Rex Heaton

Capítulo 13: Rex

—Apúrate, Rex. —me pide Lola mientras yo salto en una pata intentando calzarme y ella me empuja para que salga.

Se supone que me iría antes de que Valentina despertara, solo que la niña despertó antes de su horario habitual y ahora intento huir para que ella no descubra que pase la noche en la cama de su madre.

—Si dejaras de empujarme y de apurarme, podría hacerlo más rápido.

Es la primera vez que tengo sexo con una madre soltera y que está desesperada por echarme de su casa. Hablo en presente porque pretendo seguir acostándome con ella. El deseo no se apagó, todo lo contrario.

Lola me sorprendió mucho en la cama porque no es una mujer que espera a ser complacida, sino que sabe lo que quiere, lo que le gusta y no teme pedirlo sin vergüenza. A su vez, le gusta dar, solo que lo hace si recibe, lo cual no me molesta porque pensamos más o menos igual, y digo más o menos porque no suelo ser tan considerado siempre. He tenido sexo rápido buscando mi propio placer con el objetivo de sacarme las ganas y ya. Algo me dice que con Lola eso no es posible. O me manda a la mierda o me obliga a complacerla antes de irse.

No puedo evitar reírme.

—¿Te causa gracia la situación?

—Fuiste tú la que me arrastró a la habitación.

—¿Ahora me culpas a mí? No vi que te negaras o te fueras, todo lo contrario.

Logro vestirme por completo sin haber perdido ninguna prenda de ropa, peino mi cabello con la mano y agarro el pomo de la puerta al mismo tiempo que Lola me pide que espere. Ella pasa delante de mí y abre la puerta muy despacio pidiéndome que espere aquí en lo que va a ver que está haciendo su hija en el baño.

Me sorprendió que Valentina no entrara a la habitación, nada más golpeó la puerta diciéndole a su madre que tenía hambre, luego Lola me dijo que le enseñó a que debía golpear cuando la puerta estuviera cerrada.

Lola regresa unos segundos después y me dice que salga rápido. Valentina está en el baño esperándola a ella para que le haga las trenzas.

—Es bueno que le enseñaras a golpear la puerta antes de entrar.

—No siempre la tengo cerrada, pero una vez casi me descubre masturbándome y…

—¿Cómo?

Me choco algo y me muerdo la lengua para no maldecir. ¿Acaso dijo que se masturba?

—Masturbación, Rex. Creo que sabes lo que es. Que llevara mucho tiempo sin un hombre no quiere decir que me privara del placer—nos detenemos en la sala—. No me digas que eres de esos machistas o puritanos que creen que las mujeres no pueden satisfacerse sin un hombre.

Niego con la cabeza.

—Claro que no. Me parece normal y sano que lo hagan las mujeres.

Ella sonríe.

—¡Mami!

Abre la puerta y me empuja hacia el exterior.

—Gracias por la noche. Nos vemos.

—Espera—detengo la puerta antes de que la cierre en mi cara—. ¿Cuándo nos vemos de nuevo?

—Veré lo de tu trabajo y te aviso.

—Me refiero a la parte sexual.

Ella ríe.

—Vaya, sí que soy buena.

Ruedo los ojos y ella ríe.

—No me puedo quejar.

—Acabamos de estar juntos y ya quieres repetir.

—Si no me estuvieras echando.

Mira para atrás.

—Luego hablamos. —no alcanzo a decir nada porque me cierra la puerta en la cara.

Al menos no me dio en la nariz.

Bajo los tres escalones y camino de regreso a mi cabaña sintiéndome más relajado que en mucho tiempo. No recuerdo cuando fue la última vez que me sentí así.

Creo que he estado tan enfocado en mi trabajo que ni siquiera disfrutaba del sexo. Anoche fue diferente, pues no tenía prisa para irme.

Lola es tan diferente a las mujeres que he conocido que me asombra que me tenga tan fascinado. Normalmente, prefiero a las mujeres menos espontáneas e impulsivas porque sé que esperar de ellas, sin embargo, hay excepciones a la regla y no me arrepiento.

Admito que me hubiera gustado no salir corriendo de la cabaña de Lola y tener sexo antes de que ella se fuera, pero entiendo que su situación es diferente debido a su hija. Es una buena madre que prioriza a su hija por encima de todo y eso me gusta demasiado.

La noche anterior ella dijo que no debía juzgar a mi madre, pues no podría decir que tan mal estaba su mente para seguir al lado de un hombre alcohólico y abusivo y no defender a sus hijos. Sus palabras me quedaron grabadas y me han hecho pensar.

Mi madre se puso de novia con mi padre cuando ella tenía dieciséis años y él diecisiete. Cian y yo nacimos cinco años después, por lo que es posible que el imbécil del progenitor la haya manipulado tanto que para cuando nacimos, ella ya estaba controlada y vivía para él.

No sé como era la familia de mi madre porque ella nunca los mencionaba. Decía que sus padres estaban muertos y que era hija única, hablaba con indiferencia. Tal vez mi padre se aprovechó de su vulnerabilidad y falta de amor de sus padres para someterla. Es posible que mamá no tuviera buenos ejemplos de padre y no entendió que debía defender a sus hijos.




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