Si alguna vez llego,
déjame llevar conmigo a quienes amo,
que su presencia sea quien abra las puertas,
que su luz guíe el camino.
Padre, ¿puedes verlas?
Sus rostros, que iluminan la penumbra,
sus risas, que consuelan el vacío
donde todo parece desvanecerse.
Ella son mi faro, mi última razón.
Sus sombras me abrazan con fuerza,
su fragilidad me salva.
Que su esencia no se apague,
ni entre nubes densas, ni entre abismos sin fondo.
Que su existencia sea el rastro eterno de lo que podría haber sido.
Si llego, quiero verlas brillar
más allá de lo imaginable,
porque son las estrellas que iluminan mis pasos,
mi sueño hecho vida.