El rey es un ser excepcional y nadie está preparado para su llegada. Pero yo, a diferencia de otros, me resisto a verlo desaparecer.
Puedo recordar cinco o seis malos momentos en mi vida. El día en que conocí al rey es el peor en esa lista, y aunque suene contradictorio, también es mi mejor recuerdo. Si tuviera la oportunidad de elegir, sería no olvidar jamás la noche en que conocí al rey.
Mi memoria está marcada con los momentos que pasé a su lado. Intenté encajar cada impacto de realidad, pero fueron los hombres que me rodeaban los que evitaron que fuera arrastrada por la corriente.
Esta es una historia hecha de recuerdos. De mis recuerdos y de otros que, aunque tienen otras caras y otros nombres, también me pertenecen.
Esa es mi naturaleza.
Relataré sus vidas porque también son mías. Igual que sus pensamientos, que también están en mi cabeza. Yo lo vi y lo escuché todo.
No hay nadie que los conozca mejor que yo.
El ancla.