto, es mejor que no vuelvas a salir a la calle, no seria conveniente... sabemos muy bien que clase de mierda eres tu y tu amigo.
—No me haga nada, no se de que me esta hablando.
—No te hagas el santo, sabemos muy bien lo que tu amigo planea. Es mejor que evites y que te valla peor como paso con tu hermano Eduard.
En ese momento, Esteban levantó la mirada y sus ojos se cristalizaron de rabia. ¿Por qué aquel desconocido sabía acerca de lo acontecido con su hermano?. Sin importar a la amenaza, se enfureció y lo tomo por el cuello de la chaqueta y le dijo.
—¿Cómo sabes lo que pasó con mi hermano, dime idiota acaso fuiste tú?.
—Suéltame.
—Ahora dime y si no lo hago que sucederá, que carajo sucederá si no hago lo ustedes dicen... —Pregunto Esteban completamente enfurecido.
—Tienes agallas muchacho, mucho más que Lucas. creo que nos servirías muy bien en este negocio.
—¿Lucas, qué tipo de negocios?. —Pregunto Esteban con clara duda, estaba a punto de descubrir todo el secreto.
—Negocios muy retorcidos, de los cuales también tu amigo Camilo hace parte.
—¿Qué dices?.
—Así es.
En un descuido aquel desconocido empuño la mano en la que tenia el arma y con la misma le dio un golpe en la cara a Esteban. Rápidamente las gotas de sangre se deslizaron por el rostro del joven... inmediatamente lo tomo del pelo y le coloco el arma en la frente haciéndole presión y concisamente le dijo.
—Te diré que te sucederá. Te sucederá algo que no podrás imaginar y lamentaras amargamente por no haberlo hecho.
Esteban lo miro fijamente a los ojos, en ese momento el otro desconocido se acerco a el y le dio un fuerte golpe en el estomago que lo hizo caer al suelo... sin aire y sin fuerza, tirado en el piso observó a aquellos dos desconocidos mientras se marchaban. Al parecer, era mejor no saber lo que estaba buscando.
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Editado: 06.11.2023