Rey de los muertos

Part. 2. DONDE SE QUEMAN LOS LOBOS

Hubo una época en la que la facción del norte era territorio hostil para los líderes del mundo. Había algo muy parecido a un líder en ese lugar, pero no fue elegida por nadie. Había criaturas bajo su mando, pero no eran cazadores. Allí la gran mayoría eran mujeres con herramientas extraordinarias para el combate.

Lo más increíble no era el sexo de los guerreros. Los líderes descubrieron un ejército formado por brujos y alquimistas que, por primera vez, trabajaban juntos, y eso sí era increíble. Los primeros líderes aprendieron a lidiar con todas las peculiaridades de ese territorio que, más tarde, pasó a ser parte de la orden de sangre, y los líderes posteriores aprendieron a hacer lo mismo. Más o menos.

Morthu lidia con la líder del norte a su manera, intentando mantener una tregua llena de insultos sutiles hacia el sistema de su facción. Ahora, la líder reclama a los rebeldes que encontró en su territorio y Morthu se muestra muy cooperativo, subiéndolos a un avión y luego a un autobús con un par de cazadores especiales escoltándolos.

—¿Cómo es la facción del norte? —pregunta uno de los rebeldes.

—¿Estás asustado, Mikael? —Se burla el cazador.

—¿Es cierto que solo hay mujeres allí?

—No te emociones. Es cierto que el número de mujeres es mayor, pero también hay cazadores.

Mikael ignora la amenaza implícita en su voz. Mira a través de la ventanilla, ya están llegando y desde su asiento puede ver una gran estructura de piedra. Es muy diferente a las instalaciones de la facción europea. Es un castillo, a todas señas más rústico.

El líder de la facción europea se mostró muy feliz de enviarlos al norte y Mikael pensó que era cruel para las mujeres que tendrían que soportarlos.

Los primeros en bajar del autobús son los cazadores especiales.

—Cinco rebeldes de clase B, llegando —reporta la criatura de ojos ónix.

—Buenos días, Kart. —Mikael escucha la voz suave de una mujer y se asoma por la ventana. La mujer tiene un abrigo de piel y no supera el metro setenta—. ¿Cómo estás hoy?

—Dejémonos de formalidades inútiles, Janine. ¿Dónde te los dejo?

—¿Cuándo aprenderás a ser más educado?

—No estoy aquí para perder el tiempo, mujer. —Al escucharlos, Mikael puede hacerse una idea de la clase de relación que tienen. Una basada en obligación.

Al subirlos al autobús no hace falta encadenarlos, las brujas de Morthu se aseguran de pegarlos a sus asientos con una simple orden.

—¿Por qué no se mueven? —pregunta Janine al subir al autobús. Los rebeldes observan la sonrisa burlona en la cara de los cazadores detrás de ella.

—Porque yo no quiero que se muevan —responde Kart.

La cazadora mira al conductor del autobús, otro que tampoco parece tener intención alguna de moverse de su asiento.

—¿Quieres que te invite un café, Kart? —pregunta, fastidiada.

—Si no es mucha molestia...

—Bien.

Janine se baja del autobús y en segundos, las grandes puertas del fuerte de rocas se abren para darles paso.

 —Te diré un secreto, Mikael —comenta Kart en tono cómplice—. Muy pocas veces tengo oportunidad de ver el interior de las instalaciones.

—¿Por qué? Eres uno de los cazadores favoritos de Morthu.

—Son bastante agresivas y no comparten su espacio si no sacan algo de eso. Todos pagan un precio por pisar sus terrenos.

—¿Tú también?

—Mi pago son ustedes, no estamos obligados a entregarlos. —Hace un gesto despectivo con la mano.

—Me alegro, podrás decirle a tu líder que hiciste turismo en el trabajo. —Kart se ríe.

—No te alegres, tú también tendrás que pagar algo.

—¿Yo? —Lo miró con incredulidad—. Yo soy un prisionero.

—Eso no te absuelve, Mikael. —Es la voz del conductor, quien le enseña una sonrisa tétrica a través del espejo retrovisor.

El autobús se detiene ante una fila de cazadoras y todos los pasajeros comienzan a bajar.

—¡Bienvenidos a la facción del norte! —anuncia una mujer que se ve más feliz.

Mikael presta atención a todo lo que le rodea. La mujer que les da la bienvenida de forma enérgica se ve diferente a todas las demás.

—No se alarmen, caballeros. Ahora están en un lugar mucho más civilizado, estoy segura de que resolveremos cualquier conflicto que se presente. De forma pacífica.

Los cazadores de Morthu se burlan al escucharla. A Mikael le da mala espina.

—Lo haces sonar como si nosotros fuéramos unos salvajes. —Kart hace un puchero que para nada tiene la intención de ser creíble.

—Sé cómo los tratan, cazador.

—¿Qué diablos hacemos en este agujero de mierda lleno de viejas? —dice uno de los compañeros de celda de Mikael, Mirto, luciendo bastante enojado.

La encantadora mujer lo escucha y camina hacia él con una expresión amable.



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En el texto hay: rey, romance, accion drama

Editado: 24.06.2024

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