Revenge

Capítulo 23

Morgan

-Idiota.

Yura me ignora y sale junto con Yarost´ que tampoco me mira, el grandulón sale del salón estirando su camisa.

-¿Tú también te vas? -pregunto y se detiene.

-Si, debo arreglar unas cosas en el club con Yura, ve a dormir. -me dice y sigue su camino.

Me acerco a la estancia donde está Nik empinándose una botella, es la única maldita cosa que ha hecho desde que salimos de Rusia, sé que estar casados no es lo que ninguno de los dos quiere pero si quiero salir de aquí y que no me maten el proceso debo hacer lo que me digan, por ahora.

-Nik, creo que es hora de que dejes de tomar. -le digo acercándome a quitarle la botella pero se levanta y la alza para que no pueda alcanzarla.

-Mi linda esposa está preocupada. Tranquila cariño, estoy bien. -habla de manera sarcástica, toma otro trago y me mira- Un poco de alcohol no va a matarme.

-No creo que sea solo un poco de alcohol has bebido desde que salimos de Rusia y creo que…

-Vete a tu habitación y déjame en paz o ¿estás tan fastidiosa porque quieres consumar el matrimonio? Sí, es así estoy listo para ti. -sonríe como el pervertido que es y se acerca pero yo me alejo- Eso pensé, lárgate.

Tomaré el consejo de Sergey y obedeceré a lo que me dice para evitar que me grite.

Me voy a mi habitación y me acuesto en la cama, me siento muy feliz a pesar de mi situación, ver a mi abuela ha sido lo mejor de estos meses. Toco el dije de mi collar sintiéndome más tranquila al saber que la abuela y Mary están bien y no le dirán nada a nadie de mi visita pero estar aquí me angustia porque mi familia es conocida y todos saben quien soy.

«¿Y si se enteran que estoy en Washington?»

«¿Y si Dante viene a buscarme?»

«¿Y si Yura no puede evitar que me lleven?»

Tantos “Y si” me ponen ansiosa, respiro profundo para tranquilizarme y me pongo ropa de deporte para ir a correr por el jardín. Salgo de la habitación y hago ejercicios de calentamiento para después empezar a trotar, doy varias vueltas y trato de no pensar en nada porque no quiero ponerme peor y pensar idioteces. Tras no sé cuántas vueltas alrededor de la mansión quedo exhausta y con la respiración agitada, vuelvo a la casa y veo a Sergey bajando de una de las camionetas pero Yura no está con él.

-Hola grandote. -me acerco a él que está llegando a la entrada principal.

-Rubia ¿Qué haces afuera tan tarde? -me reprende y deja que entre primero- ¿Por qué no estás dormida? En la mañana debemos entrenar y no te quiero sin ánimos.

-No podía dormir y salí a correr un rato. ¿Yura no vendrá? -pregunto porque no lo veo.

-No vendrá, está en el club conversando con unas amigas. -responde con una sonrisa pícara y se me revuelve el estómago.

-Buenas noches. -me despido y me voy a mi habitación.

Me ducho lo más rápido que puedo y me meto en la cama para tratar de dormir pero el sueño no llega, doy vueltas en la cama pero no logro dormirme así que bajo a la cocina por algo que me ayude, no encuentro mis pantuflas de dinosaurio y ando descalza, al entrar a la cocina voy directo al congelador y veo los sándwiches de helado, agarro uno y me siento en el piso para que no me vean en caso de que lleguen a entrar. Destapo el helado y le doy un mordisco, disfruto del delicioso sabor mientras pienso que puedo hacer porque necesito dinero, debo salir de aquí en algún momento sino me matan antes pero estoy segura de que lo lograré, no puede quedarme siendo un rehén toda mi vida. Termino el helado y me levanto para buscar otro, me siento nuevamente y lo destapo.

-Esto está delicioso, aunque no me ayudará a dormir nada. -hablo y le doy otro mordisco a mi sándwich- Ya entiendo porque al idiota le gustan tanto.

Sigo comiendo hasta que lo termino y me quedo sentada en el suelo de la oscura cocina, me levanto a buscar un vaso para servirme agua, me sirvo y cierro la puerta del refrigerador pero la silueta que veo me hace soltar el vaso porque viene hacia mí. Dante me viene a la mente e intento correr pero me toma de la cintura y me remuevo para que me suelte.

-¿Por qué estás a oscuras? -habla Yura en mi oído y siento que todo el miedo se va.

-¡¿Estás loco?! ¡Me asustaste! Pensé que era… -respiro profundo tratando de calmar mi pulso y no hablar de más.

-¿Quién? -pregunta serio.

-Olvídalo. -trato de irme pero no se aparta.

-¿Pensabas que era tu esposo?

Me tranquilizo para no mandarlo a la mierda y empezar a discutir.

-Apártate Yura. -trato de empujarlo pero no logro moverlo, es enorme, como todos aquí.

-No soy tu esposo pero a ti no te molestaría si lo fuera. -suelta venenoso y quiero patearle las bolas.

Se hace a un lado y me muevo para salir de la cocina, siento un dolor en los pies y recuerdo el vaso que se me cayó pero no me detengo, quiero dejar de verle la cara a ese imbécil. Los pequeños vidrios se incrustan en mi pies a medida que camino. Dos chicas aparecen en la entrada del salón al ver a Yura salir de la cocina, lo miro y me doy cuenta que está sin camisa mirándome y me apresuro a subir a mi habitación.

-Morgan. -me llama pero lo ignoro y viene detrás de mí- Morgan, detente.

Llega a mi habitación y encuentro a Yarost' echado al lado de mi cama, levanta las orejas al sentirme en el lugar y cierro la puerta con seguro dejando afuera a su dueño. Me voy al baño y también cierro la puerta porque estoy segura que no se quedará quieto, me meto en la ducha y me siento a sacar los pequeños cristales que hacen sangrar mis pies.

-¡Mierda! Eso duele. -me quejo al sacar los mini pedazos de vidrio y levanto la mano para abrir la ducha- No son tantos pero son molestos, gracias al cielo no hay ninguno grande.

Es incómodo pero sigo hasta que termino y retiro la sangre con agua, me ducho de nuevo y salgo hacia la habitación para vestirme.

-Acuéstate, voy a curarte los pies. -ordena y no le hago caso, paso por su lado a buscar ropa.




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