Retratos de Verano

I

En una de las tantas calles empedradas de Comayagua se reunían durante los días soleados de verano nueve  niños que asistían a la escuela “10 de enero”, solían jugar a las carreras, a la pelota y a las escondidas, sin darse cuenta que una pequeña figura ubicada en la ventana de una de las casas que daba de frente a la calle siempre los observaba. Un día al terminar de jugar José uno de los chiquillos se dio cuenta de que desde la ventana de una casa, un niño los observaba, José se acercó y saludo.

—Hola me llamo José—

—Hola me llamo Carlo—dijo con tono tímido

—¿Por qué no sales a jugar?—

—Prefiero colorear—Carlos intento ocultar su rostro mientras respondía

—Pero no tienes muchos colores—dijo José mientras observaba los botes de temperas vacíos tirados en el suelo, Carlos no respondió y José se marcho

En casa la Madre de José le explicó que Carlos no podía mover las piernas debido a un problema que tuvo al nacer y que por eso sus padres le comprobaban temperas para que pasara su tiempo coloreando.

Carlos había gastado sus temperas  y sus padres no tenían dinero para comprar más durante ese mes, él se sentía mal deseaba poder salir y jugar con el resto de los chicos todos los días coloreaba sobre unas mantas viejas haciendo dibujos de cómo sería su vida si pudiera caminar.

—Carlos, Carlos pedí permiso a tus papás para salir a jugar—dijo en voz fuerte José desde el frente de la casa, Carlos no salió

—Lo siento niños Carlitos no quiere salir—dijo la mamá de Carlos, pero luego al ver a los niños decidió sacar a Carlos en su silla de ruedas al frente de la casa

—Mira Carlos todos hicimos carritos con cajas de tomates ahora podemos jugar todos juntos—Al niño Carlos se le llenaron los ojos de lágrimas volteo a ver a su mamá la que hizo un gesto de aprobación con su cabeza

Carlos y el resto de los niños jugaron a las carreras, a la pelota y luego se pusieron a contar historias, Carlos les dijo que él iba a la escuela “Insignia de Honduras” porque estaba cerca del trabajo de su papá, les dijo que le gustaba pintar y que estaba feliz de que lo invitaran a jugar.

Al día siguiente los niños le llevaron a Carlos unas temperas nuevas que compraron todos juntos, Carlos se alegró, se sentía bien  y dibujo sobre una manta blanca a él y sus amigos en sus carritos de cajas de tomates impulsados todos ellos por un par de alas blancas.



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En el texto hay: inocencia infantil, compasion, amistad amigos

Editado: 13.09.2021

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