Morgan
-Yarost' hermoso, ¿me extrañaste?. -pregunto al lobo que tiene la cabeza apoyada en mis piernas mientras le hago piojito- Seguro estar cerca del idiota de tu dueño te estresa y por eso estás así decaído.
-Sabes que no te va a responder ¿verdad?. -pregunta Sergey como si yo fuera tonta y no supiera que los perros no hablan.
-Obvio que lo sé, solo quiero que Yarost' sienta que estoy aquí con él. Se ve diferente, yo creo que está triste. –respondo y lo sigo acariciando.
-Y yo creo que tú estás loca. -responde con burla.
-Y yo estoy segura que tú eres idiota. -contesto de inmediato- Vamos Yarost', debes comer algo.
Le doy dos palmaditas en el lomo que lo hacen levantarse y seguirme hasta la cocina, en el refri consigo unas salchichas que devora con gusto y le pongo un tazón con agua para que no tenga sed. Yura sale con cara de amargado, así que voy al estudio con Nik porque necesito hablar con la abuela ya que desde que llegué a San Petersburgo no he sabido nada de ella.
Toco la puerta varias veces pero no escucho a nadie, intento de nuevo porque no lo he visto salir y de verdad necesito llamar a la abuela para saber si está bien. Abro la puerta y lo veo bebiendo una botella de vodka como si fuera agua.
-Nik. -lo llamo para que sepa que estoy aquí- ¿Estás bien?
-Vete, estoy furioso y no quiero pagarla contigo.
-Pero...
-¡Lárgate! ¡¿No me escuchaste?! -me grita con rabia y me muerdo la lengua para no decir nada.
Cierro la puerta y regreso al salón donde Sergey me mira.
-Deberías obedecer de vez en cuando. -dice Sergey viendo su portátil.
-Parece que el rasgo más marcado de los Maximov es comportarse como bestias. -hablo molesta- Por lo menos Nikolai se ha controlado un poco más que el otro idiota, siempre tiene que gritarme, como si no pudiera hablar como una persona normal.
-Rubia cuando se trata de gritar tu tampoco te quedas atrás.
-Pero él siempre me grita primero -respondo molesta porque lo defienda- y eso me saca de mis casillas, Sergey.
Luego me doy cuenta de algo y es que Yarost' no está por ningún lado, lo dejé comiendo en la cocina cuando fui al despacho pero ya no está.
-Se fue, Yura se lo llevó. -interviene Sergey antes de que pregunte.
Nos quedamos en silencio durante un rato hasta que la puerta del despacho se abre y vemos a Nikolai salir como alma que lleva el diablo y sale del departamento sin mirarnos.
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Dos días después aún sigo aquí pero más aburrida que antes porque Sergey se fue ayer y estoy sola, obviamente sin poder salir porque tengo a dos gorilas custodiando la puerta de penthouse, lo que me recuerda que sigo siendo una rehén de los Maximov. Voy a la terraza a continuar leyendo uno de los libros que me regaló Nikolai, eso es lo que me ha salvado de morir del aburrimiento a parte de la limpieza que he hecho en el departamento para distraerme.
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Estoy concentrada en mi lectura hasta que siento que alguien está detrás de mí y volteo rápidamente al sentir que el vello de mi cuerpo se eriza con su presencia, quiero gritar pero la voz no me sale y él se acerca para acariciar mi mejilla.
-Hola princesa. -saluda Dante soriendo.
Me suelto de las manos que me agarran cuando abro los ojos y me lanzo del sillón hacía la esquina de la terraza muerta del miedo.
-¡No me toques! -grito y me abrazo para protegerme porque todo él me da asco.
-Rubia soy yo, mírame. -habla Sergey de manera suave- Tranquila, no voy a tocarte. Me voy a sentir aquí, lejos de ti pero quiero que respires porque estás muy alterada.
-¿Do-donde está? -pregunto temblando sin poder controlar los movimientos de mi cuerpo viendo a todos lados sin hallarlo- ¿Me vas a entregar a él?
Sergey me mira sin entender nada y se va acercando poco a poco hasta quedarse a mi lado sin tocarme.
-Solo estamos tu y yo aquí dentro y los chicos custodiando la puerta, no hay nadie más y si así fuera lo habría sabido. -contesta con suavidad- Solo fue una pesadilla, él no va a venir y si lo llegara hacer Yura no lo dejará escapar.
-¿Y crees que me dejaría matarlo a mí? -pregunto rogando para que la respuesta sea positiva- Quiero que pague por hacerme como soy y también por lo que le hizo a Katerina.
Aprieta la mandíbula por la molestia al nombrar a la hermana de Yura.
»Siento lo que le pasó, Sergey, ella no merecía lo que sea que le hizo Dante. -susurro recordando lo que yo he pasado- Por eso quiero que pague.
-¿Y a ti qué te pasó? ¿Por qué quieres acabar con tu propio hermano? -me pregunta seriamente sin quitarme la mirada de encima.
No me gusta recordar ese momento, porque llegan a mi mente nuevamente las mierdas que desencadenó ese día que tanto quiero olvidar y no puedo hacerlo, las pesadillas me persiguen pero en ocasiones llegan y permanecen conmigo durante tanto tiempo que me atormentan y son tan nítidas que siento que estoy viviendo todo otra vez, las drogas y también la música me ayudaron durante los meses en los que no podía dormir por miedo a soñar aunque poco a poco me fui atreviendo hasta que podía descansar un número de horas aceptable para que mi cuerpo lo agradeciera. En el centro de rehabilitación fue una tortura porque la abstinencia me estaba pasando factura y las pesadillas aparecian cada noche desde que el me visitó para saber como iba evolucionando, llegó una tarde con un semblante preocupado convenciendo a una de las enfermeras para que lo dejara verme aunque eso estuviera prohibido.
Inicio del flashback
No controlo los temblores de mi cuerpo y las ganas asesinas por inhalar aunque sea una raya que calme el dolor de mi cuerpo, tengo una semana encerrada y cada vez es más duro estar aquí. Las ganas de llorar surgen de nuevo y le doy vía libre a las lágrimas que empapan mi cara, soy tan patética, un estorbo el cual dejaron tirado en esta clínica de porquería para que sanara, sin embargo no puedo hacerlo porque estoy rota.