Siempre necesité una única creencia.
Un hogar donde no haya penas.
Un lugar para descansar mi cabeza, para quemar mis palabras.
Los propios hechos se harán presentes algún día.
Mi única creencia, mi presente.
No temo perderte, temo no volver a encontrarte.
No me encierres en una ilusión de eternidad.
No temas, presente, y quédate por siempre.
Eres eterno, mi presente.
Nunca termines, no te equivoques.
Tú sabes lo que he aprendido, lo que he perdido.
Lo que he dejado, lo que he llorado.
Eres eterno, mi presente.
Nunca te entierres, ni te desarmes.
Nadie te rompe, no soy yo quien teme en este instante.
Empecemos de nuevo, sin importar el pasado, sin fijar un comienzo.
En este texto en blanco, volvamos a unir las partes que nos hacen semejantes.
Me conoces tanto como para borrarme.
Sin importar lo que piensen, sigamos adelante.
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Editado: 01.11.2020