Morgan
-Gracias Antonia, la próxima clase traigo el relato traducido y espero que también me salga excelente. -le digo a mi profesora de español.
Para no escuchar mi berrinche Ben pagó a una profesora particular de español que me da dos horas de clase al día en su casa y cuando no estoy aquí, practico el idioma por mi cuenta.
-Estoy segura que saldrás excelente, dominas el idioma a la perfección. -me dice mi profesora y eso me llena de emoción.
-Es que he practicado con lo que me recomendaste, la música me ha ayudado mucho con la fluidez y aparte me distraigo. -contesto porque de verdad he tenido buenos resultados.
-Me alegro mucho Morgan, eres muy rápida para aprender y si te pones a practicar un poco más hablarás como nativa.
-Eso espero Antonia, me despido porque ya debo irme. Te veo en la próxima clase, que estés bien.
-Adios Morgan, nos vemos pronto. -me dice mientras salgo del salón de su casa que tiene adecuado para impartir sus clases.
Salgo de la casa de mi profesora y voy hacia el auto que me espera, cuando me monto en el asiento trasero me dan ganas de bajarme inmediatamente y mi corazón se acelera.
-Hola, Princesa. -saluda Dante dentro del auto y me acerca a él cuando estoy dentro.
-¿Qué haces aquí? -pregunto tratando de estar tranquila.
-Vine a buscar a mi hermanita a su clase, aprovechando que Ben y Stella salen hoy en la noche y regresan mañana. -me habla en el oído y deja un beso en el lóbulo de mi oreja.
«No puede ser.»
-No lo sabía pero le había dicho a Ben que iba a quedarme con la abuela hoy. -le digo lo más calmada que puedo.
«O eso creo»
Cierra el vidrio para más privacidad y así evitar que el chófer escuche lo que va a decirme.
-Te vas a venir a la casa conmigo. -habla serio.
-Ya te dije que voy a quedarme con la abuela, Dante. -respondo de buena manera porque no quiero que se moleste- Ben me dió permiso. -miento.
-Princesa no me hagas molestar, te lo estoy pidiendo por las buenas. -me dice acariciando mi cabello y sube su mano por mi muslo- Te ves hermosa.
-Promete que no me molestaras, porque debo estudiar. Tengo que traducir varios capítulos para la clase de pasado mañana. -digo tratando de convencerlo- Ben quiere que sobresalga en mis clases de español.
Ignora lo que dije y saca una bolsita de su bolsillo.
-¿Quieres? -me ofrece.
-No.
Volteo hacia la ventana porque no quiero verlo, pero en momentos estresantes de mi vida el cuerpo me pide eso que tanto me niego a probar nuevamente.
-Está buena, es de la que te gusta. La compré en el mismo sitio. -me toma el rostro para que lo mire.
-Te dije que no quiero. -digo alejándome de él.
Giro mi cabeza a la ventana de nuevo para no ver lo que hace porque yo también quiero pero no lo haré. En cuanto llegamos a casa voy directo a la cocina para buscar agua y comida para llevar a mi habitación y tener hasta mañana. Cuando estoy buscando lo que subiré suena el timbre de la puerta principal y escucho la voz de Elizabeth y respiro aliviada porque si está con ella no me molestara a mí.
«Gracias Stella, de vez en cuando haces algo bien»
-Hola Morgan -dice Elizabeth entrando en la cocina- ¿Qué tal estás?.
-Hola Eli, estoy muy bien. ¿Tú qué tal? -digo tratando de agarrar toda la comida sin causar ningún desastre.
-Excelente, voy a quedarme hoy con tu hermano. -me informa- ¿Por qué llevas tanta comida? ¿Tienes un batallón allá arriba o tendrás visita más tarde? -me preguntó sonriente señalando lo que tengo en los brazos.
Antes de que pueda responder aparece Dante abrazándola por la espalda restregándose contra ella y por el sonrojo de Elizabeth estaba sintiendo algo.
«Que asco»
-Morgan tiene que estudiar y no va a traer a nadie así que deja de meterle ideas en la cabeza y camina que necesito que bajes esto. -dice serio sacando a Elizabeth de la cocina.
-Dante respeta, está tu hermana presente. -la reclama ella apenada- Disculpalo Morgan.
Asiento para que se quede tranquila y salgan de la cocina.
Todavía no entiendo como una chica como Eli puede ser novia de alguien como Dante, en el tiempo que llevan juntos se ha cogido a casi todas las del servicio de la casa y no quiero ni imaginar a cuántas habrán sido fuera de la casa. En conclusión no entiendo como ella no busca a alguien que valga la pena.
Tomo mi montón de cosas y hago malabares tratando que no se caiga nada, subo las escaleras y cuando paso por la habitación de Dante me apresuro a caminar porque escucho los gemidos de Elizabeth y los gruñidos de él.
«Déjalo atrás, ya pasó.»
Entro en mi habitación y voy arreglando lo que traje para después cerrar todo porque solo así me siento segura.
Hoy quiero relajarme así que lleno la tina con agua tibia, vierto sales aromáticas al agua y enciendo unas cuantas velas que dejan el lugar como si fuera la sala de relajación de un spa, me desvisto y me sumerjo hasta dejar solo mi cabeza afuera. Esto es una de las pocas cosas que me tranquilizan y no me dañan.
«Me encanta estar así.»
Después de un rato mi teléfono suena y perturba mi paz.
«¡Están dañando mi momento mágico!. ¿No pueden llamarme en otra ocasión?»
Me levanto y me pongo el albornoz para ir a la habitación a responder a quién sea que fastidie mi momento de paz. Agarro mi teléfono y veo que es un número desconocido.
-Hola. -digo molesta.
-Hola preciosa. -habla la persona al otro lado que no tengo ni idea de quién pueda ser.