_No puedo creer que estés viva. Eres como una cucaracha.
Fueron las palabras de recibimiento que tuvo Ev por parte de Kate. Ev sólo la había visto dos veces, pero ella tenía un aire tan ejecutivo que incluso parecía demasiado formal con vaqueros y sudadera.
_Al menos no soy insensible_ respondió Ev.
La mayoría había muerto con la nueva oleada de demonios. Los heridos que no habían podido levantarse para correr fueron aniquilados. El caos los había empujado hacia la barricada, las sombras se cuidaban de no acercársele a ningún Caído y en cuando los cazadores estuvieron cerca de ellos fueron despojados de cualquier arma y agrupados. Los Vigilantes no los habían dejado moverse ni hablar mucho entre ellos.
Todos se habían sentado en el suelo, mientras esperaban a que los Vigilantes se reunieran en torno a ellos. Uri se aferraba con tanta fuerza al cuello de Ev que a veces le costaba respirar, pero ella no se quejaba. Aunque su hermano no se movía, ni lloraba ella sabía que estaba terriblemente asustado.
Había logrado ver rostros conocidos entre los sobrevivientes, entre ellos Kem, Bea y Shael. Aunque Bea parecía ser la única que no estaba atenta a nada, miraba sus zapatos y sus manos, Ev suponía que estaba tratando de digerir la noticia que había desaparecido toda su línea familiar.
Cuando todos los Vigilantes llegaron, las sombras habían vuelto a subir a los cielo, pero ninguno de los cazadores se atrevía a mirar atrás. La Comarca era un montón de escombros y cuerpos mutilados, no eran la imagen que querían tener de su hogar. Aunque si podían olerlo, olía a lágrimas, sangre y polvo.
_Ustedes mataron a un Vigilante y ahora vienen a suplicar. Cuando los demonios acaben con ustedes actuaremos, por ahora pueden ir a morir junto a su preciosa Comarca_ vociferó Paloma.
Ev no la reconoció, tenía un aire similar a Kate, casi podían parecer hermanas. Ev miró los rostros de todos, eran tan comunes que podían haber sido cualquier persona caminando por la calle. Eran 19 rostros, parecían estar formados por orden jerárquico y Ev se preguntó dónde estaría Azul.
_No todos, _ vociferó Kem tambaleándose mientras trataba ponerse de pie _yo… yo lo hice. Todo es mi culpa.
Ev miró a Kem. Él había lanzado la flecha que había matado a Azul, y hasta ese momento Ev no estaba segura si había lanzado la flecha con la intención de que la recibiera Azul o Bea, pero cuando trataba de escarbar entre sus emociones no lograba alcanzar el odio hacia él. El abrazo de su hermano era demasiado fuerte como para permitirle sentir otra cosa.
La pierna de Kem sangraba profundamente y usaba su arco de bastón. Estaba tan pálido que el único punto de color en él era la mitad negra de su cabello.
_En la guerra, todos somos culpables niño_ vociferó Sami.
A él Ev si lo conocía, Azul se había encargado de hablarle de él, sabía que era importante, pero no estaba segura de cuánto.
_Sami hay que acabar con esto_ vociferó Kate y una fracción de los Caídos que rodeaban La Comarca dio un paso al frente. Fue tan sincronizado y metódico que Ev se tomó la molestia de observarlos por primera vez.
Todos estaban vestidos de negro, formando un círculo perfecto alrededor de La Comarca con los brazos rígidos a los lados. Sus rostros estaban tan desprovistos de expresión que parecían estatuas.
_Kate, envía tu legión de vuelta a su formación. Si alguien más mueve un músculo se lo rompo. Recuerden que ya no está Azul_ vociferó Sami, su voz fue calmada, pero cada Vigilante tensó su cuerpo.
_Regresen_ ordenó Kate. No había levantado mucho la voz, solamente podían haberla escuchado dos o tres, pero la fracción que se había movilizado volvió a la formación circular con la misma sincronización.
_Yo decidiré, sin votos, ni consenso ¿Quién es su líder?_ preguntó Sami.
Ev trató de buscar a Jazi por sobre el hombro de Uri. Ella estaba al otro extremo del grupo, se levantó tambaleante y se sujetaba un brazo como si se le fuese a caer.
_ ¿Cuál es tu nombre?
_Jazeriel Uriel Remiel_ respondió mirando a Sami con todo el orgullo que podía recoger de su cuerpo maltratado.
_ ¿Dónde está la tal Levana?
Ev trató de superar la sorpresa de ser llamada rápido, pero le costaba decirle a sus pies que la pusieran de pie. Ev comenzó a luchar con Uri, él no dejaba que se levantara.
De pronto ella sintió algo húmedo y frío en la mano y cuando giró vio el pelaje de Trueno. No se había detenido nunca a pensar en la mascota de Azul, no creía que sirviera de mucho un perro en esas circunstancia, pero se lo mostró a su hermano y su curiosidad comenzó a abrirse paso entre el miedo, en La Comarca estaban prohibidas las mascotas y era la primera vez que Uri estaba tan cerca de un perro. Ev aflojó su abrazo y dejó sus manos sobre el lomo de Trueno, él se había acomodado y sentado tranquilamente a su lado, aunque había sido testigo del temperamento del animal confiaba en que no le haría daño a Uri.
Con su hermano medianamente distraído Ev pudo ponerse de pie.
Los ojos verdes de Sami se enfocaron en ella. Parecía que él no tenía ninguna expresión, era un rostro neutro y unos ojos firmes.