Rey de los muertos

EL LÍDER DE LA FACCIÓN ASIÁTICA

Si Kai creía entender la política estaba equivocado, todavía estaba en pañales. Durante años, Habaek tuvo que lidiar con leones disfrazados de gatitos obedientes, hienas disfrazadas de rivales complacientes y serpientes que envenenaban al emperador bajo el disfraz de un eunuco. Traidores en toda la extensión de la palabra.

El líder de la facción asiática ha vivido demasiado tiempo, tanto que podría llegar a escribir un libro con el secreto de las eras, cada una más importante que la anterior, sin quitarle el mérito a sus predecesores, pero cualquier persona que lo vea diría que tiene menos de treinta años. Habaek veía como Kai, creyendo que estaba estructurando un plan inteligente, intentaba mover los hilos de la traición a través de los emplacados para atrapar al rey y sus cómplices. Estaba ganando mala fama entre todos ellos, que los emplacados aceptaran el trato no era un triunfo.

Cuando los emplacados eran rebeldes les encantaba el poder que les daba estar hasta arriba en la cadena. Ahora son los perros de la orden y siguen el mismo principio de búsqueda de poder, pero a través del dinero. Es la única forma de poder que tiene validez en el mundo humano y los líderes quieren a sus emplacados muy bien compenetrados en ese mundo.

Si algo había aprendido en sus mil años de vida es que no se gana la guerra solo con un ideal y tampoco basta con mover algunas fichas. Los emplacados eran como peones, algunos podían llegar a ocupar el puesto de un alfil, pero tener una mano sujeta a sus gargantas no era garantía y mucho menos el soborno, estaba bastante seguro de que esa frase de «morder la mano que te da de comer», fue inventada por un peón muy listo.

Habaek está en un templo que le recuerda al principio de su vida, cuando creía en las deidades terrenales cuyas historias escuchaba de niño. Ahora hace su saludo de respeto a Buda con la nostalgia de un hombre que no ora ni medita porque sabe que nada trae más paz que la muerte.

—Tres emplacados encerrados. Dos activos y uno removido de su cargo —anuncia su cazador de segunda división, inclinándose frente a Buda para no molestar a Habaek.

El cazador con una cinta blanca en su brazo, sale del lugar después de inclinarse también con respeto hacia su líder. Habaek hace una última reverencia para salir de allí y deja la humildad dentro del recinto. Fuera del templo vuelve a ser el hombre que no respeta a nadie porque no tiene que hacerlo.

—Los dos emplacados activos son Johan y Belliat. El emplacado que fue revocado es Yasikov, ¿correcto? —pregunta el líder, sabiendo la respuesta con antelación.

—Correcto, pero las empresas de Yasikov han empezado a hacer operaciones extrañas.

—¿Por extrañas te refieres a…? —El líder se detiene frente al auto que lo espera para llevarlo de vuelta a las instalaciones.

—Han empezado a adquirir bonos de tesorería —informa el cazador enseñando una nota en el periódico. Obviamente alguien filtró la información a propósito—. No solo eso, una de las entidades hizo un contrato con una importante empresa farmacéutica de España cuya propiedad es del gobierno, para fabricar medicamentos usados en el tratamiento contra el cáncer.

—¿Qué dices?

Que las empresas bajo el nombre de Yasikov estén funcionando todavía podría deberse a dos cosas: primero; que el ruso fuera perdonado y devuelto a sus funciones. Segundo; que algún emplacado haya ganado el control de las mismas. Pero hay un serio problema con cualquiera de las dos opciones.

—Dígame lo que está pensando —pide el cazador.

—La empresa está siendo manejada por alguien ajeno a la orden de sangre. No es posible que Kai haya perdonado a Yasikov, tampoco es posible que las empresas sigan perteneciendo a la orden a través de sus emplacados, porque Kai no hace ningún tipo de trato con el gobierno de los humanos. No hay manera de que eso pase.

—Correcto. —El cazador está orgulloso de su razonamiento—. El nombre de la nueva propietaria es Hannah Yamamoto y es humana, o por lo menos lo es en apariencia.

—¿Eso es posible? ¿En qué estaba pensando ese ruso?

—No lo sé con exactitud.

—¿Dices que es humana?

—Casi. Es de baja denominación, fue registrada al nacer con todos los trámites humanos y ha estado involucrada con ellos desde siempre.

—¿Sabe de la existencia de las criaturas?

—Lo suficiente como para llamarlo a usted —dice el cazador extendiendo frente a él un móvil.

Habaek mira el aparato un segundo y su cazador le indica con la mirada que debe contestar.

—Habaek.

—Buenos días, líder. —Se escucha la voz suave de una mujer—. El ancla envía saludos.

Al escuchar sus palabras, el corazón de Habaek se detiene por un momento. Todos los sonidos a su alrededor han sido silenciados, aves cantando, los coches que se escuchaban desde la ciudad, incluso los humanos que se escuchaban a varios kilómetros de distancia. Solo hay silencio absoluto y Habaek se concentra en recuperar las palabras en su garganta.

—¿El ancla? —pregunta el líder con una ligera opresión en el pecho.

—Sí, me ha pedido que le dé su saludo —responde la mujer, y lo que dice a continuación es el saludo que Habaek esperaría del ancla, porque solo ella lo llamaría de ese modo—. Hola, dragón de sombra.



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En el texto hay: rey, romance, accion drama

Editado: 24.02.2023

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