Ojalá nunca leas este libro,
ni los textos que alguna vez te escribí
en chats que nunca fueron los tuyos.
Me dolería saber,
que, aún conociendo mis palabras,
sigues sin buscarme,
que, aunque te ofrecí mis pensamientos desnudos,
permaneces ajeno a mi ausencia.
Es un miedo extraño, no al olvido,
sino a ser entendido y aún así ser dejado atrás.
Temo a esas lecturas
que no atraviesan el alma,
que se quedan en la páginas, sin llegar a ningún destino.
Ojalá nunca lo leas,
porque si lo hicieras y aun así me ignoraras,
sería peor que no haberte escrito nada.
No quiero saber, que, a pesar de todo,
sigues sin buscarme.