Morgan
-Te pregunte qué estás haciendo aquí Dante, responde. -habla un poco molesto Ben porque no le gusta que lo desobedezcan.
-Solo vine a felicitar a mi princesa ¿Verdad Morgan? -me mira sonriente.
No contesto, ni siquiera lo miro.
-Me lo prometiste Dante.
-Y sigo manteniendo mi promesa. -dice tranquilo.
«Mentiroso.»
Dante sale de la habitación y Ben me suelta.
-¿Estás bien? -pregunta mirándome.
-¿Cómo puedes creerle? -le digo con lágrimas en los ojos.
-Me dió su palabra de que no lo volvería hacer.
-¡Es mentira Ben, abre los ojos! -grito molesta.
-¡Cállate! Estás hablando de tu hermano mayor. -suelta molesto.
-Esa porquería que acaba de salir por esa puerta no es mi hermano, mi hermano murió el día que me…
-Morgan ya, estás bien y es lo que importa. Ve con tu madre para que te midas el vestido que te compró para la fiesta.
-No sé quién es peor, si él o tú. -digo rabiosa.
Salgo de allí, porque las ganas de golpearlo me están ganando y a pesar de lo mierda que es Benjamín Vaughn, sigue siendo mi padre. Llego a la habitación de Stella que se está tomando un trago -como siempre- y revisa su teléfono.
-Stella, Ben dijo que me necesitabas. -hablo para que me preste atención.
-Morgan, cariño feliz cumpleaños. -se acerca y me da un beso en la frente y me abraza, le correspondo por no ser descortés pero sinceramente no me produce nada.
-Gracias Stella. -respondo alejándome de su cuerpo.
-Cambia esa cara, estás cumpliendo veinte años no ochenta. -soltó alegre.
«Con ustedes a mi lado me siento de ochenta.»
»Ya mi niña es toda una mujer, aún recuerdo cuando te tenía en mi vientre.
-Obviamente lo recuerdas, ya que esos fueron los únicos meses que compartiste conmigo. -digo con malicia.
Se pone seria y aunque a veces parece que le duele lo que le digo no lo toma en cuenta.
-Debes ver el vestido que te compré. Es hermoso, estoy segura que te gustará. -dice ilusionada.
«No sé para qué me tomo la molestia de abrirlo si sé que no me gustará, Stella no me conoce para nada y no sabe lo que me gusta.»
Lo confirmo cuando veo el vestido color rosa con flores en la parte de arriba del busto y al final de la falda, aparte parece un vestido para una chica de dieciséis aunque no es feo no es para nada mi estilo. Respiro profundamente para no hablarle mal.
-No me voy a poner eso, Stella.
-¿Por qué?. Es hermoso y te verás lindísima. -dicen mirándome.
-¿Qué crees que soy? ¿Barbie? Ni siquiera quiero ir a esa mierda de fiesta, me están obligando pero tampoco voy a ir como ridícula. -espeto tratando de hacerla entender.
-Te vas a poner ese vestido y es mi última palabra. -suelta molesta.
-¿Es que tanto coger y beber te dañaron las neuronas? ¿Cuando me has visto con un vestido rosa? Si quieres hacer el ridículo póntelo tú.
-Mira niña estúpida te vas a poner el maldito vestido porque pasé todo el día de ayer buscándolo para ti.
«Allí está la verdadera Stella.»
-No me hagas reír. Pasaste todo el día cogiendo con el jovencito de turno para después pasar por la tienda a buscar el vestido que habías apartado hace un mes. -doy la vuelta caminando a la puerta- Devuelvelo o póntelo para cumplirle la fantasía a uno de tus niños de que se está follando a la mamá de Barbie.
-¡Morgan!. -grita pero no me volteo a verla.
La dejo molesta en su alcoba y voy a la mía para darme una ducha y salir a comprar el dichoso vestido.
«Está loca si cree que me pondré esa ridiculez.»
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Ya en el centro comercial camino de tienda en tienda en busca del vestido, hasta que veo uno azul rey hasta los tobillos con una abertura que deja ver toda la pierna izquierda y en la parte parte superior tiene un corsé de pedrería con mangas tres cuartos sin escote.
«Ese es. Es perfecto.»
Entro en la tienda y al probarmelo me encanta cómo se adapta a mi cuerpo, lastima que no puedo ponerme zapatos bajos por la abertura de la pierna.
«¡Uy no! Tendré que usar tacones.»
Pago el vestido y voy por las sandalias. Compro unas con detalles azules que me fascinaron pero debo tener cuidado al caminar porque el tacón es muy fino, sin embargo son muy hermosas, llego a la casa y le doy las gracias Roger por llevarme y acompañarme a las tiendas, tiene muy buen gusto porque las sandalias fueron elección de él y son las que se ven mejor con el vestido.
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Estoy distraída pensando cómo peinarme y cuáles brazaletes usar con el vestido, entro a mi habitación y cierro la puerta con seguro, dejo las bolsas a un lado para ir al baño a preparar la tina porque necesito un momento de relajación. Al entrar al baño veo a Dante sonriendo y el miedo se hace presente cuando me agarra del brazo evitando que salga corriendo.
-Hola, Princesa. -me habla pegandome a su cuerpo- ¿Qué te dije?. Cómo siempre contigo todo es a las malas -me lanza en la cama- ¿Por qué te gusta hacerme molestar?.
-Da-dante, debo arreglarme porque sabes que Ben se enoja. -estoy aterrada, sabía que se pondría furioso por lo de la mañana- Suéltame.
-Shhh, tranquila Morgan. No voy hacerte nada, solo vamos a divertirnos. -dice empezando a soltar su cinturón.
«No, no otra vez.»
-Dante, por favor no lo hagas. Siento lo de esta mañana. -digo moviéndome para que se baje de encima de mí- Por favor, no lo hagas- susurro solo para nosotros y ya no puedo controlar las lágrimas.
-Princesa no llores. -dice limpiando mis lágrimas- No te haré nada, aunque si estoy molesto contigo porque Elizabeth se enteró de la cocaína. Ahora me jode con el tema de la rehabilitación por tu culpa.