Rey de los muertos

EL REY REGRESA

Una noche, hace dos años, estaba en casa teniendo una pesadilla y mis gritos fueron escuchados por Yasikov a través de ese aparato en la pared que odio tanto y que tantas veces me ha dado algo de alivio. Él me despertó, diciendo que parecía tener una crisis nerviosa. Fue entonces que empezó a contarme la historia del rey:

—El rey de los muertos ha sido el terror de los líderes durante siglos. El hombre con el que estuviste esa noche tiene doscientos sesenta y tres años, para ser exactos. —Por supuesto, no los aparenta, pero no fue lo que más me sorprendió escuchar—. Desaparece del radar cada tres años, cuando comienza a debilitarse.

—¿Cómo es qué...?

—Su nombre es Lio Golschmit. El líder americano uso magia para congelarlo, no sé lo que dio a cambio por ella, pero le sirvió para atrapar a Lio. Después de esa hazaña, lo encerraron en una cámara frigorífica y lo golpearon infinidad de veces, solo para que su cuerpo gastara toda la energía que tenía intentando regenerarse.

—¿Por qué un congelador? —pregunté, sintiéndome ansiosa. No era una imagen mental agradable.

—Porque el frío es lo único que afecta a su especie. Los músculos se atrofian y ya no pueden expandirse, pierden su elasticidad. Los huesos se debilitan y son más fáciles de romper, y a medida que el torrente sanguíneo se enfría, la presión arterial baja. Pensarás que es una reacción natural, pero no es normal que el cuerpo de una criatura tenga esa clase de desventajas. No somos como los humanos.

—¿Por qué es diferente con ustedes?

—Podemos regular nuestra temperatura a voluntad. 

Asentí despacio, pero aún tenía muchas dudas.

—¿Por qué lo odian tanto?

Cuando lo conocí, no parecía ser el protagonista de una historia mítica de terror. Lo he visto sangrar como cualquier ser vivo.

—El rey de los muertos tiene una larga lista de asesinatos, en su mayoría de cazadores. También hay ciertos prejuicios hacia su especie, se supone que los Golshmit eran depredadores y encabezaban la cadena antes de su extinción. Además, su ausencia de emociones inspira rechazo en los líderes. 

—¿A qué te refieres con «ausencia de emociones»?

—El rey no puede sentir nada o, por lo menos, eso es lo que se cree, y las criaturas somos muy emocionales. Esa es la razón por la que su comportamiento es tan repudiado. Lio Golshmit es una rareza dentro de la rareza.

—Suena como alguien a quien seguro notarias. ¿Si es tan malo, por qué nadie sabe que existe?

Yasikov sonrió con ironía.

—La orden de sangre se asegura de que los humanos jamás sepan de la existencia de las criaturas. Ese es su propósito. Mantienen todo exactamente como lo conoces, pero el rey puede echar todo a perder. No le teme a nada, no siente compasión ni respeto por la vida o las leyes que la rigen, ni siquiera actúa con malicia o perversión. Solo está allí afuera…, asesinando a todo aquel que se interponga en su camino. —Yasikov habla como si estuviera diciéndome que mañana es martes y que tengo que ir a trabajar.

Hice una mueca, aún sin poder creérmelo.

—Lo viste. ¿Recuerdas lo fácil que fue para él romperles el cuello a esos cazadores? ¿Cuánto tardó? ¿Te dio tiempo a pestañear? —Se divierte imaginándolo.

—No…                                    

—Los líderes te buscan para usarte como carnada.

—¡Ni siquiera lo conozco! —No menciono el hecho de que en el fondo estoy diciendo una mentira.

—Te dejó vivir después de follarte y te escondió para que no te encontraran. Eso es muy raro, sobre todo porque el rey que todos conocemos se habría largado después de dejarte a merced de los líderes sin molestarse en lo más mínimo por lo que pudieran hacerte. Yo lo sé. Ellos lo saben. Por eso te buscan. Piensan que el rey volverá por ti y yo también lo creo.

—Se fue sin decirme una palabra. —Recuerdo que desperté una mañana en un cuarto de hotel después de que él me llevara allí, y me dio un bolso de dinero que solo él sabe de dónde lo sacó.

—Sé que vendrá y cuando aparezca ya no tendré que cuidarte. —Exagera un suspiro—. Faltan dos años, pequeño incordio.

—Si tanto te molesto, debiste dejarme a mi suerte.

—No me parece que debas morir en manos de Morthu y Kai. Además, siempre estoy buscando formas de desafiar a ese par de idiotas. —Encendió un puro.

Lo vi meditar algo con absoluta concentración mientras exhalaba el humo.

—¿Dices que el rey comió lo que le preparaste? —Arqueó una ceja, extrañado. Contesté una afirmación—. Una rareza dentro de la rareza.

Tengo pesadillas cada noche, pero ya no es la voz de Lio la que escucho en la oscuridad...

**************

Mi rutina de todos los días es la misma: me levanto temprano y desayuno para ir a trabajar, y la parte más triste de ese detalle en específico es que debo lidiar con el carácter insufrible del Stalin con traje elegante que se hace pasar por emplacado.

Antes de llegar a la oficina, lleno mi bolso con chocolates porque sé que los voy a necesitar. Saludo al chico de la tienda que se sabe de memoria lo que pido para tomar todos los días. Saludo a la abuelita del parque que siempre está discutiendo con su hijo a la vista de todos. Saludo a Bélgica, la pobre chica de contabilidad que le recomendé a Yasikov, y luego paso a mi oficina.



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En el texto hay: rey, romance, accion drama

Editado: 24.02.2023

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