A veces el amor llega como un susurro escondido,
se oculta tras miradas inciertas,
tras palabras que , al parecer, no dicen nada.
A veces es apenas eso,
el silencio compartido,
el roce de dos almas separadas por la distancia.
Es como el viento, que pasa y sigue,
sin pedir permiso, sin prometer quedarse.
Es la carcajada de un extraño, el abrazo breve de un amigo.
Tan solo eso,
la compañía de alguien que entiende sin necesidad de preguntas.
Es el amor que no presume, que no alardea, pero decide quedarse.
Es el amor que siempre llega.
Porque incluso cuando no lo comprendemos, siempre halla su forma de estar.