Retrospectiva

16. Deseo

Una caricia nunca basta, hay límites que nos interesa traspasar. 
Esto que siento no es un anhelo, ni siquiera se parece a los miedos que tengo. 
No hay forma de explicar lo que siento por dentro, la forma en que te veo, en cómo te pienso. 
 

En el fondo te deseo, no lo niego, y lo demuestro. 
Porque es la lujuria que me recorre el cuerpo entero la que me encierra en este laberinto perverso, me abruma lo siniestro, y lo que siento en el pecho no se compara a la forma en que te deseo.
Y en vez de alejarme, sólo haces que se encienda más lo que siento. 
 

Un sinfín de sensaciones me persiguen cada noche. 
Es la forma en la que me desvelo, mientras te pienso, te imagino, pero no me atrevo. 
La forma en la que te deseo me sobrepasa, me abandona el respeto.
Se prenden las llamas de este sentimiento que no se parece en nada a lo que siento en el cuerpo. 
 

Y es la forma en la que te deseo, no hay forma de describirlo, no hay nada más sincero que esto. 
Simplemente te deseo, y no me interesan tus desprecios. 
El odio es un sentimiento más grande que el que deseo, pero en este juego se pierde todo reglamento. 
Tu odio es mi deseo. 
Porque me odias tanto como yo te deseo. 
Y odio saber que te pierdo, porque en el fondo te deseo, y lo demuestro. 
 


 




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