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Finn y yo mantenemos un paso constante por la acera, estamos a unos cuantos metros de casa, él no ha dicho una sola palabra después de lo que sucedió, pero sé que al igual que yo, sabe exactamente que es nuestra culpa.
No quiero parecer que me creo el centro del mundo, pero tendría que ser demasiada coincidencia que después de que nosotros hicimos un ritual las aves enloquezcan, llámenme engreído, pero tengo razón.
—Tenemos que hacer algo... —Pronuncio finalmente, él me observa y aumenta su paso. —Ignorar esto no va a hacer que desaparezca —Añado, provocando que se detenga. —Sabes que tengo razón, y mientras más rápido lo solucionemos, más rápido podrás olvidarte de que estoy aquí.
—¿Y qué pretendes? —Finn vuelve a avanzar, llegando a la puerta.
—Reunirnos otra vez, y buscar una solución.
—Que idea más... —Pero el deja de hablar, se mantiene observando el interior de la casa, parado debajo del umbral.
—¿Finn qué...? —Lo empujo para poder ver.
Mis ojos se abren como platos y mi boca se cierra, el vestíbulo y el living están hechos un desastre: La felpa de los sillones están por todas partes, algunos jarrones se encuentran en el suelo, completamente destruidos, mientras que los sacos y camperas que colgaban del ropero en la pared están rasgadas, ¿Qué diablos pasó?
Ambos escuchamos gritos provenientes de la cocina, nos apresuramos en correr hacia allí, al llegar vemos a Mary, apoyada sobre sus rodillas, mirando al suelo.
—¡Perro malo! —Exclama enfurecida. Finn y yo cruzamos el umbral, le está gritando a Oddie, quien no deja de gruñirle mostrando sus colmillos.
—¿Qué sucedió? —Pregunta mi hermano.
—Tu perro se volvió loco Finneas, eso es lo que sucedió.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Quiero decir que volví hace tan solo cuarenta minutos, y cuando crucé esa puerta esta bola de pelos estaba destrozándolo todo.
—Eso no tiene sentido, Oddie jamás...
—Quizás sea un ataque de rabia —Lo interrumpo y lo miro directo a los ojos, tratando de que entienda lo que estoy haciendo. —Mi abuela tenía un conejo que se volvió loco de un día para otro —Miento. —Quizás una vacuna solucione el problema.
Oddie lanza un ladrido brusco, amenazante. Mary, por su parte, se reincorpora y asiente. Suspiro al mismo tiempo que ella toma en brazos a Oddie, quien no parece estar contento con ello, ya que gruñe constantemente.
—Llevaré a este pequeño diablo al veterinario ahora mismo, y luego regresaré al hospital. —Anuncia. —Toma, esto les alcanzará para una pizza, supongo que su padre llegará tarde también.
Mary se acerca a cada uno de nosotros y nos da un beso en la mejilla, yo agarro los veinte dórales y los guardo en mi bolsillo trasero, luego le sonrío y espero en mi lugar a que se vaya.
En cuanto escucho la puerta cerrarse, salgo de la cocina y camino directo hacia las escaleras.
—¿Will qué...?
—Llama a tus amigos, diles que vengan lo más rápido que puedan —Ordeno sin detenerme.
—¿Para qué?
Volteo a mitad de la escalera y lo miro directo a los ojos.
—Encontraremos una solución a todo esto.
Él no responde, pero escucho el sonido del teclado de su teléfono siendo presionado, por lo que continúo subiendo hacia mi habitación, necesito cambiarme este tonto uniforme.
El timbre suena por quinta vez, anunciando que el último de los chicos acaba de llegar, Ethan mira a su alrededor al cruzar el umbral, y suelta la frase que cada uno de ellos dijo apenas llegó:
—¿Qué pasó aquí?
—Oddie se volvió loco... —Respondo cruzados de brazos, los demás están sentados en los sillones del living, sobre la felpa destrozada y el desorden que no limpiamos. —Al igual que las aves de la cafetería.
—Que locura —Comenta.
—No, ¡Una locura es que hayas publicado una foto enseñando la marca como si fuera un estúpido tatuaje! —Exclama Nicky desde su lugar.
—¿De qué hablas? —Ethan actúa de forma desentendida.
—Hablamos de esto querido influencer... —Leo se mete en la conversación, enseñando en su teléfono la fotografía que publicó Ethan en la que muestra la marca de una llama en su muñeca.
—Oh, claro... —Él rasca su nuca con una expresión de inocencia reflejada en todo su rostro lleno de pecas. —¡Vamos! No es para tanto —Se excusa.
—¡Por supuesto que lo es! —Insiste Nicky.
—Ella tiene razón. —Comento. —Esto es exactamente lo que sucede cuando gente inexperta practica rituales que sugieren extraños... —Miro directo a Finn, y luego al resto, quienes bajan la cabeza, avergonzados. Exceptuando a Riley, la cual mantiene su mirada en el teléfono. —Y se lo toman como una broma —Ahora observo a Ethan. —Estas marcas, lo que sucedió en la cafetería, todo es nuestra culpa, y tenemos que solucionarlo antes de que se salga de control.
—Por si no lo notaste... —Nicky toma un trozo de felpa. —Esto ya se salió de control.
—Lo sé, pero puede ser peor... —Anuncio sacando mi teléfono del bolsillo derecho de mi pantalón. —Encontré un foro en internet, lo lideran dos chicas que parecen tener mucha idea sobre el tema, y allí dice que esto es solo el comienzo.
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Editado: 13.08.2021