Ni siquiera había hecho lo que dije, algo dentro de mí me instó a decirlo y me arrepentía, puesto que todo se volvió rojo y negro, los cuadros habían explotado y sus protagonistas ya no estaban en ellos, esto no podía estar pasando.
Después de esa explosión de colores pude volver a moverme, las voces de mi cabeza decían que escape lo más pronto posible, sin embargo, en cada paso que daba sentía escalofríos y la piel se me erizaba.
— Tu puedes salir de aquí Gema —me repetía mentalmente—, solo unos pasos más y podrás escapar.
Varias carcajadas resonaron en la habitación y pararon abruptamente cuando cogí el relicario de mi madre.
— Si quieres salir de aquí debes dejar eso —dijo una voz detrás de mí.
— Eso no nos permite acercarnos a ella —murmuraron muy bajo, pero pude oírlos—, no podremos matarla.
Varias voces de lamento se hicieron presente tras esas palabras.
— No —grité—, no pienso dejar el relicario. Si lo hago ustedes podrán acercarse a mí y matarme.
— De todas formas te mataremos, eso que tienes solo nos retrasará un poco, pero al final lo haremos. El resultado será el mismo.