—¿Me vas a decir que sucedió, Val? —pregunto al ver que terminó de desayunar.
Quito la bandeja de la cama y la acomodo en la mesa de noche esperando que decida hablar.
—No quiero que te pongas triste, mamá.
—Cariño, me pongo triste cuando tú estás triste—acomodo un mechón de su cabello detrás de la oreja—. Sea lo que sea, podemos solucionarlo juntas, nada más debe decirme que sucedió.
No he querido presionarla y la dejé descansar toda la noche y desayunar tranquila en la cama para darle espacio.
No puedo irme a trabajar sin saber que le sucedió la noche anterior porque ando muy preocupada. Ella no es así.
Espero pacientemente hasta que sus ojos marrones me miran.
—La tonta de Aylén dijo que tú hiciste algo para que se fuera y que de seguro eres una mala mami, así le tiré con la almohada—abro los ojos con demasía—. Yo le dije que eso no es cierto porque tú eres la mejor mami del mundo—dibujo una sonrisa—. Entonces dijo que se fue por mi culpa, porque no me quería y que nunca tendría un papá—la abrazo—. Le tiré el cabello, la tonta se puso a gritar y apareció la mamá de Marta pidiendo que la soltara. Lo hice y le dije que quería irme a casa.
—Vale.
—A mí sí me gustaría tener un papá, pero no importa si no lo tengo porque estás tú y eres la mejor mami del mundo. Si papá no nos quiso, él pierde. ¿Verdad? Eso dijo la tía Jemima.
En mi interior se forman muchas emociones. Bronca por la niña que le dijo eso a mi pequeña, más por los padres que no deben ser buenos padres si su hija anda buscando pelear utilizando palabras tan hirientes. Tristeza por haberle elegido una mal padre a Valentina y que no la quiera. Impotencia por no poder darle un padre.
¿Por qué hay personas que juzgan la irresponsabilidad de un hombre y le echan la culpa a la mujer?
Si una madre abandona a su hijo, la crucifican; si un padre abandona a su hijo, los justifican y culpan a la madre. Es tan injusta la vida.
Yo trato de ser siempre positiva, de ver el lado bueno de todo para no amargarme ya que no lleva a nada, al contrario, trae más problemas. En este momento no me siento positiva. Quiero prender fuego a todas esas personas que juzgan y les enseñan a sus hijos a juzgar a las personas a través de sus acciones y luego hablan porque es gratis sin importar los sentimientos de otras personas.
—Así es, Val. Tu padre nos dejó porque no tenía el deseo de estar conmigo y de ser un padre. Él se perdió de conocer a una niña hermosa, inteligente y compasiva como tú. No dudes de eso.
Ella asiente.
—Te quiero mucho, mami, hasta las estrellas de ida y vuelta.
Me río y seco una lágrima abrazándola fuerte.
—Yo te amo hasta el infinito y más allá.
Busco su mirada.
—¿Le vas a decir a la mamá de Marta?
—Sí, debo hacerlo porque esa tal Aylén no puede decir esas cosas que dijo como si estuviera bien—salgo de la cama—. Puedes mirar televisión en la cama por ser sábado, yo debo dar una vuelta por la cabaña de los nuevos huéspedes en un rato y vendrás conmigo para quedarte con Matilde porque debo ir al trabajo. Podemos pasar a saludar a Willa y a Rex.
Ella asiente.
—No, está bien, no hace falta. Puedo quedarme con Matilde.
—Puedes pasar a verlos en su cabaña para saludarlos, pero no te puedes quedar con ellos. ¿No quieres?
—No sé.
Me quedo sorprendida de que no quiera ir con ellos. Tal vez se siente avergonzada porque Rex la vio llorando. No encuentro otra explicación.
Levanto la almohada que se cayó sin querer indagar más, enciendo la televisión y camino hasta la puerta.
—Mami… —me detengo en el umbral y volteo a mirar a mi hija esperando que siga hablando—. No me molestaría que tengas un novio, tampoco estoy en contra de tener un papá que me quiera.
—¿Quieres un papá?
Se encoge de hombros.
—Solo si tú quieres. Yo no me opongo. Claro que tiene que ser bueno con las dos.
—Es complicado.
—Lo sé. No te preocupes.
Salgo de la habitación sintiéndome un poco fracasada.
No es que no quiera darle un padre a Valentina y yo no quiera una relación, es solo que es complicado encontrar un hombre que quiera compromiso y nos acepte a ambas.
Tal vez podría darle una oportunidad al profesor que está interesado en mí, quien busca una relación y adora a mi hija. Ya lo estaba considerando en vista que Rex es un caso imposible. Y la conversación con mi hija me dio el empujón que necesitaba.
Puede que no funcione, pero al menos debo intentarlo. Es posible que las cosas salgan bien y él sea el amor de mi vida.
Voy a la cocina para terminar de limpiar, ya veré el lunes cuando me lo cruce en la escuela. Ahora el profesor no es mi prioridad, sino llamar a la madre de Marta. Agarro mi celular y la llamo.
—Lola, iba a llamarte. Mi hija me contó lo que sucedió y te pido disculpas. Sabía que Aylén es algo malcriada y mal educada, pero no imaginé que fuera capaz de decirle esas cosas a Valentina. Me siento terrible. Ya se lo comenté a mi esposo para que hable con su hermana y discipline a su hija porque es inaceptable.