Rex Heaton

Capítulo 16: Lola

—Creo que fue un error.

—Rex, no quiero que te sientas obligado. Si no quieres hacer esto, no tienes que hacerlo.

Él observa la casa con una mezcla de anhelo y tristeza.

Imagino que tuvo muchos momentos buenos y malos en este lugar, aunque imagino que no muchos buenos. Por algo él y sus hermanos se quieren deshacer de la casa y la evitan. Debe tener un gran conflicto interno.

No debería estar metiéndome en lugares en los que no me llaman, pero Rex parecía tan inquieto cuando me reveló lo que descubrió que no pude quedarme sin hacer nada, en particular porque comenzó a pensar en su madre por mi culpa, por mi lengua suelta, así que es preciso que lo ayude a liberarse de esa carga.

Valentina se encuentra en casa de su amiga y no la veré hasta mañana después de la escuela. Ya terminé mi turno y al complejo de cabañas no debo volver hasta las seis que llegue una pareja nueva para instalarse durante unas semanas.

—No, vamos. Tengo que enfrentar las cosas y necesito revisar el ático. No puedo sacarme de la cabeza lo que el abogado me dijo sobre mi madre.

—¿Esperamos a tus hermanos?

—No. Cian estaba trabajando y Willa no quiere pisar esta casa.

Tomo su mano para brindarle apoyo y avanzamos juntos hasta la casa. Él saca de su bolsillo la llave que le dio el abogado y abre la puerta. Yo entro primero y observo la casa mientras Rex se arma de valor para entrar.

Rex dijo que su padre vendió la mayoría de los muebles después de que su madre murió. No pudo vender la casa porque no le pertenecía y se alegraron por eso porque no les hubiera parecido justo que obtuviera dinero para gastarlo en el vicio.

Yo fui robada por mi propio padre, así que comprendo lo que siente Rex.

La casa ha sido descuidada. El olor a humedad deja claro que llevaba muchos años sin ser ventilada. Se encuentra un poco de moho en las paredes blancas y los pocos muebles que hay están despintados y ocupados.

Es una pena que una casa tan grande y con buena estructura en una buena ubicación se eche a perder.

Se podría renovar y convertirse en una casa de huéspedes. No sé cuantas habitaciones tiene.

Observo a Rex en la entrada, suspira y se acerca a las escaleras.

—¿Cuántas habitaciones tiene la casa?

Él me mira.

—Seis, cuatro baños, una gran sala de estar, comedor, cocina, lavadero, una despensa, el ático y un sótano. ¿Por qué?

—Podría ser una buena casa de huéspedes.

Él niega con la cabeza.

—Es muy pequeña para una casa de huéspedes y requeriría invertir mucho dinero para las reparaciones y acondicionarla. Las tuberías son viejas y es claro que mis padres nunca le hicieron mantenimiento. Vamos al ático.

Lo sigo hasta arriba, observando el lugar. No hay cuadros, ni fotos, casi nada. Miro superficialmente las habitaciones que tienen las puertas abiertas y no puedo evitar detenerme en una con dos camas iguales. Imagino que esta habitación perteneció a Rex y Cian debido a que hay dos camas y algunos juguetes y pósteres de deportes, pero no parece una habitación agradable.

—¡Lola!

Miro a Rex y le sonrío.

—Tengo la impresión de que era tu habitación.

—Sí, no era la gran cosa. La de Willa es igual, solo que ella tenía pósteres de estrellas pop y cosas de chicas. Vamos.

Dejo de husmear y prosigo con Rex hasta el ático. En cuanto él enciende la luz, descubro que este lugar es terrorífico y deberá estar lleno de arañas y fantasmas. No me gustan los fantasmas. Las arañas las tolero mientras sean pequeñas.

Hay muchas cajas apiladas llenas de tela de arañas.

—Este lugar es tétrico.

—Ni siquiera sé que debemos buscar.

—Veamos que hay en las cajas y sabremos cuando lo encontremos.

Él ríe, asiente y agarra una caja al azar. Yo reviso otra, encontrando ropa antigua que podría servir para disfrazarse si no tuviera tanto olor.

No sé cuanto tiempo pasa hasta que me aburro y Rex se cansa.

Existen muchas cajas y solo encontramos ropa, papeles viejos que no sirven para nada y cosas navideñas que Rex no recuerda porque no solían celebrar la Navidad. Debió afectarle mucho porque sigue sin celebrarlas.

Yo amo la Navidad por más que sea puro consumismo. Armar y decorar el árbol es algo que amaba hacer con mi madre y ahora con mi hija. También ayudamos a Matilde a decorar las cabañas y nos divertimos mucho.

Es una pena que Rex no. Es posible que eso cambie, ya que falta un mes para la Navidad y él estará presente.

—No sé si Willa y Cian celebran. Imagino que Cian sí, o lo celebraba con su ex esposa.

—Este año no les quedará opción. Matilde organiza una cena navideña en su casa con todos los huéspedes de las cabañas y algunos amigos cercanos. Es casi obligatorio asistir y es divertido. Vemos los fuegos artificiales a media noche, comemos cosas dulces, la ensalada de frutas y bailamos hasta el amanecer, con limbo incluido.




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