Observo a Lola moverse por la cocina mientras termina de preparar el desayuno para Valentina, para cuando se levante. Hoy es sábado, pero ella tiene que ir al trabajo, así que, me ofrecí a pasar el día con Valentina. Después de todo, si Lola y yo realmente vamos a estar juntos, tengo que conocer más a su hija y permitir que me conozca. La quiero independientemente de Lola porque es una niña fantástica y deseo que me acepte como pareja de su madre; sin bien, acordamos no decirle nada a ella ni a nadie por el momento para ver como van las cosas entre nosotros.
Haber pasado la noche entre sus brazos fue mejor de lo que esperaba porque ambos confesamos lo que sentíamos.
Sigo sintiendo miedo de mis propios demonios, pero no quiero seguir así. Quiero arriesgarme sin importar el resultado final.
Lola habló de que fuera al psicólogo y tal vez no sea una mala idea. Podría convencer a Willa y a Cian a que asistan conmigo y resolver juntos nuestros conflictos heredados de nuestros malos padres.
Debo seguir buscando a mis tíos y abuelos para saber la historia completa de mis padres y entender el porqué mi madre era como era. No es algo que pueda dejar y olvidar. Sé que no traerá a mi madre de vuelta a la vida y no podré pedirle perdón por juzgarla sin comprenderla, pero al menos sabremos la verdad.
—¿En qué piensas? —salgo de mis pensamientos, tomo a Lola del brazo y la atraigo hacia mí hasta tenerla casi en mi regazo.
—Que debo encontrar a la familia de mis padres, o al menos de mi madre.
—Dime si puedo ayudar algo.
Sonrío, acaricio su cuello y la beso.
—Con unos besos me ayudas.
Ríe.
—Tonto—se aparta—. Desearía no tener que ir a trabajar.
—¿No hay otras opciones de trabajo?
Suspira, se sirve café y se apoya en la mesada con la taza en la mano.
—No hasta que termine de pagar las deudas, que será dentro de uno o dos años. Son muchos intereses. Matilde ha querido que me haga cargo de sus cabañas, la he ayudado, pero ella me quiere como administradora oficial porque hice algunos cursos y se me da bien; sin embargo, el sueldo que puede pagarme no ayuda a cubrir todo. Ya suficiente con que me preste esta cabaña—se encoge de hombros—. Ni modo, es lo que tocó.
—¿Cuánto es lo que debes?
Gira hacia mí.
—No vas a prestarme dinero. Tyron también se ofreció a prestarme dinero y me negué. Al menos él me ayuda con el auto arreglándomelo sin cobrarme demasiado. Mi amiga Tasha insistió, pero no puedo aceptarlo, así que ni se te ocurra a sugerirlo.
—¿Quién es Tyron? Valentina mencionó a su tía Tasha.
—No te pongas celoso de Tyron que lo conozco desde que éramos niños y es como un hermano. Es algo ermitaño desde que su esposa lo abandonó por un empresario con dinero que conoció y se llevó a su hijo, al que casi no ve. Ha querido pelear por la custodia, pero solo logró visitas. Es un buen tipo. Tu hermana cree que no porque tuvo un encontronazo con él.
—Ah el mecánico mal educado. —reímos.
—No lo es. Lo agarró en un mal momento. Ya lo conocerá.
—Lo dudo. ¿Y Tasha?
—Ella se mudó a Ushuia cuando tenía quince años y nos hicimos amigas. Se fue a estudiar a Córdoba luego de que sus padres decidieran mudarse allá y se recibió de arquitecta en tiempo récord porque es muy inteligente y tiene una memoria privilegiada. Actualmente está en Canadá trabajando en un edificio ecológico. Se fue hace menos de un año. Dijo que regresaría en uno o dos meses, así que podrás conocerla.
Asiente.
Quisiera ayudar a Lola de alguna manera. No me parece justo que tenga que lidiar con todo eso después de que su padre le robara y tuviera que cuidar de su madre enferma renunciando a todo, incluso a ir a la Universidad. Para colmo quedó embarazada y el idiota la abandonó sin ofrecerle ninguna clase de ayuda.
Ha sabido salir adelante y sigue firme sin borrar la sonrisa, lo que es admirable, aun así, no me parece justo.
Tal vez pueda hablar con Ferrero y pedirle ayuda para Lola.
Sé que no va a aceptar dinero, por lo que podría saber cual es la deuda, que tantos intereses tiene y buscar la forma de reducirla a la menor cantidad posible. Tal vez no logre nada o puede que sí, aun así, quiero intentarlo.
Lola me dice que irá a despertar a Vale y le digo que la deje dormir. Yo me quedaré hasta que se despierte y luego la llevaré a mi cabaña. Por suerte, acepta sin discutir y me gano un beso.
El sonido de la puerta interrumpe el momento y me hace detestar a la persona del otro lado. Lola se aparta de mí y se dirige a abrir mientras que yo termino mi café.
—Eduardo.
La mención de ese nombre en los labios de Lola me pone en alerta. Me levanto de mi lugar con la taza en la mano y me asomo un poco, procurando que no me vea y quedar como indiscreto.
No veo al profesor, pero escucho su voz del otro lado de la puerta.
—Hola. Ayer te fuiste rápido y pensé en pasar a invitarlas a desayunar a Valentina y a ti antes de que te vayas a tu trabajo.