Rex Heaton

Capítulo 21: Rex

Observo el cielo estrellado. Es una noche fría, pero hermosa. Los días ya son más largos y el sol desaparece cerca de las nueve de la noche y aparece antes de las seis.

Me gusta el frío, así que no es un problema estar aquí. De hecho, algo que detesto de Buenos Aires es la humedad y el calor intenso que se siente en verano. Ni hablar de los mosquitos.

Me pregunto: ¿qué habría pasado si me hubiera quedado aquí y no hubiera pasado todo lo que pasó con mis padres? Probablemente, estaría viviendo aquí o hubiera venido de visitas en lugar de querer evitar la isla.

Lo cierto es que amo las montañas con picos nevados y es un placer salir cada mañana y verlos en lugar de encontrarme con edificios, escuchar el tráfico y mezclarme con la gente en la gran ciudad.

Lola hizo bien en quedarse aquí y criar a su hija en un sitio tranquilo como este. Valentina podría elegir quedarse cuando sea adulta, o al menos tengo la certeza de que volverá de visitas porque su madre hace todo lo posible para crearle buenos recuerdos de su niñez y de la ciudad.

Lola.

¿Por qué no dejo de pensar en ella? Me digo a mí mismo que es porque disfruto con ella en la cama, aunque apenas pasamos una noche juntos. Sé que hay algo más, algo más profundo que no quiero explorar porque me da miedo.

No tuve buenos ejemplos de amor y no creo ser capaz de estar en una relación. Lo último que quiero es terminar hiriendo a Lola. Ha ocurrido, he tenido un momento de pánico cuando las cosas comenzaban a ir en serio, demostrando que soy un fracaso como novio e hiriendo a otra persona. No podría hacerle eso a Lola.

Lola merece a un buen hombre, uno completo, que no cargue con fantasmas del pasado y prefiera refugiarse en su trabajo antes que hablar sobre emociones y sentimientos.

Odio que me moleste saber que en este momento ella está con ese profesor en una cita. Odio todavía más no haber podido hacer nada al respecto porque no tengo ningún derecho de decirle nada.

Podría pedir exclusividad sexual, pero no de otro tipo, al menos que yo mismo estuviera dispuesto a tener una cita.

Willa me dijo que soy un estúpido por permitir que Lola salga con otra persona cuando debería ser yo quien esté con ella, pero ella no comprende y no puedo explicarle esto.

Yo no me quedaré a vivir en Ushuaia, tengo mi trabajo y mi vida en Buenos Aires. Y voy a recordar eso durante los dos días que estaré allá por un caso. Tal vez eso me ayude a ser más determinante en permanecer lejos de Lola.

Ella tiene que estar con el profesor y yo debo seguir solo porque no creo poder dar amor incondicional a otra persona y ser un buen compañero de vida.

Me levanto de la silla, hago la manta a un lado y entro en la cabaña. Cian mira televisión mientras que Willa está con Valentina en su cuarto pintándose las uñas, o eso fue lo último que supe. No me quise meter o terminaría con las uñas pintadas de colores.

Mi hermano alza la mirada y sonríe.

—¿Preocupado por Lola besando a otro?

Ruedo los ojos.

—No, solo pienso en el caso que tengo esperando en Buenos Aires—señalo la televisión—. Mirando programas de cocina. ¿Sabes cocinar y no nos dijiste nada?

Ríe.

—No, Joaquina decía que soy un desastre—suspira—. Este programa solía verlo ella.

Me siento a su lado.

—¿La extrañas?

—Un poco.

—¿Me dirás qué pasó entre ustedes?

—Ya no estoy seguro. Creí que podría tener una relación y ser feliz. Lo fui un tiempo, supongo, pero nada dura para siempre, menos la felicidad completa. Supongo que nuestros padres dejaron secuelas.

Asiento.

—Te entiendo. Nos jodieron mucho. Al menos tú lo intentaste, al igual que Willa, mientras que yo huyo cuando las cosas comienzan a ponerse serias y hay sentimientos involucrados.

Él gira la cabeza hacia mí.

—Mi exesposa me aconsejó ir al psicólogo y le dije que era una pérdida de tiempo. También quería ir a terapia de pareja y cuando me negué, me pidió el divorcio y se lo cedí. Comienzo a ver que podría haber luchado un poco más.

—¿Podrías arreglar las cosas?

—No, ya venían mal y ella está saliendo con alguien ahora, o al menos eso creo. No sé si querría regresar con ella.

Nuestros padres nos han jodido la vida a los tres.

Willa se muestra muy sociable, muy liberal y quiere hacer ver que nada le importa, pero la realidad es otra, sobre todo cuando se trata de relaciones amorosas. Cian es muy cerrado, tanto como yo, y es difícil sacarle información. Él va soltando de a poco sin que lo presiones.

En cuanto a mí, soy peor, porque, como ya mencioné, ellos al menos intentaron tener relaciones, yo huí sin intentarlo.

Cian se levanta y me entrega el control diciendo que irá a leer hasta que le dé sueño. Tampoco se anima a acercarse a la habitación de Willa por miedo a terminar con una mascarilla o algo parecido.

Valentina es muy persuasiva y con la ayuda de mi hermana puede dar miedo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.