Lograré que las personas comprendan, lograré que nos acepten.
—¡Ja! Increíble, ahora pasarán por televisión una serie de maricones. –Mi madre niega y toma el control del aparato, cambiando de canal.
—¿Qué es eso, mamá?
Antes de que ella le diga un concepto erróneo a mi hermano menor, le contesto yo.
—Zack, eso es una palabra muy mala y ofensiva, algo sin sentido.
—Son personas que no deben existir –Interviene mi madre nuevamente.
—Mamá, por favor... No le dañes el cerebro a mi hermano.
—Josh, por Dios, solo hablo con la verdad. Ser gay es una moda, ahora todos quieren ser gay para tener más amigos o llamar la atención... Solo es gente falsa.
—Mamá ¿cómo eso puede ser una moda? Es tonto.
—Josh, frente a tu hermano no, por favor.
—No, mamá, no es un tema que deba esconderse, es normal.
—¡Si tu hermano escucha esto le dañará su futuro, Josh! —Espetó alterada mi madre.
—No, no lo hará porque es un tema normal, muy normal... Aprendamos a normalizarlo.
—Zack tiene 5 años, es muy pequeño para entender.
—¡Es que no es difícil de comprender si se les enseña desde pequeños!
—Hijo, no tiene sentido que le expliquemos a tu hermano sobre este tema, así que por favor dejémoslo hasta aquí y sigamos... —La interrumpo en su discurso.
—Si lo hay porque soy gay, mamá. —Suelto seguro y con orgullo en mis palabras. Zack nos miraba más confundido que al inicio de la charla. —Y aunque no lo fuera, este tema se debe de tratar para que todos estemos informados correctamente.
—Hijo, tú no tienes que seguir esas modas, te gusta el deporte, ejercitarte, escuchar rock, por Dios, no sigas esas modas.
—¡Que no es una moda, mamá!
—Josh, yo te amo, te amo con toda mi vida, pero... —Ella suspira, como si se hubiese quedado sin palabras, como si no quisiera decir algo que pudiera herirme, como tratando de comprender.
—¿Pero qué?...
—Zack, ve a tu habitación, por favor. —Mi hermano se levanta del sofá ante la orden de mi madre, pero lo detengo al momento.
—Ahorita iré a hablar contigo, ¿si, Zackie? —Le digo tranquilo a lo cual él asiente sonriente, me da un cálido abrazo y se retira.
—No quiero que te lastimen, amor... —Dice mi madre con una mirada y voz tan cálida, tan ella, como si estuviese preocupada y al mismo tiempo siendo comprensiva.
—¿Sabes cómo podríamos evitar eso, mamá? Intentando comprender esto... Comprender que ser homosexual es algo normal, que no es una moda.
—Hijo, es que tú eres hombre, y ahora, cuando todos se enteren que eres gay, seguro te verán como una niña ¿entiendes?
—Eso podríamos evitarlo, mamá, esos tontos estereotipos que nos ponen... No por ser gay voy a tener aspecto afeminado, eso no cambiará nada en mí, mamá... Empecemos investigando sobre el tema para poder comprenderlo y así, evitar este tipo de ideas erróneas.
—Es que no estoy en contra de los gays, es solo que... No sé, hijo, no sé, es algo nuevo para mí.
—Lo sé, mamá, te entiendo, por eso te ayudaré a comprender un poco más sobre el tema.
—Bien, pero hijo... Es que... Agh... Sigo creyendo que todo esto es una moda, sino, explícame... ¿Por qué ahora hay más gays? ¿Por qué de repente hay muchos?
—No es que antes no los hubiera, mamá, es que ahora tenemos más libertad, ahora podemos decirlo sin que nos tachen de enfermos mentales, de que nos golpeen o nos asesinen, aunque si, aún hay personas que nos rechazan por la desinformación sobre esto. —Mi madre frota su rostro con sus manos, intentando comprender, sé que esto es difícil para ella.
—¿Pero cómo es que dicen que no se hacen, que nacen siendo así? ¿Cómo es que algunos antes tenían novias o se comportaban diferente?
—Porque desde pequeños nos enseñan que a los hombres nos deben gustar las mujeres y viceversa, entonces, eso nos hace pensar que a un hombre no le puede gustar otro hombre porque es algo malo, por eso, es importante normalizar este tema, enseñarlo desde que uno es pequeño. Uno no cambia su comportamiento, simplemente, luego de que confiesa o se da cuenta que ser gay no es algo malo, uno se siente libre de amar, vestir como quiere, de todo. —Mi madre suspira ante mi explicación.
—Te prometo hijo que trataré de comprender, de informarme... Te lo prometo, solo tenme paciencia, es lo único que te pido. —Dice aquello comenzando a soltar unas lágrimas, yo sonrío, sé que todo estará bien, porque confío en ella, confío en el mundo, confío que algún día no habrá más homofobia y que todos podremos ser libres de amar. Mi madre me mira, como tratando de comprender que soy su hijo, el mismo de siempre, que nada ha cambiado en mí.
—Gracias, mamá. —Le doy un abrazo, uno de esos abrazos que demuestran el amor entre una madre y un hijo, una muestra de amor puro.
...
Después de aquella charla, me dirijo a la habitación de mi hermano, solo eso es lo que necesito, una charla sin interrupciones entre él y yo. Amo a mi hermano y él a mí, sé que podrá con esto, que no es nada de otro mundo
—Hola, Zackie. —Lo saludo al entrar a su cuarto, viéndolo sentado en el suelo, jugando con sus juguetes.
—Hola, Joshie. —Me saluda de vuelta, dejando de lado sus juguetes, mirándome atento. Me siento a su lado sin borrar mi sonrisa.
—Zack ¿te puedo contar algo?
—Sip, ¿es un secreto? –Pregunta con cierta diversión en su voz.
—No, no es un secreto, porque los secretos son malos y esto que te diré no es algo malo. –Explico a lo que él solo asiente. —Zack, yo soy gay ¿sabes lo que es eso? —Le pregunto a lo que él alza los hombros, en señal de negación.
—Nop.
—Es cuando a un hombre le gusta otro hombre, Zackie. —Le digo y él me mira un tanto confundido, pero sonriendo.
—¿Un hombre y un hombre? ¿Y se casan?
—Así es, bueno, en algunos países no está permitido, pero mira, cambiando al mundo, podemos hacer que cambien de opinión. —Dicho esto, Zack sonríe.