En algún punto de la noche Azul había apagado las luces y la oscuridad sólo era iluminada por el brillo del televisor. Cuando el celular de Ev la despertó sus ojos les costaron adaptarse al brillo de la pantalla.
Le había llegado un mensaje de Shael, sólo había una dirección y una hora. Ev sabía lo que debía hacer y se lamentó de no poder ver cómo Azul despertaba.
Ambas habían quedado dormidas en el sofá y Ev tuvo que hacer acrobacias para salir debajo del cuerpo de Azul y no despertarla. Su peso había sido cómodo y su calor reconfortó a Ev lo suficiente para hacerla dormir.
Ev la miró por una última vez, lucía mucho más sana y más calmada. Ev se inclinó para darle un suave beso en la mejilla antes de escabullirse por la escalera de emergencias. Después pensaría en las explicaciones que tenía que dar por haberse ido de esa forma.
En cuanto los pies de Ev tocaron el suelo corrió con todas sus fuerzas. La dirección que marcaba Shael, no quedaba muy lejos del apartamento de Azul, pero ella no tenía armas ni traje y esperaba que al menos Bea recordara ese detalle.
Eran pocas las veces que la noche había sorprendido a Ev sin ningún tipo de arma y siempre le provocaba ganas de vomitar. Le recordaba mucho a la muerte de su padre.
Él había muerto cazando, pero no tuvo la muerte digna con su espada en la mano. Su grupo de caza había sido aniquilado y él había saltado de un puente perdiendo sus armas. Habría sobrevivido si los demonios no lo hubieran encontrado a la orilla del río, cansado y totalmente desarmado.
No era la muerte que Ev quería.
Cuando llegó a la dirección se tranquilizó de ver a Kem, Shael y Bea.
Todos vestían sus trajes de caza y preparaban sus armas. La dirección que había dado Shael era la de un callejón cerca de un edificio abandonado. Bea le entregó una bolsa a Ev y sin decir palabras ella comenzó a cambiarse.
No sentía ningún tipo de pudor frente a ellos, habían peleado y sangrado juntos durante años, no había muchos secretos en sus cuerpos, aunque Shael y Kem siempre trataban de plantar sus ojos en el cielo cuando alguna de ellas tenía que cambiarse.
Ev se lamentó de tener que arrugar la ropa que tanto le había costado arreglar, pero era mejor alternativa meterla en el bolso que dejarla tirada en la calle.
Shael esperó que su prima estuviera vestida y armada antes de hablar.
_Un grupo cazaba esta noche, regresaron a La Comarca para decirnos que vieron a nuestro objetivo dentro de ese edificio_ comenzó Shael _El edificio ha estado abandonado los últimos cinco años, el último plano indica que era un centro de piscinas olímpicas. Seguramente habrá escaleras que te ayudarán a estar en la altura Kem. Vamos a sostener la formación de siempre. La salida a nuestras espaldas, Kem en las alturas y nosotros a su alrededor cubriéndolo.
Todos asintieron y avanzaron, parecía que no había otra cosa que determinación en sus rostros.
Kem guiaba el paso, sus ojos oscuros veían mejor que cualquiera de ellos. Notó una puerta entreabierta a un lado del edifico. Ingresaron con la mayor cautela posible.
Kem alistó una flecha en su arco.
Avanzaron hasta que el pasillo se abrió.
Olía a orina rancia y la suciedad había subido por cada rincón de las paredes. Kem se detuvo, no escuchaba sus voces pero podía ver sus sombras. Supo que ellos también fueron descubiertos cuando comenzaron a avanzar apresuradamente hacia ellos.
_ ¡Son cuatro!_ vociferó Kem saliendo del pasillo y subiendo a las escaleras que estaban a un lado.
Escuchaba la lucha detrás mientras subía, pero no se detuvo hasta que sintió que estaba lo suficientemente alto. Desde allí podía ver que los accesos a los pisos superiores estaban obstruidos, podía ver dos piscinas olímpicas vacías llenas de basura y muchos lugares llenos de sombras donde podían salir más enemigos de sorpresa.
Reconoció casi de forma automática el rostro de Calixto entre los cuatro Caídos y disparó. Sabía que no fallaría y la flecha hubiera matado a su objetivo, pero uno de los Caído se interpuso y en cuanto la flecha le atravesó el cuello desapareció en una estela de humo.
A Kem le costó un par de segundos salir de la impresión, segundos que fueron determinantes para sus amigos que luchaban cuerpo a cuerpo. Él jamás había visto que un Caído se sacrificara por otro.
_ ¡KEM!_ grito Shael.
No lo veía y no dejó de preocuparse por él hasta que vio sus flechas cortar el aire.
Kem no alcanzaba salir de su asombro mientras disparaba, y el asombro crecía cada vez más al mirar como los tres Caídos peleaban contra sus amigos, mientras esquivaban sus flechas. Kem no recordaba la última vez que había fallado un tiro, tampoco recordaba la última vez que alguien había logrado conectar un puño al rostro de Shael.
Notó que algo había cambiado. Miró alrededor, no había nadie más pero las sombras parecían más espesas, como si avanzaran lentamente.
Shael no podía saber eso, no podía ver que la pelea era muy diferente.
_ ¡RETIRADA!_ gritó Kem. Y supo que lo había gritado tarde.