Una sábana blanca cubría el cuerpo de Camilo tirado en el piso, mientras los investigadores fotografiaba e investigaban la escena del crimen. Los padres de Camilo se enteraron del hecho y completamente desesperados corrieron al lugar. Pidieron entre suplica que su hijo fuera llevado urgentemente al hospital con la esperanza de que siguiera con vida. Allí en el lugar el médico de turno les confirmo la triste noticia del fallecimiento de Camilo. Ya no había más nada que hacer. El llanto desesperado de la madre aferrada a los brazos del padre del muchacho lleno de tristeza a Esteban, el cual camino sin aliento por el desolado pasillo, se recostó en la pared y se dejó caer lentamente al piso mientras lloraba en silencio con el corazón hecho nada.
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Los comentarios sobre el asesinato corrieron por toda la ciudad, las personas empezaron a comentar entre murmullos lo sucedido. Apuntando a los terribles secretos de la época que envolvían la ciudad en una mafia oscura, llena de negocios turbios y sangre que iniciaban a cometer este tipo de hechos.
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La Sra. Maribel había cocinado uno de los platos favoritos de sus hijos, arroz de verduras, con carnes y jugo natural. Todo estaba preparado, horas antes había invitado a su cuñado, esposa e hijos para la cena… la abuela Marlene también estuvo presente. Cuando todos se encontraron en la mesa Alejandro Pregunto por uno de sus sobrinos que hacía falta en la mesa.
—¿Y mi sobrino Esteban?.
—Es verdad, ¿donde se habrá metido ese muchacho a esta hora?. Ya va a anochecer. —Comento la Sra. Marlene.
—No demorará en llegar, el siempre es así, tal vez este en casa de su amigo, esperemos... —Respondió la Sra. Maribel. En ese instante sonó la puerta.
—Es el, se los dije… iré a abrir la puerta. —Dijo Maribel con una sonrisa.
En ese momento, cuando Maribel abrió la puerta su sonrisa se desvaneció al ver el rostro de una de sus vecinas desencajado y con lágrimas en los ojos frente a ella.
—Maribel... tienes que ser fuerte, a sucedido una tragedia.
A Maribel se le cristalizaron los ojos de terror, esperando lo peor.
—¿Dígame que sucedió, por favor diga algo?. —Pregunto.
—Es sobre su hijo Esteban, le dispararon a el o a su amigo en un barrio cercano de aquí, aun no se sabe quien de los dos fue, lo que si se sabe es que...
—¿Es que?.
—Es que al que le dispararon, falleció.
Maribel sintió un dolor muy fuerte en el pecho, que le hizo perder el equilibrio por completo y se dejó caer sobre la primera grada de la casa. La vecina de inmediato llamó a su familia los cuales salieron de inmediato.
—No, no puede ser Dios mío, mi hijo no. —Suplico entre lagrimas.
—¿Qué paso mamá, dime que paso por favor?. —Pregunto Eduard al ver a su madre pálida y con un nudo en la garganta.
La noticia había dejado a Maribel completamente pasmada, triste y sin aliento. La vecina no tuvo más opción que explicarle lo ocurrido a los demás. Estos al enterarse de lo sucedido quedaron en shock y ahí entendieron la mirada perdida y mil veces triste de Maribel.
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Desconcertados, desesperados y llenos de ansiedad por la inesperada noticia corrieron al hospital que habían sido llevados ambos amigos. Uno sin vida y el otro imaginablemente destruido, aún Maribel, Eduard y el tío Alejandro que fueron los que se dirigieron al lugar, desconocían la identidad de aquel que había perdido la vida, aunque creían que era egoísta pensarlo pero aún así tenían la esperanza de que esa persona fallecida no se tratara de Esteban.
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Al llegar, la Sra. Maribel empezó a buscar y a llamar a su hijo Esteban por todo el lugar, completamente desesperada evitaba que Eduard la detuviera e interrumpiera su búsqueda. ante su terrible ansiedad y desesperación de no ver a su hijo, pregunto y pregunto, no le importo llamar la atención y que pensaran que estaba loca, en ese instante solo pensaba en encontrar a su hijo, abrazarlo, apretarlo con fuerza y no dejarlo ir jamás... cada segundo se hacia más desesperante para ella, sentía que la cabeza le daba mil vueltas al no poder más se desmoronó en un terrible llanto, al paso de los segundos, Esteban apareció frente a ella. Ella lo vio y sintió un gran alivio en su corazón, lo miró con nostalgia, estaba herido, con el rostro pálido y los ojos llenos de lágrimas… su camisa estaba cubierta en sangre, rápidamente se levantó del suelo y corrió hacia el, lo abrazó con fuerza y soltó uno de los tantos llantos desesperados que la ahogaba en silencio.
—Hijo, gracias a Dios. Dios mío, estás bien. Casi me muero de preocupación.
—¿Qué paso hijo, dime que paso con Camilo?.
—Lo mataron mamá. Lo mataron frente a mis ojos.
Todos quedaron atónitos y sorprendidos ante la terrible noticia acerca de Camilo, por que un muchacho tan joven tenía que perderse en la crueldad y la sangre fría de los asesinos.
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La Sra. Maribel se encontró con la madre de Camilo y con tan solo verla sintió el terrible dolor que le envolvía el corazón. Sin decir nada se acercó a ella y la abrazó con fuerza y le susurró al oído.
—Lo siento mucho, sinceramente lo siento… comparto tu dolor, también soy madre y se lo que sientes.
Esteban no soportó tanto dolor y tristeza, dio media vuelta para marcharse pero Eduard lo detuvo. Mirándolo a los ojos con nostalgia le dijo.
—Siento mucho lo de tu amigo, hermano. Se que juzgue mal tu amistad con el y la mala espina que me daba. No comprendo nada. Espero puedas recuperarte de todo esto.
Esteban bajó la mirada, no respondió nada y se marcho.
…
Al salir del hospital, observo sus manos llenas de sangre, las miro fijamente. No podía evitar el llanto y en ese instante entre la rabia y tristeza un pensamiento se postró en su mente.
“Nunca olvidaré tu sangre y tampoco la manera tan cruel que te arrebataron la vida. mucho menos olvidare los ojos del quien te hizo esto”
luego empuño las manos, cerro sus ojos y dos lagrimas se desprendieron de ellos.
Varios minutos después en compañía de su madre, su hermano y su tío volvieron a casa. Todos sintieron un gran alivio al ver y saber que Esteban estaba bien, pero con una presente tristeza por la muerte repentina de Camilo… aún más para Anna María que no lograba comprenderlo y su tristeza se convirtió en un terrible dolor del corazón.
Esteban sin mencionar palabra alguna se retiro a su habitación, cerro la puerta con seguro... se quitó la ropa y se metió a la ducha, la sangre se desprendió de sus manos por el agua como paso con la vida de su amigo, la perdió en un instante. La sangre se disolvió con el agua y desapareció. La camisa ensangrentada la guardo en una caja bajo su cama, se recostó en la misma y trató de descansar… algo que el aquellos terribles días era difícil de hacer con tanto dolor y tristeza.
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Editado: 06.11.2023