Urizen Nuriel Metratrón era de los niños más escurridizos de La Comarca, su parecido con su hermana mayor era tan vertiginoso que muchas veces, las profesoras que recordaban a Ev de niña, solían confundir sus nombres. Sus ojos grises vagaban por la habitación de su hermana.
Desde que tenía memoria tenía prohibido entrar a ese lugar. Y mientras más crecía se volvía más ingenioso para lograr entrar a la habitación de su hermana. En ese momento él podía escuchar la ducha del baño y la música estridente que ella siempre ponía al bañarse. Según ella, la música la relajaba lo suficiente para disfrutar del agua.
Uri trató de moverse sin hacer el más mínimo ruido, aunque su hermana estaba distraída y en otra habitación, no olvidaba que era una de las mejores cazadoras jóvenes de La Comarca y que sus sentidos estaban siempre activos.
Encontrar el teléfono no fue difícil, Ev solía tenerlo siempre al alcance de la mano, lo difícil fue llegar hasta él. Estaba sobre el escritorio al otro lado de la habitación y en medio había montañas de ropa y audífonos esparcidos.
Uri se tomó un momento para sentirse orgulloso de tener una habitación mucho más ordenada.
Cada paso que daba hacia adelante corría el riesgo de pisar algo que hiciera ruido, pero tantos años escabulléndose en las mansiones para escuchar conversaciones que nunca terminaba entendiendo, habían afinado sus destrezas.
Uri alcanzó el teléfono y abrió el compartimento de la tarjeta SIM. Colocó el chip que le habían dado, cerró el compartimento y se escabulló fuera de la habitación de su hermana. No comenzó a correr hasta que estuvo fuera de la mansión Nuriel.
Corrió con todas sus fuerzas y con la sonrisa tan grande que le hacían brillar sus ojos grises de emoción, porque había completado su primera misión. Cuando llegó a la mansión Metratrón no entró por la puerta principal, fue hacia una de las entradas ocultas a los costados de la mansión que lo llevó directamente a un túnel que terminaba en las escaleras del ala sur.
Tampoco tocó la puerta de la habitación de Shael cuando llegó, simplemente entró y miró a su primo sentado en la cama y a Kem apoyado de la pared.
_Lo conseguí_ vociferó.
_ ¿Estás seguro de lo que viste? No puedo crees que Ev lo haya hecho_ vociferó Shael todavía sintiendo la amargura de traicionar a su prima sin darle el beneficio de la duda.
_Estoy muy seguro de lo que vi_ Kem le respondió a Shael antes de poner sus ojos en Uri _Lo hiciste muy bien, serás un gran cazador.
Uri sonrió.
_Soy un buen hermano ¿Verdad? Ev estará a salvo.
Kem asintió caminando hacia la computadora de Shael.
***
_ ¿Qué música te gusta?
Ev no dejaba de mover los dedos de sus pies. Sentía el calor del teléfono en la mejilla y la ligereza de la conversación le resultaba reconfortante.
_Me gusta The Beatles, Bon Jovi…
La voz de Azul le llegaba amortiguada a través del altavoz, había algo en el teléfono que anulaba el tono ronco de su voz natural y eso era algo que a Ev no le agradaba del todo.
_Algo así como la música viejita_ bufó Ev.
_Sí, música viejita, aunque ya la escuchaba cuando recién se estaba estrenando.
Ev rio. Pero su risa murió rápido cuando pensó en algo que no había cruzado por su mente y que seguramente regresaría todo el tiempo a torturarla.
_ ¿Cómo es eso de ser inmortal?_ preguntó sintiendo que algo le pesaba en el pecho.
_No te preocupes, apenas nos estamos conociendo, es como hablar del matrimonio en la primera cita_ dijo Azul.
Eso disipó por un momento la ansiedad de Ev y le devolvió la sonrisa.
_ ¿Entonces si estamos juntas?_ aventuró Ev.
Ella escuchó un suspiro de Azul, parecía como si la otra chica tratara de no reírse.
_Estaremos tan juntas como tú quieras que estemos, después de todo eres tú la que está descubriendo el mundo.
_ ¿A qué te refieres con eso?
_A que estás en edad de volar, no de atarte a nadie.
Ev lo pensó por un momento. Lo más cerca que le permitía La Comarca de volar era cuando saltaba de una ventana para correr por su vida.
_ ¿Y si no me siento atada contigo?
Azul era tan libre, tan confiada que con su sola presencia bastaba para que Ev se sintiese libre.
_Entonces estaremos juntas… siempre y cuando La Comarca no me mate.
Ev quiso reír, pero el humor jamás le llegó. La Comarca era una sombra espesa en ese momento, y todo lo que alguna vez luchó por defender ahora le parecía una gran atrocidad. Mientras más se acercaba a la realidad de los Vigilantes más se alejaban de las tradiciones y dogmas de La Comarca.
Ev escuchó dos golpes en su puerta, sabía que era la señal para decirle que la cena estaba lista, y para su malestar tuvo que concluir la llamada.
_ ¿Vienes por mí mañana a la escuela?_ preguntó Ev.