Es la primera chispa de un amor que apenas entiende,
el primer temblor en las manos,
la risa que se libera sin reparo.
Nos vemos, nos rozamos,
en las esquinas de los patios,
y de repente, amor mío,
el mundo entero se transforma.
No sabes ni siquiera como llamarme,
y yo ignoro si en tu pecho también nace un jardín,
pero te imagino en palabras nuevas,
en murmullos que no se atreven a salir.
Tal vez sea el amor sin tener la más mínima idea,
como una flecha que atraviesa sin saber si acierta.
Me basta con tu presencia sin promesas,
porque en este afecto de principiante,
mirarte es suficiente.
Nos quedará quizás la sensación,
una canción inventada,
este primer amor que aún no sabe doler .