Retratos de Piedra

Capítulo 3

Luz Nigh.

Ev siempre tenía que aguantar las ganas de reírse de su nombre. Su instructora de piano, era incluso más pequeña que ella y eso le parecía mucho más hilarante, era como recibir clases de un duende risueño. Para Ev era la primera vez que tenía al lado a alguien más pequeña que ella.

_Pareciera que no practicaste nada_ dijo Luz.

Su voz era tan diminuta como ella.

Ev esperaba que no se diera cuenta. Esa era su quinta sesión y aunque disfrutaba de las clases, no tenía tanto espacio en su día para practicar. El entrenamiento de La Comarca era exhaustivo. Sino estaba con deberes escolares, estaba entrenando, apenas si tenía tiempo para fugarse de La Comarca e ir a sus clases de piano.

Sentía que tal vez la siguiente semana le saldrían ojeras, y con ellas vendrían las preguntas de su madre sobre sus hábitos nocturnos.

_El piano de la escuela se dañó_ mintió Ev.

Desde un principio había mentido diciendo que no tenía un piano en casa y que practicaría con el piano de la escuela. La verdad es que Ev practicaba cuando su madre dormía. En esos días su madre había tenía mucho papeleo y no se había dormido temprano.

Luz escuchó las palabras teñidas de mentira y le sonrió. No creía estar en posición de juzgar a Ev, pero no quería pasar tres horas escuchando la peor melodía del mundo.

_ ¡Práctica!_ vociferó Luz mientras se sentaba a un costado del piano.

Ev alcanzó a ver como encastraba auriculares lo más profundo en sus oídos. Ev trató de no sentirse tan ofendida, pero Luz tenía razón, sin practicar como se debe era un asco, hasta a ella le dolían los oídos.

La sala de ensayo, era simplemente la sala de su apartamento. El lugar era amplio. El piano negro estaba en el centro de la sala. Ev daba la espalda a la barra de la cocina. Frente a ella estaba el sofá y la TV, mientras que el pasillo que conectaba a las habitaciones y al baño quedaba a un costado. Todo era tan minimalista y pulcro que a veces Ev pensaba que allí no vivía nadie, ni siquiera Luz.

Pero los recipientes de perro a un lado de la nevera, y las chaquetas oscuras dejadas allí y allá de forma despreocupada, le indicaba a Ev que Luz no vivía sola, pero ella nunca había visto a nadie más.

Se centró en la partitura que tenía al frente, las notas eran tan simples, que Ev sabía que si tuviera una vida normal ya la habría aprendido hace mucho. Los dedos se le enredaban entre las teclas, el conteo del ritmo se le iba. Se sentía más torpe en la música que de costumbre, y creyó haber roto el piano cuando en lugar de escuchar la aguda nota de Mi, escuchó un ladrido.

Luz se sacó los audífonos cuando notó la gran bola de pelos subir a la banca y colocar sus patas sobre el muslo de Ev.

_ ¡Hey, salte!_ chilló Luz.

Pero el perro sólo miraba a Ev. Era un Husky Siberiano adulto, blanco y negro, y todo su peso parecía que lo había colocado en sus patas delanteras, sobre el muslo de Ev. Ella sentía que el perro era mucho más grande que ella y se preocupaba de que si se movía le rasgara el pantalón con sus garras, y por la indiferencia con la que trataba a Luz, Ev sabía que su profesora de piano no era capaz de controlar al perro. Así que optó por quedarse lo más quieta posible.

_ ¡Trueno!

Ev escuchó la voz que llamaba al animal. Era una voz rasposa, ronca y sólo por eso Ev supo que le gustaría la chica de aquella voz.

El animal no se movía y no apartaba sus ojos de ella. Ev levantó los ojos para ver el rostro de aquella voz y se lamentó de no tener el uniforme arreglado. La chica era algunos años mayor que ella. Los ángulos pronunciados de su rostro eran suavizados por un largo y ondulado cabello negro. Pero lo que más le gusto a Ev fueron sus ojos azules, no eran claros, eran tan oscuros que si no fuera por la luz de la habitación que le daba de frente, Ev habría pensado que no tenía azul en sus ojos.

_ ¡Ven! ¡Trueno!

Esta vez la voz de la chica fue más imponente. Y por un segundo Ev vio que Trueno dudaba, movía sus patas y su cola, pero lo único que hizo fue acercar su nariz húmeda y olfatearle la ropa.

Ev sintió cosquillas en el cuello y comenzó a retorcerse mientras Trueno se afincaba más en ella.

_ ¡Azul, sácalo ya!_ chillo Luz.

La chica se mantuvo de pie en la entrada de su apartamento mientras miraba curiosa el comportamiento de su mascota. No estaba siendo agresivo, como normalmente era, y ella no recordaba la última vez que Trueno había sido lo suficientemente encantador, como para intentar lamerle las manos y la cara.

Azul no se movió hasta que vio a su perro recostarse en el regazo de aquella chica. Trueno era un perro grande y parecía ser un oso al lado de ella.

_Lo siento. Él no es así_ dijo cuando tomó la correa de Trueno y tiró de ella hasta que su perro, entre un resoplido, bajó del banco.

Trueno emitió un ladrido medio exasperado antes de sacudirse la mano de Azul y correr hacia su habitación.

_ ¿Cuántas veces te tengo que decir que lo controles? Además ¿Qué haces aquí tan temprano?_ vociferó Luz exasperada mientras miraba a Ev con una expresión de disculpa.




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