Yura
El ataque de pánico que la presencia de Dante le ha desencadenado a Morgan, aclaró mis dudas y ahora entiendo las palabras que me dijo en la celda, ha vivido toda su vida con su verdugo.
-Morgan, mírame. -agarro su rostro y la hago centrar la vista en mí, está temblando y suda como si estuviera expuesta al calor más intenso.
-No puedo res-respirar. -boquea buscando el aire que cree necesitar- Yura , me falta el aire.
-Céntrate en mí, imita lo que hago. -masajeo su nuca y hago ejercicios de respiración con ella para que el ataque vaya disminuyendo- Inhala y exhala, repite lo que hago.
Tomo sus manos sin dejar de verla ni interrumpir los ejercicios que poco a poco la van calmando.
-¿Por qué lo trajeron? -interroga con lágrimas en los ojos.
-Quería aclarar algunas dudas y que viera la cara de su enemigo porque no me gusta jugar a las escondidas. -contesto sincero.
-¿Y si aclaraste tus dudas?
-Lo hice.
Asiente y se limpia las lágrimas con las manos aún temblorosas.
-Bien. -se levanta y sale del reservado.
-Buen trabajo, doctor Maximov. -suelta Sergey molesto e intenta seguirla pero le digo que no.
-No podrá salir, así que no hay problema que esté sola por el club. -habla mi primo- Hay seis hombres vigilandola solo a ella, si Dante se le acerca lo sabremos.
-Vámonos. -salgo del reservado y Sunny viene hacía nosotros.
-Señor, ¿Ya se van? -pregunta y paso por su lado sin responder- Perdone mi atrevimiento.
-Yo me quedo, no quiero ir a encerrarme a esa casa. -se queja Nikolai- Me harta estar aquí.
-También me quedo, necesito un trago. -le sigue Sergey y se van juntos.
-Sus vehículos lo esperan en la entrada, señor. Que tenga una buena noche. -habla la nueva encargada.
Asiento y salgo en busca de Morgan, no pienso dejarla aquí después del ataque que le dió. Uno de los hombres que la vigila viene a mi sitio.
-La señorita está en la camioneta esperando para partir hacia la mansión. -informa y salgo del club.
El encuentro con Vaugh fue muy revelador, el maldito no es ningún idiota y no hizo nada por llevarse a la hermana porque sabía que estaba en mi territorio a pesar de ir preparado, según sus palabras. Abordo la camioneta y Morgan ya está allí mirando por la ventana, no voltea ni cuando arranca, veo sus manos para verificar que esté calmada y aprieta una de ellas como si sostuviera algo.
-¿Qué tienes en la mano? -interrogo porque a juzgar por como se puso en el club en Moscú aún lucha por superar su adicción- Te pregunte algo.
No responde y se baja primero al llegar a la mansión, así que voy detrás de ella que sube rápido a la habitación que está ocupando, dejándome afuera. Toco la puerta y no recibo respuesta así que abro a las malas y me adentro en la habitación, la veo abrazando sus piernas con la espalda pegada al cabecero de la cama.
-Morgan dime algo.
Me mira mostrándome sus ojos verdes llenos de lágrimas.
-¿Y qué quieres que te diga? Que las personas que se supone me deben querer y cuidar son las que han hecho toda mi vida un infierno. -solloza- Que el hermano que ví como mi modelo a seguir es mi torturador personal y para mis padres soy invisible. Benjamín prefiere a su empresa por encima de todo y luego a su hijo, que haga lo que haga sigue siendo su orgullo, lo demás no existe. -las lágrimas caen de sus hermosos ojos mientras me mira fijamente- Para Stella lo más importante es tener una botella del mejor whisky y un hombre joven entre las piernas que la satisfaga y no la haga sentir vieja pero ante la sociedad somos la perfecta familia Vaughn. He tratado de ser optimista entre tanta mierda, sabes, pero no funciona.
Alargo la mano para limpiarle las lágrimas que corren por sus mejillas.
«Se ve hermosa hasta llorando.»
-No todas las familias son buenas, ni tampoco toda la gente te trata como quieres o mereces.
Quita de su mejilla mi mano.
-Al igual que ellos tú tampoco me tratas como me merezco.
La miro seriamente, no me gusta que me comparen con nadie, simplemente porque yo no soy como otros, yo soy mejor que todos.
Morgan deja de mirarme y abre la mano en la que empuñaba unas pastillas de éxtasis.
-Dame eso, no lo necesitas. -le digo brusco y me las entrega sin oponerse.
-Quería probar qué tan fuerte soy. -me dice aún mirando las pastillas en la palma de mi mano- Pero no soy tan fuerte como creí porque quiero consumirlas y olvidarme de todo.
Voy al baño y tiro las pastillas en el inodoro.
-No las necesitas. -digo serio al regresar a la habitación- Eres fuerte pequeña, querías consumirlas y aún teniéndolas en tu mano no lo hiciste, si crees que eso no es ser fuerte entonces no sé qué lo será.
Sus grandes y tristes ojos verdes me miran como ninguna otra persona jamás lo ha hecho por lo tanto me levanto y salgo de la habitación.
Dante
Salgo del club iracundo por lo que acaba de pasar, ese maldito por ahora lleva la delantera al tener a Morgan con él pero me las va a pagar, le va a salir caro haberse llevado a mi princesa.
Saco el teléfono y llamo a Giulio, hablo inmediatamente cuando contesta.
-¡Ese ruso hijo de puta me las va a pagar! -grito- Tiene a Morgan y el otro malnacido dice que es su esposa.
-No me grites, imbécil. -se exaspera- ¿De qué otro malnacido hablas?
-Del primo, dijo que mi hermana es su esposa. -hablo tratando de no perder el control- Novikov también estaba allí pero no intervino para nada.
-No la vas a recuperar, es una Maximov ahora. -suelta y no lo acepto- No la va a soltar, antes de hacerlo preferirá matarla.
-Lo haré, la voy a traer conmigo y ustedes me van ayudar, les he servido durante mucho tiempo y soy su principal proveedor, también les sirvo de intermediario con su mercancía.
-¿Nos estás amenazando Vaugh? -pregunto Giulio con un tono sombrío- Te recuerdo que no eres el único con el que trabajamos.